#Yo no soy Ayotzinapa

Por  José Rafael de Regil Vélez | Publicado el 05-11-2014

Hoy “todos somos Ayotzinapa” y con esta expresión indicamos en corto y en directo la solidaridad que tenemos con las familias de los estudiantes desaparecidos hace ya muchas semanas en Iguala, Gro. Y nuestra indignación por la colusión entre funcionarios públicos y el crimen organizado, por la violencia irracional y el gobierno que se rige y actúa a partir de intereses demasiado sectoriales.

Sin embargo hoy yo quiero decir que “Yo no soy Ayotzinapa”. Asentirlo me implica que si me pronuncio ante tal hecho debo hacerlo bajo mi propio nombre y apellido, así que me atrevo a señalar: “Soy José Rafael de Regil Vélez y repudio la violencia irracional ocurrida contra ciudadanos como los estudiantes de Ayotzinapa: heridos, acribillados y desaparecidos. Me indigno con  la incompetencia de las autoridades para manejar este asunto, para dar respuesta a los familiares y a todos los mexicanos que nos sentimos y sabemos vulnerados y vulnerables con lo sucedido en Iguala”.

Pero quiero dar un paso más: soy José Rafael de Regil Vélez y no estoy conforme con la educación que hemos recibido en México y nos hace poco competentes para analizar críticamente el país y el mundo en el que vivimos, que nos impide comunicarnos para decir con claridad qué postura tomamos y que al privilegiar los conocimientos y un sistema meritocrático basado en calificaciones nos impide ser formados en la libertad y la responsabilidad que ser ciudadanos supone.

De igual manera me opongo a que el periodismo y la información vertida en los medios de comunicación social sea considerada veraz, cuando en razón de su propia existencia puede ser cuando mucho verosímil. La lucidez al respecto me pide –y a todo ciudadano- ser educado en una percepción crítica de medios, en el terreno de la opinión y no las certezas absolutas, en el aprecio por la verdad histórica y no solo el acontecimiento de ayer por la mañana.

Soy José Rafael de Regil Vélez y disiento de la forma en la que las personas ocupan los puestos públicos, en su falta de profesionalismo y la ignorancia a partir de la cual toman las decisiones que nos afectan; discrepo de la forma en la que los partidos políticos tienen anulada la representatividad popular y en el poder legislativo crean leyes y reglamentos que cobijan los intereses de sus correligionarios y las personas y grupos que los patrocinan.

Como ciudadano repruebo que las políticas públicas no respondan a un proyecto de país transgubernamental y se agoten en los cuatros años de vida “útil” que puede tener un gobierno federal o estatal y en el escaso año y medio que tiene para operar el municipal.

Soy José Rafael de Regil Vélez y admiro a quienes se comprometen con las causas que los convocan en pro de un México mejor. Reconozco la entrega de muchas personas en organizaciones sociales que han hecho la gestión que nos lleva a la promoción y defensa reales que tenemos de los derechos humanos.

Reconozco la entrega de mujeres y hombres que día a día se levanta al despertar el alba y en un país de salarios injustos y legales hacen todo por llevar a sus hijos oportunidades de salud, de educación, de esparcimiento, de vestido y vivienda.

Me sobrecojo ante quienes han puesto en la palestra pública los problemas de fondo y que intentan proponer soluciones cuando en nuestra nación hay desaparecidos, violencia de género e intrafamiliar, incompetencia en las fuerzas públicas para resolver crímenes como secuestros, homicidios de estado, feminicidios, delincuencia organizada y de cuello blanco.

Admiro a quienes son capaces de encontrar en la sencillez de la vida diaria las buenas noticias de solidaridad, hermandad, justicia, creatividad, libertad, compasión que alimentan la esperanza sin la cual ningún empeño de cambio es sostenible.

Me sumo a quienes desde la academia y los medios de comunicación social intentan dialogar para construir una visión más allá de lo sentimental sobre quiénes somos, a dónde vamos y qué tipo de política debemos ejercer. Son mujeres y hombres que apuestan por una vida apasionada, al tiempo que racional, ponderadora, discerniente y dialogante con la firme convicción de que nuestra vida personal y social no es patrimonio de unos cuantos sino responsabilidad de cada uno.

Hoy yo no soy Ayotzinapa como slogan de un colectivo sin rostro. Como me dijo mi amigo Leopoldo Díaz Mortera: la voz de todos termina siendo la voz de ninguno. Soy una persona que se suma a otras con nombre y apellido –puesto que mi experiencia más radical es que los humanos somos seres relacionales y nunca meramente individuos- y que toma postura ante la única vida que me ha tocado vivir y en la que, me guste o no, debo apostar por la justicia y la fraternidad que hacen que ser humano con dignidad sea de alguna manera posible.

El autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

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Dependiendo de la dosis recomendada, 1 sobre kamagra 100 mg es suficiente para 1-4 usos.

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