Autoridades de la Ciudad de México informaron del 5 de diciembre de 2018 al 10 de enero de 2020 fueron decomisado mil 908 teléfonos celulares en cárceles capitalinas.
De acuerdo con un comunicado del gobierno local, tan solo en los primeros 10 días de 2020 fueron decomisados 69 aparatos de comunicación.
“Fue una instrucción de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, incrementar las acciones para el retiro de objetos no permitidos, entre ellos celulares, chips, manos libres y sustancias prohibidas al interior de los reclusorios, así como evitar su ingreso en las aduanas”, dijo Hazael Ruíz Ortega, subsecretario de Sistema Penitenciario local.
Todo lo que se decomisa a través de estas revisiones, explicó, es puesto a disposición de la ahora Fiscalía General de Justicia de la capital.
Durante la semana pasada, la politóloga Denise Dresser contó en una columna en el diario Reforma cómo su madre de 83 años fue víctima de extorsión, con lo que otras personas en redes sociales contaron que también han recibido llamadas, presuntamente desde cárceles, para cometer este delito.
El Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de Ciudad de México, organización que por más de una década ha documentado el tema de la extorsión, reportó que tan solo de enero a septiembre de 2019 recibió 21 mil 410 llamadas de personas que sufrieron un intento de extorsión.
A partir de los reportes de extorsiones recibidos en 2019, el Consejo Ciudadano ha identificado las modalidades más comunes a través de las cuales los delincuentes buscan obtener información o recursos económicos de parte de las víctimas.
El método más frecuente son las denominadas “llamadas de sondeo” con las que -bajo la promesa de alguna promoción, viaje o premio- los delincuentes consiguen obtener datos personales de las víctimas, desde nombres o domicilios que posteriormente pueden ocuparse para una extorsión, hasta información bancaria. De los 21 mil 410 reportes de extorsión recibidos de enero a septiembre de 2019, el 34% correspondieron a llamadas de este tipo.
El segundo tipo son los supuestos “secuestros”, con un 25.2% de casos. Consiste en exigir dinero a la víctima haciéndole creer que un familiar suyo ha sido secuestrado. Los delincuentes buscan engañar a la persona dándole datos que puedan ser verosímiles del supuesto pariente secuestrado, o simulando voces de angustia.
La tercera modalidad más común es la de las “amenazas” con un 21%. Es muy similar a la anterior solo que, en lugar de simularse el secuestro del familiar, simplemente se promete hacerle daño si no se recibe a cambio algún bien o pago.
Fuente: Animal Político