La cínica crítica de Claudia Rivera al plan de ordenamiento de la prostitución en Puebla

Por  Gerardo Cruz Castañeda | Publicado el 21-02-2022

 

Absurda, por decir lo menos, resultó la crítica de Claudia Rivera Vivanco a los planes que la actual administración municipal tiene para el ordenamiento del sexo servicio, después de que en el gobierno de la morenista no hubo una estrategia para atenderlo.

La actual administración explicó que planea hacer un padrón de sexo servidoras y reubicarlas dentro de casonas y moteles para retirarlas de las calles del Centro Histórico.

Claudia Rivera declaró hace unos días que si al trabajo sexual “se le quiere esconder, pero no nombrar, no atacar, se está haciendo una simulación y por lo tanto se corre el riesgo de discriminar y por lo tanto de menoscabar los derechos humanos, hay que tratarlos con dignidad”.

Sin embargo, la desatención de su gobierno a este asunto quedó de manifiesto no sólo en la propagación en las calles de mujeres que se dedican a la prostitución, sino también en los documentos oficiales de su rendición de cuentas como presidenta municipal.

Resulta que en los tres informes de labores de Rivera Vivanco, sólo en el último se encuentra una línea dedicada al tema, la cual refiere, en el apartado Plan de Manejo del Centro Histórico de Puebla, que se realizó un “análisis del comercio en la vía pública y el sexo servicio”.

Pero todo queda ahí, ese supuesto análisis no es público, no hay cifras, medidas a emprender, conclusiones de los estudios y observaciones que se hayan realizado.

Lo mismo sucede en los dos documentos disponibles -el primero no se halla- en la Plataforma Nacional de Transparencia sobre las comparecencias de la Secretaría de Gobernación municipal del trienio anterior, donde no figura línea alguna sobre la atención a este oficio.

Si bien el sexo-servicio es un tema que no se erradicará, al menos en el intento de la actual administración se pueden dar los primeros pasos para encontrar un ordenamiento social que brinde mayor seguridad en materia de salud y seguridad pública.

Tal vez fue que el gobierno anterior no quiso asumir un costo político, o porque las más de 800 sexoservidoras que se tienen calculadas que están en las principales calles de la ciudad, también representaban un beneficio económico.

Las declaraciones de Claudia Rivera son irónicas o rayan en el cinismo, puesto que la crítica de la morenista va dirigida a las acciones de un gobierno que, pese a estar calificado de conservador, ha decidido tomar medidas.

Mientras, el tema quedó soslayado por una administración de izquierda que debió atender, no sólo porque es su obligación como autoridad, sino porque debería estar en su ADN.

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