Hasta el momento en México no se han identificado casos de viruela símica, conocida también como viruela del mono, como los registrados en 12 países. En el contexto internacional vigente, el Comité Nacional para la Vigilancia Epidemiológica (Conave), integrado por las instituciones del sector Salud, publicó un aviso epidemiológico con el propósito de que todas las unidades médicas de primero, segundo y tercer nivel de atención reporten los casos sospechosos que se identifiquen.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan que hasta el 21 de mayo se han confirmado 92 casos y 28 sospechosos en Alemania, Australia, Bélgica, Canadá, Estados Unidos, España, Francia, Italia, Países Bajos, Portugal, Reino Unido y Suecia; estos casos se detectan fuera de los países africanos en donde esta enfermedad es endémica y se han detectado más de mil 300 casos.
Hasta el momento no se ha identificado como una enfermedad de transmisión sexual y no existe tratamiento específico. Este padecimiento cursa con dos periodos clínicos que, generalmente, se quitan sin complicaciones entre dos y cuatro semanas después de iniciar los síntomas.
La primera fase que se desarrolla en los primeros cinco días se caracteriza por fiebre, dolor de cabeza intenso, ganglios inflamados, dolor de la espalda baja, dolores musculares y falta de ganas de moverse o hacer alguna actividad física. La segunda fase es la de aparición de pequeñas ampollas, que inicia los días uno y tres después del inicio de la fiebre; en ese momento aparecen las distintas fases del sarpullido que, por lo general, afecta primero la cara y posteriormente se extiende al resto del cuerpo.
El sarpullido inicia con máculas (manchas de color diferente) y evoluciona asincrónicamente a vesículas, pústulas (lesiones con pus y llagas) y costras. Es una enfermedad parecida a la varicela, pues ambos virus son de la misma familia.
El diagnóstico se realiza por reacción de la polimerasa en cadena (PCR), en muestras de exudado húmedo o seco de las lesiones cutáneas, preferentemente el líquido de las vesículas o pústulas; alternativamente, las costras.
La Secretaría de Salud recomienda a la población en general:
Lavarse las manos de forma frecuente, con agua y jabón o solución alcohol gel.
Cubrir nariz y boca con la parte interna del codo al estornudar o toser.
Evitar compartir alimentos, bebidas, cubiertos y platos.
Cuando se esté físicamente cerca de una persona enferma, usar mascarilla médica, especialmente si está tosiendo o se tiene lesiones en la boca.
Lavar la ropa, toallas, utensilios para comer y sábanas que hayan estado en contacto con la persona enferma, utilizando agua tibia y detergente.
Limpiar y desinfectar los espacios en los que se haya encontrado una persona enferma y evitar el contacto cercano.
Evitar el contacto con las lesiones; si se deben tocar, utilizar guantes y desechar de forma correcta.
En caso de presentar síntomas, acudir a atención médica y evitar el contacto con otras personas.
No se recomiendan las restricciones a viajes ni al comercio desde países donde se hayan identificado casos.
La Dirección General de Epidemiología, a través de la Unidad de Inteligencia Epidemiológica en Salud (UIES), da seguimiento puntual al evento y a las nuevas comunicaciones y publicaciones al respecto.