Ya estamos a unos días de que se lleve a cabo el Gran Premio de México, uno de los mejores del año, y no lo decimos nosotros, sino la misma organización del Gran Circo a nivel mundial, no por nada se ha ganado el reconocimiento como el mejor de la temporada por cuatro años consecutivos, y este pinta para ser el quinto.

Es por ello que aquí te decimos las razones por las que consideran el GP de México como el mejor del calendario. 

La altura. La pista en la Ciudad de México le da un toque especial, ya que se encuentra a 2,285 m sobre el nivel del mar, más de 1000 que el siguiente circuito más alto del calendario, lo que representa varios retos para los equipor, lo que le pone un sabor extra. 

En la altitud, la concentración de oxígeno es más baja que al nivel del mar, lo que significa que hay un impacto en el rendimiento del automóvil y la unidad de potencia, y la aerodinámica funciona de manera diferente debido a que el aire más delgado proporciona menos carga aerodinámica; luego está el impacto de enfriamiento, porque el aire menos denso entra en estos sistemas.

Además de eso, el compresor tiene que trabajar más para garantizar la proporción correcta de aire a combustible para el proceso de combustión en el motor de combustión interna (ICE). Todo se suma a dolores de cabeza para los ingenieros.

El Foro Sol. Dentro del Autódromo Hermanos Rodríguez en el rediseño de la pista se tomó una de las mejores deciciones que se hayan hecho en la historia, y es el de pasar la pista entre el antiguo estadio de béisbol. En la curva 12, los conductores giran a la derecha en una sección del estadio, el Foro Sol, donde abordan una serie de curvas de baja velocidad frente a dos grandes tribunas.

El podio también se encuentra en frente de esta sección.

Más acción en la pista. Si bien la sección del estadio es un lugar increíble para ver de cerca los autos y unirse a las celebraciones posteriores a la carrera, el primer sector es donde sucede tanta acción. La carrera hacia la curva 1 siempre es dramática, con una recta de 1.2 kilómetros que separa la esquina final y el primer punto de frenado.

Con los conductores que alcanzan velocidades máximas de más de 320 km / h en esta carrera, el efecto de deslizamiento permite adelantar mucho en la primera curva, pero también es fácil bloquear un freno dada la cantidad de velocidad que necesitan los autos.

La Fiesta. El ambiente de la carrera es toda una fiesta, algo que les encanta a todos los visitantes.  El Foro Sol ciertamente ayuda con esa atmósfera, ya que decenas de miles de fanáticos pasan por alto una sección de la pista y el podio, a las afueras del paddock de Fórmula 1.

El paddock a menudo ve mucha acción, con música tradicional, comida, arte y eventos que tienen lugar en un área que este año se diseñará para parecerse a una calle mexicana.

La historia. En el corto tiempo que el Gran Premio de México ha vuelto al calendario, ya ha sido escenario de una serie de momentos dramáticos. En los últimos dos años, Lewis Hamilton aseguró el campeonato de pilotos aquí a pesar de las difíciles carreras para Mercedes, con Max Verstappen ganando en ambas ocasiones para Red Bull.

Pero algunas de las primeras ediciones de la carrera fueron igualmente dramáticas, con 1964 viendo el clímax de una batalla a tres bandas por el campeonato. Graham Hill, John Surtees y Jim Clark tuvieron la oportunidad de llevarse el título, y aunque Hill era el favorito, Clark estaba listo para una victoria sorprendente cuando surgieron problemas de fiabilidad en las últimas vueltas y Surtees se aprovechó para llevarse su primer campeonato en circunstancias increíbles.

Cuatro años más tarde y hubo otro enfrentamiento por el título a tres bandas, aunque esta vez Hill ganó la victoria, y su segundo campeonato de pilotos, cuando los desafíos de Jackie Stewart y Denny Hulme se desvanecieron.

El lugar fue uno de los favoritos entre los pilotos durante todo ese tiempo y una vez más a finales de los años ochenta y principios de los noventa, el pase de Nigel Mansell por fuera de Gerhard Berger hacia la temible Peraltada en 1990, una de las imágenes icónicas de la F1 en el circuito.

Fuente: Atracción 360