La nave espacial OSIRIS-REx de la NASA, cuyo fin es tomar una muestra del asteroide Bennu y regresarla a la Tierra, observó que la superficie de su objetivo es diferente a las observaciones preliminares de la misión.
Las imágenes del asteroide que es considerado un remanente de la formación del Sistema Solar, posee un terreno accidentado repleto de grandes rocas, contrario a datos previos que exponían un área lisa cubierta de polvo fino.
"El terreno accidentado fue en contra de todas nuestras predicciones. Bennu ya nos está sorprendiendo, y nuestro emocionante viaje allí recién comienza”, señaló el investigador principal de OSIRIS-REx en la Universidad de Arizona en Tucson, Dante Lauretta.
El equipo OSIRIS-REx aún no determina la cantidad y tamaño de las rocas en la superficie del asteroide: no obstante, debido a que la densidad de piedras es mayor a lo esperado, significa que los planes de recolección de muestras se deben ajustar.
La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), señala que debido a las condiciones rocosas del terreno, el equipo no ha identificado un lugar de descenso de la misión.
"Bennu lanzó un desafío para enfrentar su terreno accidentado, y estamos seguros de que OSIRIS-REx está a la altura de la tarea”, expresó el gerente de proyectos de esa misión del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, Rich Burns.
Las nuevas fotografías también revelaron las primeras observaciones, en primer plano, de columnas de partículas que emergen de la superficie de un asteroide.