ESPN informa que Barcelona y Real Madrid acabaron como empezaron: 0-0 en un Clásico rodeado de excepcionales medidas de seguridad, después de una jornada con menos incidentes previos de los que pudiera pensarse y con un fútbol también alejado de lo esperado. Sobre todo por parte de un Barça que pocas veces se vio dominado de la manera que lo hizo esta vez el Madrid.
0-0, el primero desde 2002 después de 96 minutos que dejó un sabor triste entre la hinchada local y, probablemente, una sensación de frustración entre los madridistas, que no supieron hacer valer su mejor juego, que sin disfrutar de ocasiones claras sí las tuvo, a través del fútbol para llevarse una victoria que para nada habría sido injusta.
Entró bien dispuesto el Barça en el campo, alegre en ataque, llevado por Messi con habilidad y dominador... Hasta que de pronto se apagó el dominio azulgrana y comenzó a crecer un Madrid sorprendente. Si a los cuatro minutos una combinación entre Messi y Alba no acabó por poco en remate mortal de Suárez, a partir del remate que atajó Ter Stegen a Benzema a los nueve el dominio, juego y mando fue merengue.
Y de forma, hasta más allá de la media hora, absoluta. Presionando la salida de balón agobió a un Barça cada vez más limitado e impotente, que no encontraba el espacio para darle mando a Messi y que acababa rifando el balón sin más intención que no sufrir el Madrid mandó casi como quiso. Y suerte tuvo el equipo de Valverde de alcanzar el descanso con el 0-0 porque más allá de un pase largo de Messi a Alba que disparó demasiado cruzado o un rechace de Sergio Ramos a Leo, las ocasiones, pocas, fueron merengues.
Piqué salvó bajo palos a los 17 minutos, Ter Stegen rechazó un obús envenenado de Casemiro primero y de Fede Valverde después y aun no gozando de más oportunidades, la sensación de que quien mandaba en el terreno de juego era el Madrid no escapaba a nadie. Ni al público, silenciado y nervioso, ni a los jugadores, los azulgrana desesperados y los blancos convencidos.
Se esperaba, por fuerza, un golpe sobre la mesa del campeón tras el descanso y, sin embargo, siguió cómodo el aspirante en el campo. Le costaba a Rakitic combinar con De Jong y a éste con Messi, lo que lastraba demasiado su intento de control mientras enfrente Isco y Kroos, apoyados por Casemiro y Valverde, disfrutaban de una tranquilidad incomprensible.
Y peligrosa por cuanto mientras el Madrid vivía cerca del área azulgrana sin que se pudiera evitar, el Barça solo se acercaba a Courtois a golpes de rabia, de contras buscando cada vez más desesperadamente a Messi, quien a los 59 minutos falló aquello que nunca falla, tras recibir en la frontal del área pequeña una asistencia mortal de Griezmann y no acertar a remachar un balón en apariencia fácil.
Sufría de ansiedad el Barça y se le cortó la respiración en un balón lanzado a Mendy, cuyo centro de primeras lo remató a la red Bale... anulado por fuera de juego del lateral francés en el inicio de la jugada. Un balón de oxígeno para el tocado Barça y que dio la sensación de frenar la insistencia del Madrid hasta que en la recta final dio entrada a Rodrygo y Modric para recuperar el ánimo, respondiendo Valverde con la entrada de Ansu Fati para revolucionar y reventar un duelo que ya olía a empate sin goles. El primero desde 2002.
Y que así acabó. Sin más. Un 0-0 que a unos les decepcionó y a los otros les supo a poco.