Durante más de 130 años, Roma ha sido para Bvlgari su musa más generosa y su punto de referencia. Una especie de faro, de guía de estilo, de forma de vida y fuente de inspiración en sus colecciones de joyas y accesorios. Aquí, en la famosa Via Condotti, abrió la primera tienda Bvlgari en 1884, y hasta su nombre y logo, escritos en una tipografía que evoca las inscripciones clásicas en latín, refleja el sentido de pertenencia de la firma a la ciudad que la vio nacer. Ahora, además, según se acaba de hacer público, la Ciudad Eterna será el escenario del hotel más especial y espectacular de la célebre firma de lujo.
El nuevo hotel, que abrirá en 2022, tendrá 140 habitaciones y suites con unas vistas únicas y sorprendentes, incluso para los propios romanos, un spa de mil metros cuadrados, la gastronomía del chef con estrella Michelin Niko Romito y una biblioteca dedicada a la historia de la joyería que estará abierta y disponible para los alumnos de la cercana escuela de arte.
Pero lo mejor es la ubicación. Estará situado en la piazza Augusto Imperatore, casi a orillas del río Po, a solo cinco minutos caminando de las Escaleras de España y a diez de la Piazza Navona, y tendrá como ilustres vecinos de plaza a dos de los monumentos más fascinantes de la ciudad: el Museo de Ara Paris, donde se conserva el altar erigido entre los año 13 y 9 a.C. para celebrar las victorias del emperador Augusto en Galia e Hispania, y el Mausoleo de Augusto, del siglo I a. C. El Mausoleo, cerrado al público desde hace décadas, volverá a abrir sus puertas a las visitas más o menos cuando lo haga el hotel.
La apertura del hotel no solo recuperará uno de los ejemplos de arquitectura racionalista más notables de la ciudad, sino que devolverá la vida a una plaza bellísima que últimamente mostraba un aspecto de abandono.
Pero para que la espera no sea haga tan larga, Bvlgari también acaba de anunciar su participación en la mejora del sistema de iluminación del Ara Paris con la donación de 120,000 euros de los 200,000 necesarios para el proyecto. La nueva iluminación, con la que se pretende hacer justicia con la belleza del monumento, entrará en funcionamiento a finales de este año.
No es la primera vez que Bvlgari actúa de mezenas en la recuperación del patrimonio de la ciudad. El año pasado patrocinó la restauración de las piezas de la colección de la familia Torlonia, considerada la colección privada de arte antiguo más importante del mundo, en 2016, la de los mosaicos de las Termas de Caracalla –lo que le sirvió de inspiración para su colección Diva– y en 2015 invirtió 1,5 millones de euros en la reforma de la famosa escalera de mármol travertino que se eleva desde la piazza de España hacia la iglesia de Trinita dei Monti.
Desde que el Grupo Bvlgari comenzó con su colección de hoteles y resorts hace ahora 18 años –en la actualidad, cuentan con seis alojamientos repartidos por el mundo, más otros cuatro que abrirán en los próximos años–, Silvio Ursini, director creativo de la firma, había soñado con abrir un hotel en Roma. Pero como es habitual, lo bueno de verdad se hace esperar. “Roma es una ciudad preciosa, pero también muy complicada. Los edificios son antiguos y no hay apenas nuevas construcciones. Encontrar el edificio perfecto para abrir nuestro hotel ha sido difícil. Cuando veíamos algo que nos gustaba siempre tenía alguna complicación, frescos antiguos o limitaciones arquitectónicas que imposibilitaban convertirlo en un hotel. La verdad es que la búsqueda del sitio perfecto ha sido bastante frustrante, pero ahora que tenemos el sitio perfecto, no me arrepiento de haber dicho que no a otras oportunidades que, a priori, parecían buenas”.
