Noticias de Salud informa que con la donación de órganos, la muerte de una persona puede conducir a la supervivencia de muchas otras, pero cuando muere un donante, ¿cómo guardan los médicos sus órganos para el trasplante?
Lo cierto es que, para ser donante de órganos, la persona debe de estar en un hospital, con un ventilador y tener algún tipo de lesión neurológicamente grave, es decir, una muerte cerebral o muerte cardíaca. La muerte cardíaca ocurre cuando el paciente tiene un daño cerebral tan severo que nunca se recuperaría por completo. Generalmente, este daño puede afectar diferentes partes del cerebro.
Pueden tener una pequeña cantidad de funcionalidad cerebral, pero el médico determina que nunca podrán recuperarse. El donante solo se mantiene vivo mediante un ventilador, del cual su familia puede optar por sacarlo. Esta persona sería considerada legalmente muerta cuando su corazón deja de latir.
La mayoría de los órganos donados provienen de casos de muerte cerebral, en los que el donante no tiene ninguna función cerebral, según un estudio de 2020 de la revista BMJ Open. Este paciente tiene una pérdida irreversible de la función de todas las regiones del cerebro, incluido el tronco encefálico.
Un médico diagnostica a una persona como «muerte cerebral» cuando ese paciente está en coma, no tiene reflejos del tronco encefálico y falla una prueba de apnea que sirve para mostrar si se ha perdido toda la función del tronco encefálico. Una persona con muerte cerebral está legalmente muerta, incluso si todavía está respirando con un ventilador. Es el médico, no el equipo de trasplante de órganos, quien hace esa llamada.
Mientras que el cuerpo del donante se mantiene vivo a través del soporte vital, el equipo de obtención de órganos prueba si sus órganos son seguros para el trasplante. Si el donante tiene cáncer o una infección como COVID-19, es posible que sus órganos no se puedan utilizar, pero no todas las enfermedades impiden el uso de órganos. Por ejemplo, un donante VIH positivo puede donar a un receptor VIH positivo.
Los análisis de sangre de rutina pueden revelar si los órganos como el hígado y los riñones son saludables. El equipo de obtención de órganos a veces inspecciona el corazón del donante en busca de daños o bloqueo al insertar un tubo delgado en una arteria o vena y enroscarlo a través de sus vasos sanguíneos hasta el corazón. También puede usar una radiografía de tórax para evaluar el tamaño, la infección o los signos de enfermedad de los pulmones.
Asimismo, pueden realizar más pruebas colocando un tubo delgado en los pulmones para evaluar aún más la infección y determinar si se necesitan antibióticos. Los cerebros nunca se trasplantan, pero todos los demás órganos se pueden donar en caso de muerte cerebral. No obstante, en el caso de muerte cardíaca, el corazón probablemente esté demasiado dañado para donarlo.
Después de probar los órganos, el equipo de obtención de órganos encuentra y confirma las coincidencias de receptores de la lista de espera nacional de trasplantes. Al mismo tiempo, los cirujanos del receptor fijan una hora para reunirse y valorar al donante.
En el caso de la muerte cerebral, los médicos comienzan a recuperar los órganos al sujetar el sistema circulatorio para evitar que el ventilador bombee sangre alrededor del cuerpo. Por otro lado, en el caso de muerte cardíaca, retiran el ventilador y esperan hasta que el corazón deje de latir, lo que puede tardar entre media hora y dos horas, luego cinco minutos adicionales para asegurarse de que el corazón del donante no se reinicie espontáneamente.
Los cirujanos pueden decidir no recuperar los órganos si el corazón tarda demasiado en detenerse y los otros órganos comienzan a morir. Para ambos tipos de donantes de órganos, los cirujanos luego drenan los órganos de sangre del donante, los vuelven a llenar con una solución de preservación fría y extraen los órganos.
Los cirujanos trasladan los órganos a los receptores y comienzan el trasplante. Deben actuar con rapidez; el corazón y los pulmones pueden durar de 4 a 6 horas fuera del cuerpo, el páncreas de 12 a 24 horas, el hígado hasta las 24 horas y los riñones de 48 a 72 horas. Mientras tanto, el cuerpo del donante, con los órganos extraídos, se prepara para un funeral u otro servicio conmemorativo.
La donación de órganos salva vidas y España puede decir con orgullo que es líder mundial en donación y trasplantes durante 28 años consecutivos. De hecho, en 2019, alcanzó los 48,9 donantes por millón de población (p.m.p.), con un total de 2.301 donantes, lo que ha permitido realizar 5.449 trasplantes de órganos, con máximos históricos en trasplante renal y pulmonar.