La pandemia de covid-19 se ha asociado a un empeoramiento de la salud mental entre los adolescentes, y esto incluye un aumento del número de pacientes con trastornos alimentarios. De hecho, las investigaciones indican que el número de adolescentes con trastornos alimentarios al menos se duplicó durante la pandemia.
Esto es especialmente preocupante dado que los trastornos alimentarios se encuentran entre los diagnósticos de salud mental más mortales, y los adolescentes con trastornos alimentarios tienen un riesgo de suicidio mayor que la población general.
Aunque los expertos no saben exactamente por qué se desarrollan los trastornos alimentarios, los estudios muestran que la insatisfacción corporal y el deseo de perder peso son factores clave. Esto puede hacer que las conversaciones sobre el peso y los comportamientos saludables sean especialmente complicadas con adolescentes y adultos jóvenes.
Como médico especialista en medicina del adolescente, he visto de primera mano el aumento de pacientes con trastornos alimentarios, así como los efectos perjudiciales de los estereotipos de los trastornos alimentarios. Trabajo regularmente con familias para ayudar a los adolescentes a desarrollar relaciones positivas con la imagen corporal, la alimentación y el ejercicio.
Es importante comprender los signos de un posible trastorno alimentario, ya que los estudios sugieren que un diagnóstico y un tratamiento oportunos conducen a mejores resultados a largo plazo y a mayores posibilidades de recuperación total.
¿Qué son los trastornos alimentarios?
Los trastornos de la conducta alimentaria, que suelen comenzar en la adolescencia, incluyen la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por atracón, otros trastornos específicos de la alimentación y el trastorno restrictivo evitativo de la ingesta de alimentos. Cada trastorno alimentario tiene unos criterios específicos que deben cumplirse para recibir un diagnóstico, que realiza un profesional experto en trastornos alimentarios.
Las investigaciones sugieren que hasta un 10% de las personas desarrollarán un trastorno alimentario a lo largo de su vida. Las complicaciones médicas de los trastornos alimentarios, como la frecuencia cardiaca baja y las anomalías electrolíticas, pueden ser peligrosas y dar lugar a hospitalizaciones, y la desnutrición puede afectar al crecimiento y al desarrollo. Muchos de los pacientes que atiendo en la clínica muestran signos de pubertad pausada y estancamiento del crecimiento, lo que puede influir en la salud ósea, la estatura adulta y otros aspectos de la salud si no se aborda con rapidez.
Los adolescentes también corren el riesgo de sufrir conductas alimentarias desordenadas, como vómitos intencionados, restricción calórica, atracones, exceso de ejercicio, uso de suplementos para adelgazar y abuso de laxantes.
Un estudio reciente estima que 1 de cada 5 adolescentes puede sufrir trastornos alimentarios. Aunque estos comportamientos por sí solos no pueden considerarse un trastorno alimentario, pueden predecir el desarrollo de trastornos alimentarios más adelante.
Los métodos de tratamiento de los trastornos alimentarios son variados y dependen de múltiples factores, como la estabilidad médica del paciente, las preferencias y necesidades de la familia, los recursos locales y la cobertura del seguro.
El tratamiento puede incluir un equipo formado por un médico, un nutricionista y un terapeuta, o puede implicar el uso de un programa especializado en trastornos alimentarios. La derivación a uno de estos métodos de tratamiento puede proceder de un pediatra o de un proveedor especializado en trastornos alimentarios.
Con información de Univisión