Profesor y 2 alumnos llevan 3 años desaparecidos; vivían en Xicotepec

Por  Staff Puebla On Line | Publicado el 17-09-2019

Se han cumplido tres años desde la desaparición de Aurelio Alfonso Solís Castañeda, estudiante de nuevo ingreso de la Universidad Tecnológica de Xicotepec, Puebla. A la fecha, la familia no tiene rastro o pista clara que pudiera llevar a su paradero, o al menos a tener una pequeña noción de qué paso con el joven, su novia, y su maestro; en cambio, solo ha obtenido revictiminización de las autoridades y una investigación con múltiples anomalías, denunciaron.

Aurelio Alfonso desapareció junto con su novia África Leticia Quiroga Castro, 21 años, y su maestro, Roberto Hernández Sánchez, 29 años, el 8 de septiembre de 2016 cuando presuntamente iban al centro de la ciudad de Xicotepec, Puebla.

“Aquel día el mundo se cayó sobre nosotros [ en estos tres años] aprendimos que la ausencia de un ser querido ni con todo el dinero del mundo se llena”, expresó Patricia Solís, hermana mayor del joven.

Patricia Solís platicó, en entrevista con SinEmbargo, que durante este periodo de búsqueda, el caso se ha estancado o incluso ha retrocedido en algunas ocasiones porque constantemente les cambian de Ministerio Público.

Además, denunció, que las autoridades ministeriales en Puebla también han cometido diversas omisiones en la indagatoria, entre ellas, que archivaron los resultados de ADN por más de un año sin enviarlo a la oficina correspondiente, porque el MP no se molestó en solicitaros; tampoco les dieron una sábana de llamadas y se negaron a actuar a tiempo para obtener videos de los comercios de donde se cree que pudieron pasar las víctimas.

Aurelio tenía una relación con África, quien tuvo un bebé y la joven le comentó que él era el padre del niño.

La pareja a veces se alternaba; en días se quedaban en casa de Poncho o a veces en la de África, agregó Patricia.

El jueves 8 de septiembre, Alfonso y África salieron de casa de él y avisaron que irían al centro de Xicotepec, ubicado a unas dos cuadras de su casa. Irían a comprar unos artículos que necesitaba el niño y regresarían en media hora. Eran cerca de las 5: 30 de la tarde. Desde entonces, la familia de Pocho no ha sabido con certeza más de ellos.

Los padres de Poncho, al ver que ese jueves no llegaba a casa, pensaron que quizá se habría ido a la vivienda de su novia.

“Como la familia de África vivía cerca de la Universidad donde él estudiaba y un fin de semana antes él se había quedado ahí para ya no tener que viajar tanto, cuando él no llegó a nuestra casa, mi mamá creyó que él estaba en casa de África”, explicó la entrevistada.

Las llamadas se iban directo al buzón de voz, sin embargo, a los parientes de Aurelio no les alertó, pues en la zona donde vive África, la señal es mala.

La familia de Poncho no se enteró de la desaparición hasta el domingo, cuando la mamá de Roberto Hernández Sánchez, un profesor de Aurelio, acudió a su casa para preguntar por el maestro porque la última vez que había sido visto era con Aurelio y África.

“Vino una amiga de nuestra familia, que es la mamá de Roberto, –que era muy amigo de nosotros–, y nos preguntó que si el maestro estaba en la casa o que si podía hablar con Aurelio porque no encontraban a Roberto”.

La madre de Aurelio acudió a la vivienda de África y preguntó por el joven. “La familia le dijo que ahí no están y que también no los habían visto desde el jueves y que ellos también pensaban que la pareja estaba en nuestra casa (la de Aurelio)”, añadió la hermana.

Los parientes de Poncho y Roberto de inmediato iniciaron la búsqueda al percatarse que ninguno de los tres aparecía. Comenzaron en redes sociales. La radio local ayudó al lanzar spots sobre la búsqueda.

“El pueblo nos conocían porque trabajábamos en cosas de la radio, entonces, la noticia de la desaparición se dio a conocer de manera inmediata”, recordó Patricia.

Debido a que era domingo, y ese día el Ministerio Publico no trabaja, la denuncia fue interpuesta hasta el lunes 12 de septiembre de 2016.

Los allegados de las víctimas están seguros que fueron desaparecidos, sin embargo, hasta la fecha no hay un avance o pistas contundentes que permitan establecer una hipótesis o indicios de lo ocurrido a las tres personas desaparecidas. Contrario, culpó la entrevistada, han padecido una serie de omisiones y anomalías por parte de las autoridades de la Fiscalía General de Justicia de Puebla.

