Noticias en Salud informa que la pandemia está revolucionando la medicina y la psicología.
Y lo está haciendo de una manera que los padres de la psicología no entenderían… porque eso de tratar a un paciente sin verle o a través de un ordenador, les parecería un invento de ciencia ficción.
De hecho aún hay muchos profesionales que se escandalizan cuando se habla de la terapia online y creo que es por desconocimiento y miedo.
Llevo ocho años ejerciendo como psicóloga y desde el principio elegí la modalidad online. Recuerdo mis principios… atendiendo a los pacientes por email, sin ver sus caras ni escuchar su voz. Y aun así logré ayudar a muchas personas de esta manera.
Con los años he ido evolucionando e incorporado a mis servicios la atención telefónica y por videoconferencia. Y si te digo la verdad, casi todos mis pacientes los atiendo por teléfono… porque no es necesario vernos para conectar.
Comenzar por la modalidad de terapia online fue un gran reto porque tuve que adaptar todo lo que sabía a un medio poco interactivo. De modo que fue una etapa de mucho aprendizaje y creatividad, creando ejercicios que se pudieran hacer a distancia e iniciándome en la grabación de relajaciones, visualizaciones y meditaciones… lo que ya es algo natural en mí.
Y en 2020 llegó la pandemia por Covid-19 y la mayor parte de los psicólogos tuvieron que adaptarse a intervenir con sus pacientes de la manera en que yo llevaba siete años atendiendo. Me imagino el estrés que han debido de experimentar al tener que adaptarse a un medio nuevo, adaptar su manera de trabajar y quitarse miedos. Un reto, sin duda.
Cuando nos confinaron en marzo del año pasado, yo me sentía tranquila porque sabía que había hecho una buena elección. Siempre sentí dentro de mí que el futuro de la psicología pasaba por la atención online y la vida me confirmó aquello que la intuición me había susurrado.
Hoy quiero mostrarte algunas cosas de la terapia online que tal vez desconozcas y que te pueden ayudar a decidirte por este tipo de modalidad.
El miedo nos limita: El miedo es nuestra gran barrera para desarrollarnos, pero es lógico, queremos sobrevivir y para ello debemos protegernos. El problema es que cuando el miedo actúa sin que seamos conscientes, es quien guía nuestra vida. Y creo que esto le ha ocurrido a muchos profesionales que, acostumbrados a trabajar de una determinada manera, les cuesta renovarse. Pero siempre hay solución.
En cuanto a los pacientes, aún existe un gran estigma en torno a acudir al psicólogo, como si fuera algo malo, cuando cuidar tu mente te asegura vivir una vida plena. El miedo inicial es normal, tan solo prueba a hablar con alguien y si te sientes escuchado y acogido, no lo pienses más y cuida también tu mente y emociones.
La conexión más allá de lo físico: Vivimos en un mundo físico que es tan intenso, que nos ha hecho olvidar que conectamos por medio de la energía más que por la piel. Es cierto que la comunicación no verbal (gestos, miradas, movimientos) nos ayuda a los profesionales a conectar mejor con la experiencia interna de los pacientes, pero he de decirte que yo conecto con ellos aunque no los vea.
Y es que mi oído se ha ido entrenando en estos años, al igual que mi intuición y ahora soy capaz de captar las emociones del paciente a través de su tono de voz, sus silencios, el ritmo al que habla o las palabras que usa. Y no siento que haya perdido conexión con ellos por no verlos o no poderles tocar, al contrario, conecto más profundamente.
El tacto es una parte importante de la escucha y la ayuda, pero me he dado cuenta de que yo puedo abrazar con mis palabras, mi tono de voz, con mi apoyo y confianza incondicionales a quien busca mi ayuda. Sé que puede parecer imposible, pero la conexión con otras personas es energética y cuando estás en contacto contigo y con la otra persona, la magia ocurre y la sanación llega.
La escucha siempre funciona (incluso cuando lees): Creo que la parte más importante de mi trabajo es la escucha… sí… mucho más que mis palabras. Porque el paciente necesita alguien que vea su mundo desde sus propias gafas. Yo me pongo sus gafas temporalmente y después le muestro su relato a través de mi perspectiva, que es mucho más amplia porque no estoy implicada emocionalmente en sus experiencias.
Y me he dado cuenta de que la escucha la hago con mis oídos, pero también con mis ojos (cuando leo un email que me envía un paciente o las tareas que le mando para casa) y con el resto de mi cuerpo. Mi cuerpo escucha atentamente al paciente y eso me hace comprender lo que le ocurre y necesita.
La escucha es el eje central de mi trabajo y también de mi vida, porque de tanto observar y escuchar, aprendo.
Sin límites ni fronteras: Creo que esta es la gran ventaja de la terapia online. De hecho, aproximadamente el 80% de mis pacientes, no viven en mi ciudad, pero eso no es ninguna barrera. Y la verdad es que me gusta no estar anclada a una consulta física, a un barrio o a una ciudad, porque yo quiero ayudar a personas de toda España, de todo el mundo. Y la terapia online me permite ayudar más allá de lo físico y de sus barreras.
Flexibilidad: Una de las primeras cosas que aprendí cuando comencé a adaptar mi manera de trabajar al mundo online, fue la flexibilidad. He de decirte que me costó un poco, porque hacía un año que había acabado el máster de psicooncología y siempre había aprendido a atender a un paciente al que puedes mirar. Creo que ser más flexible y no aferrarme a las creencias que habían instalado en mi mente desde la universidad, fue una de las cosas que más me costó. Después de superar esa prueba, gané en flexibilidad para todo en mi vida.
Otra parte importante de la terapia online, es la gran flexibilidad que tengo para organizar mi jornada de trabajo. Puedo tener un horario más amplio para adaptarme a las necesidades de mis pacientes y también puedo encajar el resto de mis proyectos en los ratos libres que tengo entre sesiones, lo que me hace rendir más y mejor.
Para los pacientes, esta flexibilidad se expresa en encajar la terapia con el resto de responsabilidades porque da igual si trabajas desde casa o tienes hijos, estar en casa mientras tienes terapia, es una ventaja enorme.
Salud emocional al alcance de todos: Y esta es la razón por la que adoro la psicología online, porque se ha democratizado la atención psicológica. Las tarifas de los psicólogos que atendemos online son más económicas que las modalidades tradicionales. Y si ofreces diferentes modalidades de atención psicológica (como hago yo), cualquier persona puede permitirse cuidar de su mente y emociones.
Creo que la salud emocional es un derecho que tenemos por el mero hecho de ser humanos, pero en el mundo en que vivimos, parece que es algo reservado a la gente con medios económicos (porque la seguridad social tiene una presencia de psicólogos limitada y escasa).
La pandemia está cambiando la economía de las personas, pero los problemas psicológicos y emocionales están creciendo cada vez más y creo que es una irresponsabilidad no ayudar a quien sufre. Porque sé que de mi ayuda, los pacientes salen reforzados y se sienten capaces de lograr cualquier cosa en la vida… simplemente porque recuperan su poder.
Adoro mi profesión, disfruto de cada sesión porque cada paciente es diferente y adaptarme a lo que necesitan, me ayuda a seguir aprendiendo y evolucionando, convirtiéndome en una mejor profesional. El camino hasta llegar aquí no ha sido fácil, pero ahora disfruto de cada segundo, ahora vivo plenamente en el presente.
Si crees que necesitas ayuda psicológica, no lo dudes más, acude a un profesional que te ayude. Porque toda tu salud nace en la mente.