En una investigación conjunta con el Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI), denominada Operación Caribe, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de México bloqueó las cuentas a decenas de personas y empresas pertenecientes a una banda originaria de Rumania involucrada con el saqueo de cajeros automáticos en Cancún y en otros destinos turísticos dentro del país.
Una fuente de la UIF confirmó que la banda es encabezada por el ciudadano rumano Florian Tudor, quien es investigado por portación de armas de uso exclusivo de las fuerzas armadas, delitos contra la biodiversidad y operaciones con recursos de procedencia ilícita.
“Por acuerdo del gabinete de seguridad nacional del Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, bloqueamos a 79 personas físicas y morales de un grupo delictivo con personas de nacionalidad rumana y mexicana, que se dedicaban a clonar tarjetas de crédito y débito en los destinos turísticos”, confirmó el titular de la UIF, Santiago Nieto, a través de su cuenta de Twitter.
En un comunicado, la UIF señaló que detectó operaciones entre miembros de la banda por 463 millones de pesos; transferencias internacionales por más de 483 millones, así como la emisión de cheques y miles de transferencias interbancarias por 4 mil 643 millones de pesos.
Desde febrero de 2020, el FBI solicitó a la UIF su colaboración para rastrear las propiedades y transacciones realizadas por Florian Tudor, presunto líder de la banda, y sus socios Adrian Constantin Tiugan y Adrián Ninel Enachescu.
El bloqueo de cuentas ocurrió ocho meses después de que OCCRP (Organized Crime and Corruption Reporting Project), Quinto Elemento Lab, Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) y Rise Project publicaran una investigación que reveló las operaciones del grupo criminal rumano.
La fuente de la UIF estimó que la banda está involucrada con operaciones ilícitas por 240 millones de dólares al año a nivel global, cifra similar a la que reveló la investigación periodística.
En el centro de esta investigación se encuentra la empresa Top Life Servicios SA de CV, creada en diciembre de 2013 por Adrian Constantin Tiugan, un delincuente de Rumania que tenía órdenes de detención internacionales por haber participado en un esquema de saqueo de cajeros automáticos en Italia y el Vaticano.
Tiugan creó Top Life en Quintana Roo con un permiso migratorio expedido a nombre de Paul Daniel Ionete, un delincuente rumano de bajo perfil dedicado al tráfico de drogas al que le usurpó la identidad. El 1 de marzo de 2014, esa empresa firmó un contrato con banco Multiva para colocar cajeros automáticos en la Península de Yucatán y el Pacífico mexicano.
La organización criminal, con ramificaciones en tres continentes, saqueó entre 2014 y 2019 unos 1,200 millones de dólares de cajeros automáticos alterados que colocó en diferentes ciudades de México, de acuerdo con documentos que forman parte de la investigación periodística y de entrevistas con docenas de fuentes.
La UIF confirmó que el intercambio de información entre agencias mexicanas y el FBI permitió identificar a la organización integrada por rumanos y mexicanos que estableció su centro de operaciones en Cancún, Quintana Roo, y en otras zonas como la Riviera Nayarit, Los Cabos y Puerto Vallarta.
El líder de la banda de la Riviera Maya ha estado en el punto de mira de las autoridades mexicanas desde marzo de 2019, cuando la Fiscalía General de la República inició una investigación por el delito de portación sin permiso de armas de uso exclusivo de las fuerzas armadas, de acuerdo con solicitudes de información.
La policía mexicana aún no ha hecho públicos los motivos por los que Tudor y sus socios están siendo investigados. Fuentes consultadas no respondieron si existen órdenes de aprehensión contra los integrantes de la banda.
La banda de la Riviera Maya utilizaba dispositivos llamados “skimmers”, los cuales se introducen en el cajero automático y se usan para leer la banda magnética de las tarjetas bancarias. Mientras tanto, una pequeña cámara graba el momento en que la persona introduce su clave. Armados con esta información, los delincuentes pueden clonar la tarjeta de la víctima y usarla para compras o para sacar efectivo.