“La maestra Elba Esther Gordillo puede tener en el partido el lugar que quiera”, afirma, sin vacilar, Fernando González, coordinador nacional de las Redes Sociales Progresistas (RSP), partido político en ciernes que, con el magisterio como fuerza mayoritaria, nace para respaldar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
González Sánchez es yerno de Gordillo, cuyo nieto, René Fujiwara Montelongo, también pertenece a las RSP creadas en todo el país para apoyar la campaña electoral de López Obrador y cuya estructura territorial es la base del partido en construcción, uno de los 32 que han solicitado registro.
Junto con ambos participan en la preparación de las 20 asambleas estatales y los 3 mil 500 afiliados que la ley exige para obtener el registro, numerosos dirigentes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), del que Gordillo fue presidenta “vitalicia” hasta que, en 2013, fue encarcelada por Enrique Peña Nieto.
Aunque González aclara que su suegra no ha manifestado su deseo de afiliarse al nuevo partido ni pretende participar, directa o indirectamente, en la organización del mismo –una vez que ya está libre y exonerada de los delitos que se le imputaron–, admite que tendrá peso político.
“Liderazgo no sé, pero peso político yo creo que sí”, subraya el subsecretario de Educación Básica en el gobierno de Felipe Calderón, cuando la secretaria era la actual senadora Josefina Vázquez Mota, y enseguida asegura que el nuevo partido será “un defensor público” de López Obrador y su proyecto de cambio de régimen.
“Sin duda. Uno de nuestros principales objetivos es que este país no vuelva a tener un gobierno conservador”, subraya González, quien rechaza la proscrita reforma educativa de Peña, nacida del Pacto por México, impulsada por organizaciones de la ultraderecha política y empresarial como Mexicanos Primero, del magnate Claudio X. González.
El partido en construcción asociado a Gordillo, afirma, ya tiene posiciones políticas y legislativas en el país derivado de las elecciones del año pasado: al menos 35 diputados federales y senadores, así como entre 35 y 40 legisladores en los estados y presidentes municipales, postulados por los partidos Morena, del Trabajo (PT) y Encuentro Social (PES), integrantes de la coalición Juntos Haremos Historia.
Sobre el nicho electoral que pretende, González precisa: “Podemos ser un partido de centro-izquierda progresista que defienda a la clase media y las libertades, pero que postule a la vez un Estado con tutoría social, con responsabilidad social que, creo yo, es de alguna manera una socialdemocracia contemporánea sin etiquetas ideológicas”.
Y enarbolando causas nacionales y locales, el nuevo partido asume, sin equívocos, el respaldo a López Obrador, cuyos dirigentes del magisterio y del Partido Nueva Alianza, ya sin registro, lo combatieron en 2006 y 2012.
“Nosotros vemos con profunda simpatía los cambios que está impulsando López Obrador. Estamos decididos y dispuestos a dar el debate público para que salga adelante”, subraya González.
–¿Es un partido satélite?
–No, es un partido crítico.
–¿Comparsa?
–Tampoco, porque en la política necesitamos quitarnos esas etiquetas. Lo que está en juego en México es muchísimo más grande que el interés de algunos grupos. Y yo creo que si un hombre como él, con su liderazgo, con su prestigio, con su honorabilidad, está dispuesto a entregar todo por cambiar al país, sería muy injusto, muy egoísta, regatearle el apoyo público que requiere.