Es posible que a un gran número de comensales ya les aburra el abanico de frutas que siempre está a nuestra disposición y les apetezca probar gustos diferentes. Afortunadamente, la oferta en las fruterías crece día a día con nuevas propuestas, muchas de ellas procedentes de lejanos lugares, que permiten dar un extra de sabor e innovación a nuestra dieta. Un buen ejemplo de ello es el rambután -Nephelium lappaceum-, también conocido como lichas, mamón chino o achotillo. Pertenece a la familia de las sapindáceas, que incluye más de un millar de especies, como el exótico litchi. Aunque aún no es muy conocida, lo cierto es que en Malasia, de donde procede, y en algunos países del sudeste asiático disfrutan de sus bondades nutricionales desde tiempos inmemoriales. Las fuentes cuentan que fueron los comerciantes árabes quienes la llevaron al este de África durante el siglo XIII, donde hoy siguen cultivándola. Mientras que su presencia en Sudamérica es obra de los holandeses, siendo muy consumida en Brasil, Ecuador, México o Argentina. Si te topas con esta diminuta fruta ovalada, puede que su aspecto te desconcierte y se te quiten la ganas de probarla, ya que está cubierta por una corteza con pequeñas hebras de color rojo que recuerdan a las espinas de los erizos y que le han hecho valedora del apelativo 'lichi peludo'. Sin embargo, una vez retirada la piel, nos encontramos con una carne transparente y de textura gelatinosa, que proporciona un intenso sabor dulzón, sumamente refrescante y agradable al paladar.
En el ámbito nutricional, el rambután también tiene mucho que decir. Despunta por su contenido en vitamina C, pues proporciona alrededor de 70 miligramos por cada 100 gramos de producto, la cual sobresale por su poder antioxidante, por reforzar el sistema inmunológico y fomentar la absorción del hierro. También tiene una pequeña cantidad de vitaminas del grupo B, especialmente ácido fólico o vitamina B9. Asimismo, la pulpa atesora interesantes cantidades de fibra dietética que, como bien es sabido, es saciante y constituye una excelente aliada del tránsito intestinal, la metabolización de los alimentos y, por lo tanto, las buenas digestiones. También contiene 0,65 gramos de proteínas y 20 de hidratos de carbono por cada porción de 100 gramos, aportando una buena dosis de energía. Además, contiene ácido gálico, un fenólico natural que tiene propiedades antivirales, fungicidas y antioxidantes, por lo que previene el envejecimiento prematuro.
También comporta una gran cantidad de minerales, en particular el cobre, que mantiene a punto los huesos, los vasos sanguíneos y la producción de glóbulos rojos y blancos; el calcio y el magnesio, esenciales para el fortalecimiento de los huesos y la salud muscular; el fósforo, parte activa en la formación de las proteínas y la conservación de las células y los tejidos; y el potasio, crucial para la buena salud muscular y celular y la transmisión nerviosa. Sin olvidarnos que más del 80% de su composición es agua, por lo que el contenido energético no excede las 80 kcal, haciéndolo idóneo para quienes siguen una dieta de adelgazamiento. No obstante, las virtudes del rambután parece que no quedan en las mencionadas, pues es posible que ayude a prevenir la diabetes, tal y como apunta un estudio publicado en 2017 en la revista 'Nutrients'. La investigación se realizó con ratones y comprobó que la cáscara de este fruto exótico contiene una actividad antidiabética. La razón estriba en que "la cáscara aumentó el peso corporal y redujo el nivel de glucosa en sangre en ayunas de los ratones diabéticos. También redujo significativamente los niveles séricos de colesterol total, triglicéridos, creatinina y proteína sérica glicosilada", aseguran sus autores. No obstante, la línea de investigación sigue abierta.
Fuente: Alimente +