ESPN informa que España cayó en Croacia y quedó pendiente de un milagro en su búsqueda de la final four de la Liga de Naciones. Un gol de Jedvaj, bigoleador, en el último suspiro, cerró el 3-2 de un partido enloquecido, en el que los croatas se avanzaron dos veces en una segunda mitad sin cuartel, en que respondió la Roja (este jueves de blanco) de manera soberbia... Y que acabó con ese gol definitivo en el tiempo añadido.
Del 0-0 al descanso al 3-2 final pasaron muchas cosas. España, ahora, precisa un empate en Wembley entre ingleses y croatas para ir a la fase final, cuando durante muchos minutos rozó la victoria merced a su mejor juego en una segunda mitad que fue un homenaje al fútbol sin fisuras y sin reservas.
Derrumbado a la contra, el equipo de Luis Enrique pagó su poca pegada en el primer tiempo y su falta de definición. Le costó tanto que lo acabó pagando. ¿Inmerecidamente? El resultado fue el que fue...
Controladora la Roja (vistiendo de blanco) y emocional Croacia el partido se demostró bien pronto ser a vida o muerte para ambas selecciones, más pendientes de buscar la meta rival que de replegarse con un cierto orden, más en el caso español, con todos sus jugadores muy avanzados aun a riesgo de los contragolpes balcánicos, que no tardaron más de cinco minutos en avisar de su capacidad.
Tal fue así que un lanzamiento profundo por banda pilló adelantado a Sergi Roberto y permitió a Perisic encararle, recolocado a toda prisa hacia el centro, recortarle y soltar un disparo seco y ajustado que tras rozar con el guante De Gea se estrelló en el palo. Cada vez más vertiginoso y falto de pausa, el partido se dirigía a una ida y vuelta en que se temía más el error que el control y que llegó al descanso sin goles. Mala señal. Para ambos equipos.
Perisic avisó hasta en tres ocasiones y el equipo de Luis Enrique apenas si respondió ante la meta de Kalinic, quien vio de cerca el balón pero no tuvo que intervenir hasta el último suspiro del primer tiempo, con un disparo de Isco que rechazó con solvencia a corner. Poco crédito, demasiado poco, para una España con argumentos futbolísticos sobrados y déficit rematador alarmante.
SIN CUARTEL
Si el empate dejaba a España pendiente de lo que pudiera ocurrir en Wembley entre ingleses y croatas en la última fecha, para Croacia era una despedida en toda regla. La necesidad de unos era la urgencia de los otros. Y eso, que se notó al inicio del duelo, multiplicó las pulsaciones en la segunda mitad.
Vértigo balcánico enfrentado a control hispano. Rapidez contra toque, Profundidad ante solvencia... Y la fortuna, aprovechando el temido error, sonrió
a Croacia a los 55 minutos, cuando Sergio Ramos abusó del riesgo en un pase al costado para Sergi Roberto, quien buscando la combinación entregó el balón al rival, facilitando un pase adelantado de Rakitic a Kramaric, que aprovechó la lenta reacción del capitán español y la sorpresa de De Gea para lograr el 1-0.
Encendida la hinchada local, el resultado daba la impresión de dejar contra las cuerdas a España... Pero, por fin, apareció en escena la calidad. Apenas duró dos minutos la euforia croata, hasta que Aspas le dio un pase profundo, magnífico a Isco que éste convirtió en una asistencia mortal para que empatase Ceballos.
Se fue arriba España, con un remate de Aspas al travesaño y convirtiéndose en dominadora del escenario, disfrutando de sus mejores minutos y sometiendo a un rival cansado y decepcionado. Pero para nada muerto.
Le dio Luis Enrique más marcha a su equipo con la entrada de Asensio y Morata para rematar la faena y, sin embargo, sufrió el golpe en un momento inesperado. Apenas dejar el campo un fatigado Rakitic llegó el 2-1, con un centro excelente de Modric, cerrado y al segundo palo por donde apareció la cabeza imperial de Jedvaj.
Y a empezar otra vez. Entregada a la faena, España no se vino abajo ni se rindió. Comenzó a jugar con precisión y ahogó a una Croacia ya fatigada que se derrumbó con el penalti de Vrsaljko que transformó, olvidándose de Panenka, Sergio Ramos con tiempo por delante suficiente para buscar el 2-3.
El 2-3 o el 3-2 porque lo que buscaban unos lo perseguían como buenamente podían los otros. Así se encaró el partido a una recta final apoteósica en la que se buscaba el gol decisivo, el golpe definitivo ya de cualquier manera.
Lo tuvo cerca España a base de juego y de rabia, a la contra, Croacia. Con nervios que provocaron hasta un conato de pelea entre Modric y Busquets, con urgencia y sin más... Y con locura final.
En tiempo añadido, cuando la igualada decepcionaba a España y derrumbaba a Croacia llegó el último asalto balcánico, con De Gea rechazando sin mucho tino un disparo cruzado y Jedvaj, otra vez, apareciendo en el segundo palo, imponente, para marcar el 3-2.
Se acabó. Croacia explotó de felicidad y dejó a España hundida en el desánimo. No eliminada, aún, pero pendiente de terceros. Mal asunto después de una noche futbolística excepcional pero terriblemente decepcionante para el grupo de Luis Enrique.