“¡Charito, Charito!”, se escucha cada que el candidato a gobernador de Puebla por la coalición Juntos Haremos Historia, Miguel Barbosa, agradece en sus mítines el apoyo de su esposa: María del Rosario Orozco Caballero.
Uno al lado del otro y tomados de la mano, suben a los templetes instalados en los municipios que el político de Morena recorre en esta, su segunda campaña por el Ejecutivo estatal.
En su camino, ella lo sostiene para que no pierda el equilibrio ante las dificultades que todavía le ocasiona usar la prótesis que tiene en la pierna derecha, luego de que el pie le fuera amputado en diciembre de 2013 tras sufrir complicaciones con la diabetes que padece.
Rosario, además, suele darle sus medicinas o acomodarle el cabello. En los mítines, siempre se le ve atenta, siempre está cerca, siempre actúa como una mano derecha en el camino de Barbosa rumbo a las elecciones del domingo 2 de junio.
Aunque ella minimiza su labor en esta campaña, conforme la contienda ha avanzado ha cobrado más notoriedad. No solo participa y tiene un rol protagónico en los actos públicos de Barbosa, con quien lleva casada 32 años. También acude a reuniones privadas, está en los ‘cuartos de guerra’ a la hora de las decisiones importantes y aparece en los videos promocionales del abanderado morenista.
En una de esas grabaciones —que Barbosa subió a redes sociales el 7 de abril y en que también aparecen sus hijos: Miguel y María del Rosario—, se escucha a Rosario describir a su esposo como “una persona de buen carácter y muy trabajador”.
A diferencia de las esposas de los otros candidatos, Enrique Cárdenas del bloque PAN-PRD-MC y Alberto Jiménez Merino del PRI, Charito es la que hace campaña de forma más activa, aunque ella sostiene que esto no es intencional.
“Soy una figura involuntaria. El que va a gobernar es él, si gana. Yo, después de la campaña, me voy a mi casa. Yo quiero llegar a su oficina y llevarle comida”, dijo la mujer a ADNPolítico, en uno de sus escasos encuentros con la prensa, pues hasta ahora no ha concedido entrevistas extensas.
En tanto, Barbosa sí reconoce que ella es una pieza clave de su campaña, aunque niega que su participación en esta contienda tenga el propósito de eventualmente impulsar una carrera política para ella, como ha ocurrido con otras parejas y como ocurrió en la propia Puebla, donde la fallecida Martha Erika Alonso alcanzó el gobierno estatal en 2018, siete años después de que lo hiciera su esposo, el también fallecido Rafael Moreno Valle (2011-2017).
“Soy un hombre tradicional que cree en los valores éticos y morales, por eso me acompaña mi esposa. Ya se hizo un poco conocida, a lo mejor la gente va a votar más por ella que por mí, es una buena persona. Les prometo que si veo que quiere ser candidata, me divorcio”, dijo en un acto público el 2 de abril en el municipio de Teziutlán, en la Sierra Nororiental de Puebla.
Insistió en ese compromiso unos días después, el 7 de abril, durante un mitin en Tehuacán, ciudad en la que ambos se conocieron cuando ejercían como abogados.
“Ya le dije que si se le empieza a ocurrir en buscar ser candidata, ya despuesito, me divorcio de la paisana de ustedes”, dijo Barbosa entonces.
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Que los candidatos a cargos públicos recurran a sus esposas u otros integrantes de sus familias para hacer campaña no es novedad. Expertos en imagen pública señalan que suelen hacerlo para proyectar su “lado humano” y tratar de conectar con los electores.
En su primera campaña por Puebla en 2018, Barbosa también recurrió a Charito, aunque de forma más discreta que en esta ocasión.
Mientras tanto, la esposa de Enrique Cárdenas, la académica María González de Cossío, sí ha acompañado a su pareja en corridos y encuentros con mujeres, pero en menor medida que su contraparte morenista.
Del lado del PRI, la esposa de Alberto Jiménez Merino, Christian Guzmán Jiménez, se ha mantenido al margen de la campaña. Las veces que ha acompañado al candidato tricolor a sus mítines ha sido como espectadora. Hoy, Guzmán Jiménez es la dirigente local del Organismo Nacional de Mujeres Priistas (ONMPRI).
Fuente: adnpolitico.com/Elvia Cruz