Sin la posibilidad de que los regidores emitieran posturas respecto al pésimo desempeño de la administración municipal y sin la presencia de representantes del gobierno estatal, con sillas vacías y un ambiente fúnebre de fin de trienio, la alcaldesa de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, rindió su tercer y último informe de labores.
Con la presencia de los regidores de la fracción del PAN y PRI vía plataforma digital, en forma de protesta por parte de los concejales por no permitirles fijar posicionamiento respecto al desastre del ayuntamiento encabezado por la militante de Morena, Rivera Vivanco leyó un discurso en el que privaron los autoelogios y la victimización, como fue la tónica de su mandato.
Los regidores del PAN y PRI mostraron en sus pantallas mensajes de “Censurar no es un buen principio”, puesto que en sesión extraordinaria de Cabildo del 4 de octubre se aprobó con 12 votos a favor y 11 abstenciones el hecho de que no hubiera intervenciones por parte de los regidores para emitir criticas u opiniones sobre el informe.
La gobernante de izquierda eludió, así, los cuestionamientos.
En el acto del zócalo capitalino, donde Claudia Rivera Vivanco dio su informe ante la ciudadanía, no se encontró ningún funcionario del nivel estatal en más de los 400 invitados que tuvo la alcaldesa que está a días de irse y que fracasó en su intento de reelección porque los electores la rechazaron y la ciudadanía la reprobó.
Claudia Rivera estuvo acompañada de su mamá, su círculo cercano, su pareja sentimental y socio, Roberto Zatarain, y el ex funcionario municipal Andrés García Viveros, acusado de acoso sexual contra mujeres del ayuntamiento.