El primer trasplante exitoso de útero en Latinoamérica

Por  Staff Puebla On Line | Publicado el 09-12-2018

Una mujer que recibió un útero trasplantado de una donante fallecida dio a luz a una bebé saludable, según informaron investigadores de Brasil el 4 de diciembre. Es el primer nacimiento de este tipo del que se tiene registro.

Los trasplantes de útero de donantes con vida han sido exitosos; al menos once bebés han nacido así desde 2013. Sin embargo, un procedimiento viable para trasplantar úteros de donantes sin vida podría aumentar de manera drástica la disponibilidad de los órganos.

“Se habla de trasplantes que salvan vidas, pero estos dan vida, son una nueva categoría”, dijo Allan D. Kirk, cirujano jefe del Sistema de Salud de la Universidad Duke, quien no participó en la investigación.

“En términos biológicos, los órganos de las personas vivas y los de las muertas no son tan diferentes”, agregó. “No obstante, es claro que la disponibilidad de donantes fallecidos podría ampliar el acceso al procedimiento a un número mucho mayor de pacientes”.

Fue el primer trasplante de útero exitoso en Latinoamérica.

La infertilidad afecta a más de una de cada diez mujeres en edad reproductiva en el mundo. Quien fue sujeto de este estudio, una mujer que nació sin útero, recibió el órgano de una donante de 45 años que había dado a luz a tres niños en partos naturales, y que falleció debido a un derrame cerebral.

Siete meses después de la intervención quirúrgica, que duró diez horas, para el trasplante —tras haber menstruado y una vez que se tuvo certeza de que su cuerpo no había rechazado el órgano—, los doctores implantaron uno de los óvulos de la paciente en el útero.

La niña de casi 3 kilogramos nació por cesárea en diciembre de 2017, de acuerdo con Dani Ejzenberg, ginecólogo del Hospital de Clínicas en la Universidad de São Paulo en Brasil, quien estuvo al frente de la investigación.

Quizá en un futuro los pacientes puedan recurrir a un banco de órganos en lugar de buscar voluntarios, y los donantes vivos podrían evitar complicaciones riesgosas como infecciones o hemorragias graves.

Con el tiempo, los investigadores esperan disminuir los efectos secundarios y los costos mediante la reducción de la cantidad de medicamentos inmunosupresores que las receptoras deben tomar. Sin embargo, será necesario analizar más casos para evaluar si los resultados a largo plazo varían dependiendo de si la donante estaba viva o muerta.

Uno de los desafíos más grandes por venir, afirmó Kirk, será comprender las percepciones sociales de esta nueva opción.

“Los riñones no son un factor de identidad para las personas”, comentó. “Pero hemos descubierto que la gente percibe los trasplantes de rostro y manos de una manera distinta. ¿El útero se considera algo muy personal o solo es otro órgano?”.

Fuente: The New York Times

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