Al inicio, los ministeriales pidieron a los familiares que cerraran las cuentas de Facebook, que no buscaran por redes sociales, ni difundieran la búsqueda, “porque podríamos afectar la investigación que supuestamente ellos estaban haciendo, cuando en realidad no hicieron nada”, detalló Solís.

Patricia, desde el inicio, solicitó la sábana de llamadas del celular de Aurelio, pero jamás le ha sido entregado dicho historial, mismo que por el tiempo que ha transcurrido, ya pudo haberse perdido.

“Yo quería saber si alguien le había llamado a mi hermano, si alguien lo había citado, y hasta el día de hoy no tenemos la sabana de llamadas”, dijo.

El encargado de homicidios y desapariciones de la casa de justicia en Huauchinango, Puebla, un municipio aledaño a Xicotepec, le dijo a la familia que no podían darle la sábana de llamadas porque la desaparición no estaba tipificada como un delito grave, y que ellos no podían tener acceso.

También solicitaron a las autoridades de Xicotepec un oficio para poder obtener los vídeos e imágenes de las cámaras de seguridad de diferentes comercios, –donde estimaban que pudieron pasar los desaparecidos–, pero les negaron girar dichos oficios.

“Nos dijeron que podía llevarse meses o hasta años para que los comercios, las tiendas, pudieran darnos esas grabaciones”, comentó la entrevistada.

La constante rotación de ministerios públicos es otro de los aspectos que menciona la familia de Alfonso Solís. En su caso, desde el inicio a la fecha, han cambiado al menos cinco veces de agente.

“El primero que llegaba, lo cambiaban a los seis meses o a los cinco meses y, era volver a empezar, volver a platicar, volver a recordar, sufrir, a pedir que vayan a pedir entrevistas de sospechosos”, detalló.

Los afectados son quienes prácticamente han realizado la investigación, comentó. Los avances y posibles pistas, eran proporcionados por los familiares.

“Nosotros éramos los que, se podría decir, que hacíamos la función que deberían hacer los policías ministeriales, que realmente no hacían nada porque decían que no se daban abasto con la cantidad de delitos que había; que solamente había tres policías ministeriales para toda la ciudad y que solamente tenían un carro para moverse, nos pedían a nosotros que les tuviéramos ‘compasión’, y que entendiéramos que eran muy pocos para toda la ciudadanía”, recordó Patricia.

Aunado a eso, la familia también se llevó una desilusión con la actuación de las autoridades de la universidad a la que acababa de entrar Aurelio.

“Algo muy doloso para nosotros, es que el rector de la Universidad Tecnológica de Xicotepec (en 2016), hizo una reunión con el alumnado y con los maestros, y como era tiempo de ingreso a la escuela, les dijo que negaran que mi hermano estudiaba en esa Universidad; que negaran que tenía una matrícula; que, si habían visto algo o escuchado algo, que no dijeran nada”, relató.

LAS PISTAS EN VERACRUZ

La familia no descarta que la desaparición se pudo registrar en Poza Rica, Veracruz, debido a una versión que proporcionó la mamá de África. De acuerdo con Patricia, la madre de la joven declaró que ella vio – ese jueves 8 de septiembre– a los tres en la estación de autobuses.

“Nos enteramos que la mamá declaró que un amigo de África, originario de Papantla, Veracruz, se puso en comunicación con ella, y le dijo que era increíble que hubiera desaparecido África lo citó a él en Poza rica o Papantla el fin de semana, que quedó de ir a verlo”, señaló.

En la declaración de la mujer, África le habría llamado alrededor de las 5: 30 de la tarde y le pidió que pasara por el bebé a la terminal de autobuses porque ellos iban a viajar, entonces la mamá supuestamente llegó y ahí le dieron al niño y se fueron”.

La familia de Poncho supone, de ser cierta la versión, que quizá África pidió a Poncho y Roberto, que la acompañaban a Veracruz y ahí se pudo llevar a cabo de la desaparición. Sin embargo, dicha versión no ha pido confirmarse totalmente.

Patricia detalló que han sido los tres años más difíciles de su vida. Para quienes tienen a un familiar desaparecido, enfrentan un desgaste físico, económico y emocional. La familia de Aurelio volcó toda su energía y sus recursos en la búsqueda del chico, en los que solventar los gastos implica sacrificios, pues constantemente tienen que viajar de Xicotepec a Puebla, que están ubicadas a casi tres horas y media de distancia.

Fuente: Sinembargo

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