Numerosos médicos y científicos coinciden en que el nuevo coronavirus no sólo puede dañar los pulmones, sino también extenderse a varios otros órganos, incluso el corazón y los vasos sanguíneos, los riñones, el intestino y el cerebro, según un nuevo artículo publicado el pasado viernes en la revista Science, el cual describe cómo el COVID-19 ataca las células del cuerpo humano.
“[La enfermedad] puede atacar casi cualquier cosa en el cuerpo, con consecuencias devastadoras”, advirtió Harlan Krumholz, cardiólogo de la Universidad de Yale (EU), quien agrega que “su ferocidad es impresionante y humillante”.
La infección se inicia cuando el SARS-CoV-2 ingresa a la nariz y la garganta de una persona que ha inhalado gotas expulsadas en el aire por otra persona contagiada del virus.
Las células del revestimiento de la nariz son ricas en un receptor llamado enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2), al cual se une el COVID-19 para ingresar a la célula. Una vez dentro, el virus secuestra la maquinaria de la célula, haciendo innumerables copias de sí mismo e invadiendo nuevas células.
A medida que el virus se multiplica, una persona infectada puede no presentar síntomas o por el contrario desarrollar fiebre, tos seca, dolor de garganta, pérdida de olfato y sabor, o dolores de cabeza y cuerpo. Si el sistema inmunitario no contrarresta el SARS-CoV-2 durante esta fase inicial, el virus baja por la tráquea para atacar los pulmones, donde puede volverse mortal.
La batalla del cuerpo contra el virus interrumpe la saludable transferencia de oxígeno. Así, las células blancas de la sangre de primera línea liberan moléculas inflamatorias, llamadas quimiocinas, que a su vez convocan más células inmunes que atacan y matan a las células infectadas por virus, dejando por detrás líquido y células muertas.
Esta es la patología subyacente de la neumonía, con sus síntomas correspondientes: tos, fiebre y respiración rápida y superficial. Mientras que algunos pacientes consiguen recuperarse de ello con el apoyo del oxígeno inhalado a través de los orificios nasales, otros desarrollan el síndrome de dificultad respiratoria aguda y terminan requiriendo ventiladores pulmonares.
Algunos científicos sospechan que la gravedad de ciertos casos se debe a una reacción del sistema inmunitario, conocida como “tormenta de citoquinas”, que se produce cuando las células inmunes comienzan a atacar tejidos sanos. El caso es que el COVID-19 parece poder atacar también otros órganos del cuerpo humano.
ATAQUE AL CORAZÓN
Docenas de estudios señalan que el virus también ataca el corazón y los vasos sanguíneos, aunque todavía no está claro cómo lo hace. Una investigación mostró daños cardíacos en casi el 20 por ciento de 416 pacientes con COVID-19 en la ciudad china de Wuhan. Otra afirma que el 44 por ciento de 36 pacientes ingresados en cuidados intensivos en Wuhan tenía arritmias.
Además, el virus parece extenderse también a la sangre. Entre 184 pacientes ingresados con COVID-19 a cuidados intensivos en Países Bajos, el 38 por ciento tenía sangre que coagulaba anormalmente, mientras que casi un tercio ya tenía coágulos, los cuales pueden separarse y llegar a los pulmones para bloquear arterias vitales, una condición conocida como embolia pulmonar. Los coágulos de las arterias también pueden alojarse en el cerebro y causar un derrame cerebral.
La infección también puede conducir a la constricción de los vasos sanguíneos. Hay informes sobre isquemia en los dedos de manos y pies, una reducción en el flujo sanguíneo que puede provocar hinchazón, dolor en los dedos y muerte de los tejidos.
Asimismo, es posible que en algunas etapas de la enfermedad el virus altere el equilibrio de las hormonas que ayudan a regular la presión arterial y constriña los vasos sanguíneos que van a los pulmones.
ATAQUE A LOS RIÑONES
Según otro estudio, 27 por ciento de entre 85 pacientes hospitalizados en Wuhan experimentaron insuficiencia renal. Otra investigación encontró que el 59 por ciento de casi 200 pacientes hospitalizados por COVID-19 en las provincias chinas de Hubei y Sichuan tenían proteínas en la orina, y el 44 por ciento, sangre en la orina. Ello sugiere daño renal. Las personas con lesión renal aguda tenían más de cinco veces más probabilidades de morir que aquellos diagnosticados con el COVID-19 que no sufrían de los riñones, concluyó esa misma investigación.
No obstante, la lesión renal también puede ser resultado de un daño colateral. El caso es que los ventiladores aumentan el riesgo de daño renal, al igual que los compuestos antivirales, incluido el remdesivir, que se está utilizando para tratar el COVID-19. Las tormentas de citoquinas también pueden reducir drásticamente el flujo sanguíneo al riñón, causando daños a menudo fatales.
ATAQUE AL CEREBRO
Otros médicos sugieren que el nuevo coronavirus también puede atacar el cerebro y el sistema nervioso central. Estos especialistas han tratado a pacientes que estaban infectados con el COVID-19 y al mismo tiempo sufrían de encefalitis inflamatoria cerebral o convulsiones. Algunas de estas personas, al resultar contagiadas por el SARS-CoV-2, perdían brevemente el conocimiento, mientras que otras sufrían derrames cerebrales o perdían el sentido del olfato.
Un reciente estudio informó sobre rastros del nuevo coronavirus en el líquido cefalorraquídeo de un paciente con el COVID-19 que desarrolló meningitis y encefalitis.
No obstante, hay que tener en cuenta que existen otros factores que pueden estar dañando el cerebro. Por ejemplo, una tormenta de citoquinas podría causar inflamación cerebral, y una tendencia exagerada a la coagulación de la sangre podría desencadenar accidentes cerebrovasculares.
ATAQUE AL INTESTINO
El nuevo coronavirus puede infectar, además, el revestimiento del tracto digestivo inferior, donde también están presentes los receptores ACE2. Así, un equipo chino informó haber encontrado la cubierta proteica del virus en células gástricas, duodenales y rectales en biopsias de un paciente con el COVID-19.
Los intestinos no son el último destino de la marcha de la enfermedad a través del cuerpo. Por ejemplo, algunos pacientes hospitalizados desarrollaron conjuntivitis, aunque no está claro si el virus invade directamente el ojo. Entre tanto, otros informes sugieren daño hepático: más de la mitad de los pacientes con COVID-19 hospitalizados en dos centros chinos tenían niveles elevados de enzimas que indicaban lesiones en el hígado o los conductos biliares.
Fuente: Sinembargo