ESPN informa que el Barcelona sumó su segunda salida en Champions y acumuló su segunda derrota, esta vez en Milán y frente a un Inter al que apenas molestó. Si en Múnich cayó contra el Bayern víctima de su poco acierto ofensivo y de un error de marcaje en un corner, en el Giuseppe Meazza lo hizo víctima de un partido entre horrendo e infame, del que solo se salvó en la recta final, cuando a la desesperada intentó igualar el gol de Çalhanoglu.
Ganó el Inter porque fue más bravo y porque tuvo más convencimiento y rabia. Perdió el Barça porque cuando se dio cuenta ya no tenía tiempo de evitar el drama al que él mismo se condenó... Y que le complica el futuro en la Champions.
Salió inconexo, con calma, bien colocado pero sin intensidad ni ambición desbordante el equipo de Xavi al césped y esa falta de contundencia le facilitó, y no poco, las cosas al Inter en defensa, donde apenas si tuvo problemas en el área. Dos disparos a puerta en toda la primera parte, sin ningún peligro, fue todo lo que ofreció el equipo de Xavi, donde sobresalió tanto la invisiblidad de Lewandowski como la anárquica insistencia, casi siempre erronea, de Dembélé.
Superó el equipo español el 65 por ciento de posesión en ese primer tiempo y no le valió para absolutamente nada mientras al Inter le bastaba con las sobras para asustar. Ya a los seis minutos Ter Stegen tuvo que sacar una mano salvadora al obús lejano de Çalhanoglu y la revisión del VAR, a los 24, cambió un posible penalti por mano de Èric García por un salvador fuera de juego... que se repitió poco después para anular el gol de Joaquín Correa.
Avisaba el equipo de Simone Inzaghi... Y no se daba por enterado el Barça, incapaz de combinar con acierto más allá de los tres cuartos de campo y convirtiendo a Pedri en una isla en pleno desierto. Buscaba y no encontraba el canario apoyos más allá de Busquets, pero en cuanto el balón rondaba el área de Onana se acababa toda la historia.
Pero lo peor estaba por llegar. Y Ocurrió ya en tiempo añadido, sospechándose el 0-0 en el descanso cuando en una de las pocas jugadas en posición interista y erroneamente defendida en el rezhace por el Barça dejó el balón en pies de Çalhanoglu, que lanzó un misil raso y ajustado al que no pudo responder Ter Stegen.
Y del susto se pasó al peligro evidente. Incapaz de ganar, el Barça se marchó al vestuario perdiendo.
PELIGRO
Si se esperaba, confiaba y hasta exigía una mejoría inmediata del equipo de Xavi al comenzar la segunda mitad lo que se observó fue un más de lo mismo decepcionante y, enfrente, una versión más atrevida del Inter, dispuesto a no darle la oportunidad de venirse arriba a un rival al que le costaba horrores hacerse ver.
Lo consiguió, ¡por fin!, a la hora de partido, cuando Dembélé, tan anárquico como imprevisible, recibió un balón en la banda izquierda del área, lo amansó, se lo colocó y disparó con fuerza al palo de Onana. La primera vez que se hacía notar en ataque, de verdad, el líder de la Liga española.
Aquel remate al palo pareció regalar una vida extra y nuevos bríos al Barça, que ya comenzó, otra vez, a mandar en el juego, encerrando cada vez más al Inter y encontrando poco después el gol de Pedri que empataba el partido... Hasta que el VAR avisó al árbitro que Ansu había tocado el balón con la mano.
Ya fue mala pata que el primer centro bueno, ¡el primero!, de Dembélé en todo el partido acabase con una triste anulación. Aunque desde ahí y hasta el final el partido se convirtió en un ataque sin descanso del Barça, que en tiempo añadido protestó con rabia un penalti que habría podido rescatarle.
Pero no lo hizo. Y perdió. Y se complica, de forma peligrosa, su futuro. En esta 'eliminatoria' a ida y vuelta, la próxima semana deberá ganar su final. Sin más si no quiere volver a verse abocado a la Europa League.