Perfil de un psicólogo comunitario

Por  Itziar Bruyel Vollrath | Publicado el 18-02-2015

Un psicólogo comunitario debe, en primer lugar, ubicarse en el contexto en el que vive. Como dice Ignacio Martín Baró, debemos de establecer teorías desarrolladas tanto en nuestro país, como en Latinoamérica, que estén hechas tomando en cuenta nuestra coyuntura actual, y no solamente retomar las teorías realizadas en otro país y en otra época. Podemos rescatar lo más relevante de estas teorías “universales” para aterrizarlas en el aquí y el ahora.

El psicólogo comunitario debe de generar interacción y diálogo dentro de la propia comunidad, para que los cambios se generen desde adentro. Debemos comenzar por aquellas comunidades pobres y desfavorecidas, como sugiere Martín Baró, ya que ellos son nuestros pueblos y la columna vertebral de nuestra sociedad.

Eric Hobsbawm, en su texto “Cómo cambiar al mundo”,  nos habla de que el cambio debemos de generarlo juntos. No para el otro, sino junto con el otro. Permitir que el dolor ajeno nos permeé y nos dé motivación y fuerza.

Consideramos que un psicólogo comunitario debe también de conocer los Derechos Humanos, violados a diario en miles de lugares de nuestro país y el mundo. Zigmunt Bauman menciona que debemos tener la posibilidad de ejercerlos, lo cual nos lleva a la consciencia de defender los derechos del otro. Debemos desalienarnos, volvernos una sociedad que camine hacia adelante, hombro con hombro.

La sociedad, como dice Alain Touraine, solo puede ser salvada por nosotros: los sujetos. Estos sujetos que en la actualidad son individualistas, indiferentes a las necesidades del otro, egoístas y desconectados de la realidad. Es por eso que el sociólogo francés no se aleja mucho de la verdad cuando dice que la sociedad ha desaparecido.

Un psicólogo comunitario debe conocer los problemas que aquejan a la gente, favorecer el diálogo, la comunicación y la interacción, no para arreglarles la vida, sino para darles herramientas útiles que les ayuden a enfrentarla.

Actualmente, existen diversos fenómenos y problemas que afectan al mundo en general. Cada época ha tenido sus problemas específicos, lo cual no significa que hayan desaparecido posteriormente, sino que otros se han vuelto más latentes y frecuentes.

En la actualidad, nuestro país y nuestra gente vive una situación crucial: el fenómeno migratorio. No hablamos solamente de los mexicanos que viajan en busca de una vida mejor, sino también de aquellos centroamericanos que pasan por nuestro país con el objetivo de llegar a los Estados Unidos. Estas personas sufren de violaciones a sus derechos, son víctimas de la violencia y la pobreza en sus países de origen, y sin embargo tienen esperanza.

Un psicólogo comunitario debe de conocer la esperanza de su gente, lograr que éstas identifiquen su problemática y tengan propuestas. Que dialoguen entre ellos, que se apoyen. Todo esto, tomando en cuenta las características particulares de esta gente y de su contexto.

Se debe reinventar la psicología, contribuir a la liberación (Martin Baró) para que nuestra propia gente desarrolle ideas y teorías orientadas a nuestros problemas, a nuestra actualidad.

Rescatar las tradiciones, no olvidar la cultura, sentir orgullo por nuestras raíces y amar y respetar al otro.

Si es necesario, inventar palabras y conceptos que describan nuestra realidad (Almeida), tener la información pertinente a nuestro alcance, comprensión e idioma. El psicólogo comunitario debe de transformar al individuo en sujeto, haciéndolo partícipe e integrado. Que no encuentre diferencia entre él mismo y el otro. Además, debe de conocer a la gente, desde sus creencias hasta sus problemas. Tener propuestas viables sobre una realidad concreta.

Ser psicólogo comunitario no es solamente el adentrarse en una comunidad, sino informar al resto de la sociedad de lo que ahí acontece. Ayudar al otro, pero principalmente enseñarle a cómo avanzar, juntos.

Al decir “salir adelante” no nos referimos a conceptos como educación o economía. Sino que, hacemos referencia a su dignidad, a la justicia, a alzar la voz. A generar, como dice Pilar Calveiro, “mi dignidad defendiendo la dignidad del otro”. Debemos retomar valores fundamentales, ser una sociedad de nuevo, (si es que, como dice Touraine, ésta ya no existe), no ser indiferentes, resistir a la alienación. Interesarnos por el otro, reflejo, en consecuencia, del interés por uno mismo.

Entonces, la labor del psicólogo comunitario se vuelve crucial en la actualidad.  Sin embargo, no podemos olvidar que lo importante no es cambiar al mundo, sino a una parte de él, para que poco a poco, el cambio sea de manera global.

La autora es alumna de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

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