Cuando Sylvie empezó a ir a las clases de Nxivm, un supuesto grupo de autoayuda, notó que había varias fotografías del líder, Keith Raniere, a quien le decían Vanguardia.
Las personas que asistían a esas clases en Albany, Nueva York, parecían idolatrar a Raniere, según testificó Sylvie en el juicio contra el líder por cargos de tráfico sexual y asociación delictiva. La testigo contó que los participantes aplaudían, se inclinaban y recitaban una “declaración de misión y visión” que terminaba con un dicho al unísono: “Gracias, Vanguardia”.
Sylvie dijo que esa experiencia la hizo pensar que nunca volvería a esas clases. Pero regresó y, con el tiempo, terminó siendo parte de un subgrupo clandestino dentro de Nxivm en el que era llamada “esclava” y la obligaban a seguir a ciegas a algún “maestro”. Dijo que llegó a permitir que Raniere le practicara sexo oral, porque creía que no podía negarse.
Uno de los temas que ha despertado gran curiosidad en las seis semanas del juicio federal contra Raniere ha sido cómo logró persuadir a tantas personas, que parecieran ser inteligentes, para que lo dejaran controlar sus vidas.
Seis exmiembros de Nxivm han testificado y explicaron cómo el grupo adoctrinó a las personas, las hizo cambiar sus creencias morales y las convenció de seguir a ciegas las reglas de Raniere, incluso cuando eso significaba violar la ley o tolerar una conducta sexual indebida.
A lo largo de los años las enseñanzas de Nxivm establecieron el marco filosófico para el grupo, en el cual se enseñaba a los integrantes a sustituir sus principios por los de Raniere y a considerar que cualquier desviación de las enseñanzas del líder representaban una herejía. Según los testigos, en la comunidad se fomentaban los actos de recriminación hacia cualquier persona que disintiera.
Los testimonios afirman que el centro de las enseñanzas de Nxivm era la idea de que la gente tenía que aprender a hacer caso omiso de sus instintos, comportarse con otra racionalidad y rechazar las convenciones sociales que, según les decían, los convertían en “robots”.
Richard Ross, quien dirige el Cult Education Institute en Nueva Jersey, testificó que fue contratado por los padres de integrantes de Nxivm para poder separarlos del grupo. “Me quedó claro que este grupo estaba enfocado en la personalidad, definida por un solo líder, muy similar al caso de la Cienciología y a L. Ron Hubbard”, dijo en el estrado.
Además de Sylvie, el jurado escuchó a otras tres testigos —Daniela, J. y Nicole—, cuyos nombres reales no fueron revelados porque se consideran víctimas.
Dos exmiembros de alto rango de Nxivm, Lauren Salzman y Mark Vicente, también ofrecieron sus testimonios. Salzman, cuya madre fundó la organización con Raniere, también fue imputada pero se declaró culpable en marzo.
La socióloga Janja Lalich, de la Universidad Estatal de California, campus Chico, es autora de varios libros sobre sectas y dijo que Nxivm comparte muchas características de ese tipo de grupos.
Lalich explicó que las sectas usualmente promueven un compromiso ferviente hacia un líder especial y que no rinde cuentas, además de que desincentivan cualquier discrepancia y controlan a los integrantes por medio de sentimientos de culpa, vergüenza y presión social.
“Mientras más hayan absorbido e interiorizado el sistema que les dicen que crean se les hace más difícil cuestionarlo”, dijo la socióloga en referencia a la conducta de los miembros de una secta. “Su concepto de sí mismos va siendo remplazado por el lugar que ocupan en la secta y cuando ya están en esa esfera de influencia cualquier conducta aberrante termina pareciendo normal”.
Raniere, de 58 años, cofundó Nxivm en los años noventa como una organización de autoayuda ubicada cerca de Albany. Sus miembros lo consideraban como el hombre más ético del mundo y alguien que podría ayudarlos a tener vidas más satisfactorias.
Los procuradores dicen que explotó a sus seguidores, quienes pagaron miles de dólares por los diversos cursos. Entre otras cosas, Raniere está acusado de fundar el subgrupo clandestino DOS en Nxivm, en el que las mujeres eran marcadas con sus iniciales y se les exigía tener sexo con él.
Ahora, Raniere enfrenta cargos de conspiración, asociación delictiva, robo de identidad, extorsión, trabajo forzado, lavado de dinero, delitos cibernéticos y tráfico sexual.
Sus abogados afirman que las enseñanzas de Raniere beneficiaron a muchas personas y que las relaciones sexuales que sostuvo fueron consensuadas. Los defensores indican que actuó de buena fe aunque sus métodos sean cuestionados por algunos.
Durante el proceso judicial varios testigos describieron la elevada imagen que Raniere tenía entre los integrantes de Nxivm.
“La gente decía que podía alterar el clima, que tenía efectos sobre la tecnología”, dijo Vicente, un cineasta de Los Ángeles. “Para cuando lo veías por primera vez sentías como que estabas viendo a una especie de deidad”.
