¿Por qué desapareció la Luna en el año 1108?

Por  Staff Puebla On Line | Publicado el 10-05-2020

“En el quinto día del mes de mayo apareció la luna que brillaba, y luego, poco a poco, su luz disminuyó, de modo que, tan pronto como llegó la noche, se extinguió tan completamente que no se vio ni la luz, ni el orbe, ni nada en absoluto

“En el quinto día del mes de mayo apareció la luna que brillaba, y luego, poco a poco, su luz disminuyó, de modo que, tan pronto como llegó la noche, se extinguió tan completamente que no se vio ni la luz, ni el orbe, ni nada en absoluto. Y así continuó casi hasta el (siguiente) día, y luego apareció de nuevo llena y brillante”.

La anglosajona Peterborough Chronicle -también conocida como el Manuscrito Laud- no puede ser más clara. El 5 de mayo de 1110, la luna ‘desapareció’ del cielo y nadie sabía por qué. La primera explicación plausible que puede plantearse sería que había demasiadas nubes. Pero el propio cronista ya se encargó de invalidar esa posibilidad. “Toda la noche, el firmamento fue muy claro, y las estrellas sobre todos los cielos brillaban con mucha fuerza”.

Así que han tenido que pasar más de 900 años para que finalmente se haya podido dar una solución a ese misterio. La satélite terrestre no fue, como es evidente, a ningún lugar. Se mantuvo en el cielo, a 384.400 kilómetros de la Tierra. La explicación es otra y no ha sido nada sencillo encontrarla.

Los investigadores de la Universidad de Ginebra han tenido que revisar los núcleos de hielo de Groenlandia para identificar que, entre 1108 y 1113, se produjo una de las señales de deposición de sulfato más grandes del último milenio. “Durante mucho tiempo se creyó que eran producto de la erupción del volcán islandés Hekla en 1104”, explican en un artículo publicado en la revista Scientific Reports . Pero ahora se ha revelado que esos registro representan una importante erupción tropical que tuvo lugar en el año 1108.

“Un velo de polvo pasó sobre Europa en mayo de 1110”, escriben los autores del artículo. “La evaluación de los núcleos de hielo apunta a varias erupciones, muy próximas en el tiempo, entre 1108 y 1110. Creemos que el monte Asama, cuya mayor estallido del Holoceno ocurrió en agosto de 1108 y está documentado de manera creíble por un observador japonés, es un contribuyente plausible al elevado sulfato en Groenlandia”, añaden.

Las graves modificaciones climáticas posteriores habría proporcionado las condiciones ambientales que acabaron provocando unas crisis de subsistencia en Europa occidental entre 1109 y 1111. El exceso de lluvia en Francia, Bélgica e Inglaterra redujo el rendimiento de los cultivos, lo que llevó a una irremediable inflación que acabó con hambrunas en varias regiones, incluida Catalunya.

Los científicos apuntan que los eclipses lunares totales más oscuros registrados desde el siglo XVII ya se habían relacionado con grandes erupciones volcánicas como la de 1600 en Huaynaputina (Perú), la de 1641 en el Monte Parker (Filipinas), la de 1815 en Tambora (Indonesia), la de 1883 en el Krakatoa (entre Java y Sumatra), la de 1912 en el Katmai-Novarupta (Alaska), la de 1983 en El Chichón (México) o la de 1991 en el Pinatubo (Filipinas).

Por eso, con los resultados del análisis de los núcleos de hielo en la mano, los investigadores revisaron a fondo textos europeos y del Próximo Oriente de principios del siglo XII. Su búsqueda recuperó 17 informes históricos originales “vinculados de manera creíble” a los siete eclipses observables desde Europa y registrados en el catálogo de la NASA entre 1100 y 1120: el 17 de septiembre de 1103, el 11 de enero de 1107, el 6 de julio de 1107, el 5 de mayo de 1110, el 8 de agosto de 1114, el 16 de junio de 1117 y el 10 de diciembre de 1117.

El testimonio recogido en las Peterborough Chronicle no solo contrasta con los textos que hablan de “lunas rojas como la sangre” para otros eclipses anteriores y posteriores, sino representa “uno de los relatos más largos y detallados que conocemos de cualquier eclipse lunar oscuro entre los años 500 y 1800, rivalizando con la aparente oscuridad de los eclipses lunares totales notados tras las erupciones del volcán Samalas de Indonesia en 1257 y del Krakatoa en 1883”, explican.

La oscuridad del eclipse ‘negro’ de 1110 llamó la atención de los astrónomos durante mucho tiempo. Georges Frederick Chambers (1841–1915) consideró que la luna se volvió “bastante invisible en lugar de brillar con el familiar tono cobrizo”. Los autores del estudio también han podido documentar “ un enfriamiento medio de aproximadamente 1° C en 1109, una anomalía que es comparable a la observada después de otras grandes erupciones”, concluyen.

Fuente: La Vanguardia

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