¿Quién no tiene en mente al mítico Popeye recurriendo a su suplemento de espinacas para plantar cara a Bruto? Varias generaciones hemos crecido viendo sacar molla a este marinero de rudo aspecto, pensando que las espinacas, sus fieles aliadas, estaban cargadas de hierro.
Sin embargo, aquella realidad se desmontaba nutricionalmente pero, ¡que no cunda el pánico! No son ricas en hierro pero sí en muchos otros minerales y vitaminas como el manganeso o el magnesio, así como de vitamina A, C, E y, por si fuera poco, un aporte calórico muy bajo, perfecto para guardar la figura. Además, es muy versátil en tu cocina e incluso es perfecta para los que creen que no toleran la espinaca.
Llamada en botánica Spinacia oleracea, la espinaca es una planta herbácea y anual del género Spinacia, cotizada por sus preciadas hojas verdes, que tienen forma ovalada y pueden ofrecer un aspecto rugoso. Pertenece la familia de las Amarantáceas y a la subfamilia de las Chenopodioideae, donde encontramos otras plantas como la quinoa (género Chenopodium) o la remolacha (género Beta).
El ser humano la cultiva desde hace más de dos milenios, apareciendo en Asia Central, en la zona del actual Irán, donde se extendería hacia el Lejano Oriente (China) y hacia Oriente Próximo (Palestina y Arabia).
No sería hasta el siglo IX, aproximadamente, cuando los sarracenos desembarcaron en las costas italianas y Europa conoció la espinaca. Más adelante, ya en el siglo XII, se tiene constancia de su popularización en todo el Mediterráneo árabe, incluyendo España, que fue la puerta de entrada de la espinaca, cuyo nombre deriva del árabe isfinaj y éste, a su vez, del persa aspanakh. Así se desmonta el mito de que espinaca deriva del latín y de los conceptos spina, algo que no haría justicia a tan sabrosa verdura.
En los huertos y cultivos, la espinaca se caracteriza por tener un único tallo central, largo y carnoso, con alturas que superan los 30 centímetros pero no sobrepasan el metro. De él brotan las hojas, siempre de color verde intenso, de mayor tamaño en la parte inferior y más pequeñas y delicadas en la parte superior.
Aunque pertenecen a la misma familia, hay diferencias notables diferencias entre distintas espinacas, siendo las más populares las espinacas savoy (de hoja rugosa, crespa y relativamente duras) que las espinacas de hoja lisa, que no tienen rugosidades y son más sutiles al paladar. El concepto espinaca baby no es un tipo de espinaca, sino una recolección temprana, aprovechando así las hojas más jugosas, frescas y tiernas.
PROPIEDADES Y BENEFICIOS
Como hoja verde que es, la mayor parte de la espinaca está compuesta de agua, teniendo apenas 23 calorías por 100g de producto y siendo pobre en proteínas, grasas o carbohidratos.
Donde realmente está su importancia nutricional en los aportes vitamínicos y minerales. Por ejemplo, es rica en vitamina A (100g de espinaca cruda aportan el 59% de la dosis diaria), que es necesaria para mantener una buena salud oftálmica y para fortalecer el sistema inmunitario. También es muy rica en vitamina C (no sólo los cítricos pueden presumir de ello) y es que 100g de espinaca tienen 28mg de esta vitamina (el 34% de la dosis diaria recomendada), necesaria para reducir la hipertensión o para mejorar nuestra piel, además de tener virtudes desestresantes.
A su vez, es rica en ciertos minerales como el magnesio (100g de espinaca aportan el 22% del magnesio diario), que nos vendrá muy bien para mantener la musculatura y para reducir el cansancio y la fatiga. También es rico en manganeso (43% de la dosis diaria recomendada en 100g de espinaca cruda), al que necesitamos para favorecer la producción de tejidos cartilaginosos o para asimilar la vitamina E.
Sin embargo, como abríamos el tema, el aporte de hierro o de calcio de la espinaca no son especialmente aprovechables, debido a la presencia de ácido oxálico (los denominados oxalatos) que impiden una buena asimilación de minerales. Razón por la que es conveniente consumir cocinadas, aunque sean ligeramente, las espinacas y así no interfieran en la absorción de otros minerales.
Fuente: Directo al Paladar