Las vacunas desarrolladas por Pfizer-BioNTech y Moderna ofrecen una protección más duradera – incluso podrían ser años – contra la COVID-19, de acuerdo a un estudio publicado en la revista científica Nature.

“Sorprendentemente, se mantuvieron altas frecuencias de células B y PB de GC de unión a S en estos LN de drenaje durante al menos doce semanas después de la inmunización de refuerzo”, señala la investigación realizada por 23 especialistas.

Los científicos analizaron los ganglios linfáticos, que es donde se encuentran las células inmunes o células B y donde se fortalecen para combatir los virus. Según el estudio, cuanto más tiempo se encuentren ahí las células más fuertes serán para luchar contra el virus.

Para el estudio los investigadores analizaron a 41 personas vacunadas con Pfizer-BioNTec, de ellas ocho ya habían padecido COVID. Se tomaron muestras de los ganglios linfáticos de 14 personas en diferentes periodos: entre 3 a 15 semanas después de su primera dosis de vacuna.

Con esto los científicos vieron que 15 semanas después las células B tenían una alta actividad y que el número de ellas – que serán las que combatan a la COVID – no habían disminuido.

Ali Ellebedy, investigador de la Universidad de Washington en St. Louis y uno de los científicos que lideró el estudio, dijo a The New York Times que era una muy buena señal que esta actividad continuara casi cuatro meses después de la vacunación, pues en general las reacciones de las células alcanzan un punto máximo una o dos semanas después de recibir la vacuna y luego disminuyen.

Esto significaría que estas vacunas mantendrían la protección para las personas por años después de su aplicación y sin necesitar refuerzos.

Ellebedy señaló que su estudio solo contempló las vacunas Pzfizer y Moderna hechas con ARN mensajero y no las producidas con otros métodos, como la de Johnson & Johnson, pero dijo que ésta tendría una respuesta inmune menos duradera.