Y es que el edificio elegido es, según Ursini, sencillamente perfecto: “Perfecto en ubicación, en tamaño, en vistas, en presencia… En realidad, no es tan grande, pero lo parece, porque es bastante largo y tiene una presencia imponente. Es un edificio magnífico. El lujo siempre necesita de ese algo que lo haga especial y este edificio lo tiene. Tiene personalidad y carisma”. Este edificio tan especial fue diseñado en los años 30 por el arquitecto Vittorio Ballio Morpurgo en estilo racionalista, muy contemporáneo para aquellos años, pero con claras referencias al pasado. Esta mirada al pasado se evidencia en el uso del mármol travertino (el que se utilizaba en la antigua Roma), en las columnas del espectacular pórtico, en un mosaico que narra los orígenes de Roma o en la inscripción en bajo relieve de la fachada, que funciona como una especie de espejo que refleja la inscripción del monumento que se encuentra justo enfrente, el Ara Pacis. “Sin haber hecho nosotros nada, el edificio tiene alma y encaja perfectamente con nuestro diseño, ya que su estética es muy limpia: techos altos, muchas y muy bonitas ventanas, unas terrazas espectaculares en la azotea, un techo precioso… Es, simplemente perfecto”, reconoce Ursini orgulloso del hallazgo.
Los arquitectos Antonio Citterio y Patricia Viel serán una vez más, como es habitual en todos los alojamientos de la firma, los encargados de transformar el edificio en un hotel y del diseño de su interiorismo, muebles incluidos. En esta ocasión, el uso del mármol tendrá un papel destacado y servirá para conectar la arquitectura con las joyas de la firma: “Además del mármol travertino de la fachada y de ciertos detalles, que es de color crema y procede de la ciudad de Tívoli, cerca de Roma, utilizaremos mármoles de diferentes colores (rojo, amarillo, verde…) en lugares específicos para evocar nuestro tradicional uso de piedras preciosas de colores (rubís, esmeraldas, zafiros…) en joyería”.
Pese a ser un edificio con alto nivel de protección, Citterio y Viel no encontrarán grandes retos que salvar, según nos cuenta Urcini, dado el buen estado del inmueble: “Por ejemplo, las lámparas de araña de bronce que hay en el pórtico, que son realmente alucinantes, llevan ahí casi setenta años y se conservan en un estado perfecto, tan solo hay que limpiarlas”.
Ursini confía en que cuando abra el hotel, las medidas de seguridad contra la pandemia del COVID-19 serán cosa del pasado, pero admite que estarán preparados. “Tenemos suerte porque en los hoteles de gran lujo como los nuestros los protocolos de limpieza y de garantía de privacidad son tan generosos de por sí que solo ha habido que hacer un esfuerzo extra. Tan solo se trata de ser flexibles y de maximizar la seguridad de nuestros huéspedes y nuestros empleados. Bvlgari Milán reabrió hace tres semanas y algunas de las implementaciones que hemos hecho allí son realmente interesantes. Por ejemplo, el menú del restaurante está impreso en un papel de usar y tirar totalmente ecológico y en las habitaciones tenemos un dispositivo especial que, después de realizarse la limpieza, higieniza aún más los espacios”.
Para Ursini, los principales atractivos del nuevo Bvlgari de Roma serán, aparte de la recuperación del carismático edificio, “las vistas a la plaza, a la que mirarán la mayoría de las habitaciones, que son increíbles; las terrazas de la cuarta planta, que es donde estarán el bar y el restaurante; y la azotea, que se va a recuperar en toda su superficie para uso y disfrute de nuestros huéspedes y desde la que se tienen vistas de 360º de toda la ciudad”. Unas vistas panorámicas que ofrecerán una nueva perspectiva de Roma incluso para los grandes conocedores de la ciudad. “Hasta ahora solo teníamos vistas parciales, dependiendo de la orilla del río en la que te encuentres, pero el nuevo Bvlgari Rome está justo en medio y la perspectiva es única”. Desde allá arriba, la mirada se pierde en las siete colinas de la ciudad y en las bóvedas de los principales monumentos: “La basílica de San Pedro, la de Santa María de los Ángeles, la iglesia de Trinità dei Monti, el Partenón, el río… Puedes pasarte días contemplando las vistas e identificando los monumentos”, enumera el director creativo de Bvlgari.
Fuente: www.traveler.es
