En los dos meses que van de este año, se han presentado en Puebla dos hecho violentos en los que están relacionados compañeros de escuela. El primero es el suceso en el que un adolescente mata a otro por una compañera de aula en la que habían puesto la mirada ambos estudiantes y del que hablamos en un artículo anterior. El segundo se refiere al secuestro y asesinato de un joven a manos de su compañero y dos cómplices, jóvenes de la misma edad, es decir entre los 17 y 18 años, que a sangre fría asesinan y ya muerto piden quince millones de pesos a sus familiares por regresarlo con vida.
Este último evento, es de todas luces escalofriante, cuando uno piensa que estos muchachos tuvieron que planear cómo secuestraban y asesinaban a su compañero, pensaron en cómo abordarlo, cómo pedirle que subiera al tercero, cómo amagarlo y asesinarlo, cómo hacer contacto con los familiares… es claro que estos muchachos son inteligentes, su pensamiento crítico es fuerte, hicieron un plan maestro, que no cumple su ciclo porque son inexpertos, pero que si estos muchachos siguen por la vida sin desarrollar su pensamiento cuidadoso en pocos años serán expertos criminales, haciendo fechorías que seguramente completarán su ciclo.
Pero, ¿qué es esto del pensamiento cuidadoso? Es ese pensamiento que nos hemos olvidado de cultivar en niños y jóvenes y que tiene que ver con la parte ética del sujeto, es ese pensamiento que no hace pensar si lo que estamos pensando hacer es correcto o incorrecto, es el Pepe Grillo que nos hace reflexionar si los otros merecen nuestro respeto y nuestro cuidado o si no. Este pensamiento según Mathew Lipman, filósofo norteamericano, tiende al bien y la habilidad que tenemos que desarrollar para ejercerlo es la empatía. Es decir, la capacidad del ser humano para ponerse en los zapatos del otro, pero no solo para ver desde su óptica lo que pasa en la vida, sino para sentir como propio el dolor de ese otro, que es persona también.
Lipman asegura que sino cultivamos el desarrollo del pensamiento cuidadoso, de la misma manera en que se desarrolla el pensamiento crítico y el pensamiento creativo se corre el riesgo de formar personas pervertidas, egoístas, violentas, sin piedad que estén dispuestas a cualquier cosa por obtener bienes materiales o simplemente por obtener lo que ellos quieren, pasando por encima de quien sea. Y justamente este es el deterioro que está teniendo nuestra sociedad y en todos los niveles y clases sociales, pues estamos educando a nuestros hijos y jóvenes con un pensamiento cuidadoso muy bajo y estamos formando personas con una moralidad muy baja.
Pero, ¿cómo revertir esta triste situación? Dando ejemplo de qué es lo que consideramos importante como sociedad, es decir que cada adulto muestre a los niños y jóvenes cercanos y también los lejanos, que lo importante somos las personas y no las cosas, y mucho menos, el dinero. Que el respeto inicia por respetarse a uno mismo y al otro aunque sea diferente a uno o aunque tenga más cosas o aunque tenga menos cosas. Reconocer que la diferencia nos hace más ricos y nos da más posibilidades aprender los unos de los otros.
Mostrarles, que no siempre se puede obtener lo que se desea, y que el dinero y las cosas materiales implican esfuerzo para hacerse de ellas, por lo que no puedo andar por la vida matando gente para obtener fuertes sumas de dinero, que seguramente no les alcanzará para nada, pues han puesto en el centro de sus deseos cosas que pronto dejarán de satisfacerles para desear otras más caras y se acostumbrarán a matar personas para seguir obteniendo lo que quieren. Pero también necesitamos, los adultos, hablar con nuestros niños y jóvenes, reflexionar con ellos sobre el bien y el mal, sobre el respeto, sobre que tener bienes materiales no nos hace más, ni mejor persona.
Varios teóricos de la formación ética coinciden en que la formación de valores no es dar a conocer a los niños y jóvenes las definiciones de los valores, sino generar diálogo y por supuesto reflexión sobre cómo se deben vivir los valores, tal vez revisando situaciones reales, casos tipo y generar discusión de qué es lo éticamente correcto. La verdad es que no hay receta para esto, pero nuestros niños y adolescentes tendrían que estar pensando en la novia, en los estudios, en divertirse, en jugar, en aprender y no en ver cómo se deshacen de un “otro”, un “otro” que es otra persona como ellos, que tiene sueños, que busca vivir la vida y que está tratando de entender este mundo y vivirlo.
A mí me parece que el principio del respeto por el otro, inicia en el reconocimiento de la dignidad del otro como persona, en el reconocimiento de sus diferencias con uno mismo, en la aceptación del otro tal cual es, en la sensación del dolor que no se quiere sufrir, pero tampoco ocasionar a nadie. Esto lo hemos aprendido como un principio cristiano básico: no hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti. Si como adultos enseñamos esto, estaremos trabajando con el pensamiento cuidadoso que según Lipman, hemos descuidado.
La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com
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Dependiendo de la dosis recomendada, 1 sobre kamagra 100 mg es suficiente para 1-4 usos.