Después de seis meses como gobernador interino, Guillermo Pacheco Pulido, se sentó en un restaurante de los portales del zócalo de Puebla tras la toma de posesión de Miguel Barbosa.

Junto a dos de sus colaboradores permaneció una hora en el sitio en su primer día como ex gobernador.

Estuvo sonriente. Acudió al Congreso al acto protocolario. Cumplió con dar estabilidad al proceso de transición entre la muerte de la gobernadora Martha Erika Alonso y la elección extraordinaria.

Pacheco Pulido no quiso hacer declaraciones: “el mejor ex gobernador es el que no se ve ni habla”, soltó a El Sol de Puebla.