Salzman, quien formó parte de la veintena de mujeres que sostuvieron relaciones sexuales con Raniere, testificó que algunos de los programas de Nxivm se trataban de “crear una comunidad de personas y casi como un ejército para aislar y proteger a Keith y sus creencias, para legitimar y abogar por el estilo de vida que él quería”.
De acuerdo con el testimonio de Salzman, los líderes de Nxivm buscaban aprender qué era lo que más querían o temían las personas y les presentaban sus cursos como una solución.
Vicente dijo que algunos de esos cursos de alto nivel estaban pensados para cambiar la “programación” de los estudiantes y comentó que el proceso era como el de hackear una computadora. Los cursos erosionaban el sentido “instintivo” de la ética de las personas, según Vicente.
“En esencia se trataba de redirigir la brújula moral”, dijo.
Los cursos eran una manera de reclutar y de evaluar cuán susceptibles eran las personas a la filosofía de Raniere, dijo Daniel Shaw, psicoanalista y autor de un libro que estudia la relación entre los líderes de las sectas y sus seguidores.
Shaw, quien dijo que ha hablado con veinte o más exintegrantes de Nxivm en los últimos años, comentó que las enseñanzas eran promovidas como maneras de mejorar las vidas de las personas pero que también ponían a prueba los límites de los participantes acerca de hasta dónde llegarían para avanzar hacia las metas impuestas por Raniere.
Un programa llamado Jness enseñaba que las mujeres eran fundamentalmente egoístas, narcisistas y manipuladoras, de acuerdo con Sylvie, quien dijo que con eso empezó “a odiar el hecho de ser mujer”.
Sylvie, quien se unió al grupo cuando tenía 18 años, dijo que llegó a creer que tomando más clases se iba a “arreglar”. Testificó que le presentaron DOS como un grupo que iba a ayudarla “a ser la persona que siempre quise ser”. Nadie le dijo que Raniere estaba involucrado.
Para unirse, entregó fotografías íntimas suyas a una integrante de alto nivel de DOS, Mónica Durán. Sylvie comentó que le dijeron que dar ese material “colateral” era una manera de demostrar su dedicación.
En su testimonio dijo que el miedo a que fueran compartidas las imágenes la hizo sentir que no podía rehusarse a las órdenes de su maestra, Durán, ni siquiera cuando le dijeron que fuese a la habitación donde Raniere le hizo sexo oral.
“Me sentía como en un ámbito oscuro completamente distinto”, dijo. “No fue lo que imaginé cuando conversé con Mónica en la sala de Jness sobre cómo volverme una mejor persona”.
Los exmiembros de Nxivm dijeron que se quedaron en el grupo a pesar de tener ciertas reservas, en parte porque era muy difícil reconocer que se habían equivocado.
Nicole, una actriz de California, dijo que se unió a DOS por invitación de Allison Mack, quien era coprotagonista de la serie Smallville y a quien Nicole consideró como su mentora. Cuando tenía miedos, dijo, Mack la apaciguaba.
“Ya estaba entrampada”, testificó Nicole. “Porque quería creerle”.
Otra testigo, identificada como J., dijo que el colateral que dio para DOS incluyó su relato de haber sido abusada sexualmente a los 12 años. J. contó que Mack le dijo que cumplir su “tarea de seducir” a Raniere la ayudaría a sanar el trauma.
“Lo que ahora entiendo es que me estaban aclimatando para que fuera parte de su harén”, dijo J. y añadió que terminó yéndose y no cumplió con la tarea que le habían encargado.
Los miembros de Nxivm también eran condicionados para creer que Raniere era moralmente superior. La gente que lo disgustara era acusada de cometer “infracciones éticas”, según los testigos, y se esperaba que expiaran sus faltas con “penitencias”. Quienes no lo hicieran eran aislados.
Daniela, cuyos padres se mudaron de México al estado de Nueva York para unirse a Nxivm, dijo en el estrado que Raniere entabló una relación sexual con ella y con su hermana menor cuando eran adolescentes. Daniela dijo que el líder se enfureció cuando ella le dijo que le atraía otro hombre, pero que a otras personas solo les dijo que ella estaba siendo “soberbia”.
“Sentí que yo estaba mal, que había hecho algo incorrecto y que realmente tenía que arreglarlo”, declaró Daniela.
Tiempo después, Raniere ordenó su confinamiento en una habitación hasta que superara su “infracción”. Se quedó en esa habitación por casi dos años hasta que su padre y un integrante de alto rango de Nxivm la llevaron hasta la frontera con México.
“Creo que estábamos siendo increíblemente abusadores”, dijo Salzman sobre lo sucedido con la joven mexicana. “Nada de lo que hacía era lo correcto y no le ofrecimos ayuda, simplemente la expulsamos de la familia”.
Fuente: The New York Times