Toledo, ciudad mágica a minutos de Madrid

Por  Staff Puebla On Line | Publicado el 03-02-2019

Toledo es esa gran ciudad de un día. Ese primoroso tesoro histórico, capital de un imperio pasado, que conserva en su ADN el mestizaje cultural que le dieron cristianos, árabes y judíos. La alta velocidad ha propiciado que se la relegue a excursión de menos de 24 horas desde Madrid. Nosotros te proponemos pasar 48 descubriendo novedades y clásicos impepinables.

VIERNES

18:00 h. Hemos llegado. A Toledo, sí, pero no a cualquier sitio. El Eugenia de Montijo, an Autograph Collection Hotel, ha devuelto a la vida el que fuera palacio de la emperatriz, renovándolo en forma y fondo como el mejor establecimiento en pleno casco histórico. Su decoración y estancias recrean su vida, su personalidad, su coquetería manifiesta y su pasión por la moda. Después del primer "wow!" al entrar en el edificio renacentista, deja las maletas, date un agua y disponte a descubrir otros tantos rincones.

19:3o h. Salgamos a dar un paseo mágico. Hay quien te dirá que en Toledo a partir de las 6 de la tarde no encontrarás atracción abierta y es cierto a medias. En los últimos años, han proliferado las rutas nocturnas que descubren una ciudad oculta a los ojos del turista diurno de a pie. Y, como tú no eres uno de esos, mereces conocerla. Un guía de Rutas de Toledo te espera, previa reserva, en la calle Sixto Ramón Parro. A ella llegarás desde el hotel bordeando la imponente catedral, la estrella del gótico español, por la calle Ciudad, desde la que tendrás una preciosa foto con la torre y las tres corones que rematan el sacro edificio.

20:00 h. La ruta empieza junto a la Posada de la Hermandad y el callejón del Diablo. Lo sabrás todo sobre estos y otros emplazamientos que te revelarán un pasado insólito, misterioso y, a veces, aterrador. Leyendas de magos, brujas y fantasmas irán brotando de algunos edificios como la famosa Casa de los Esqueletos o alguna otra casona encantada que, incluso, ha llegado al plató de Cuarto Milenio (¡ooohhh!).

22:00 h. Por suerte no te vas a la cama nada más terminar el recorrido, pensando en encontrarte a la mismísima Eugenia de Montijo en la bañera. Te espera un nombre propio del paisanaje toledano, uno que suena más o menos igual que el mismísimo Greco al que más adelante prestaremos atención. De momento, es hora de deleitarse con los fogones de Adolfo Muñoz en su casa madre, un precioso conjunto mudéjar que mantiene bóvedas y artesonados. En tal entorno, salpicado de piezas de gran valor testigos del paso del tiempo darás cuenta de su cocina de producto, de la zona y de su recuerdo, actualizada con la justa técnica y creatividad. La sopa de ajo arriero y la célebre perdiz roja te harán olvidar cualquier espectro.

00:30 h. ¿Una copa? Muy cerca, en Botanic Bar Legendario (Plaza de San Vicente, 4), la tomarás tranquilo en el interior de un palacete del siglo XVII, propiedad de la familia Palma de Hurtado como te indicará el escudo en el dintel de su entrada. El ecléctico interior roza lo kitsch, en el mejor sentido, y su colección de buenas ginebras y destilados nos convence del todo ya sea en su bodega, en sus cuevas o en su tradicional patio central.

SÁBADO

10:00 h. La noche se la dedicamos a Adolfo. Ahora sí, tras un copioso desayuno en el hotel dando cuenta de quesos y embutidos locales, parte de la mañana vamos a dedicársela a la mayor celebridad que ha dado Toledo, Doménikos Theotokópoulos, más conocido como el Greco. A un paso del Eugenia de Montijo encuentras su museo, en el que destacan la "Vista y plano de Toledo" y "Las lágrimas de San Pedro" del pintor manierista. Detrás está la iglesia mudéjar de Santo Tomé que alberga el lienzo más famoso, “El entierro del Conde Orgaz”.

12:oo h. Bajando la calle de los Reyes Católicos, seguirás viajando en el tiempo dándote de bruces con los vestigios de la comunidad hebrea en las sinagogas de Santa María la Blanca o la del Tránsito, del siglo XII y fantásticos ejemplos de construcción y arte mudéjar, especialmente en el caso del riquísimo artesonado de la segunda. Al final del paseo, verás maravillado el monasterio de San Juan de los Reyes, obra maestra de Juan Guas y soberbio ejemplo del gótico flamígero, y te sacarás un fotón sobre el Tajo en el también gótico puente de San Martín.

14:00 h. Comeremos en plan casual en El Embrujo, pasando al lado de la Puerta del Cambrón, una de las que guardan el núcleo antiguo de Toledo. Es pequeño, coqueto, no se reserva y tendrás que esperar tomando un vino de pie, seguro, pero es que sus croquetas de ciervo, su oreja o su venado en salsa lo merecen.

16:00 h. De camino a tu gin tonic digestivo pasarás por la mezquita del Cristo de la Luz, nombre que responde a otra leyenda que te revelarán en uno de los ejemplos más bellos de la época en la Península, erigido en el año 999 a imagen de la mezquita de Córdoba. O bien, según la ruta que elijas, por la iglesia de los Jesuitas. Las vistas desde sus torres son impagables si te apetece bajar la comida subiendo unos cuantos escalones. Si no, no te preocupes, que la copa será también panorámica en la azotea del hotel Carlos V. No te vayas a creer que solo Madrid o Barcelona tienen "rooftops". Ninguno como este, desde luego, tiene esa vista del Alcázar (actual Museo del Ejército) y de la Catedral.

17:30 h. Colección de "selfies" mediante, encamínate a esta última antes de que se ponga el sol para que puedas admirar con luz su fastuoso Transparente barroco, un éxtasis churrigueresco. En la sacristía te espera, también imponente, el "Expolio" del Greco.

19:oo h. Te has perdido la siesta, sí, pero aún hay tiempo para relajarte y cargar la pila. Lo harás en el SPA del Eugenia de Montijo sin dejar de lado la historia. Además de sus cabinas para masajes, desde su circuito termal verás los arcos del palacio gótico-mudéjar que fue el edificio en el siglo XV y una parte del alcantarillado romano que pasó bajo sus cimientos en el siglo I.

20:30 h. Dedicar esta noche al tapeo en Toledo es asignatura obligatoria. El recorrido, en torno a la Plaza de Zocodover, puede empezar en la calle Santa Fe en El Trébol. La tapa toledana por antonomasia es la bomba de patata rellena de carne, pimientos y con salsa ali-oli y de tomate picante que hacen aquí y el bar en sí, dentro de la que fue alcazaba islámica, es una joya. En la misma calle, Cuchara de Palosirve tapeo típico con un punto creativo, una fantástica tabla de quesos y un redondo de ciervo que te hará la boca agua. En Ludeña (Plaza de la Magdalena, 10), las carcamusas (magro de cerdo guisado con salsa de tomate, muy tradicionales) son la estrella.

22:00 h. Chequea, antes de ir, la programación del Círculo del Arte. La antigua iglesia de San Vicente es ahora un centro cultural en el que disfrutar de una muy reseñable agenda de conciertos, exposiciones, cine o teatro. Después, la cosa se alarga bailando a ritmo de DJ en este singular espacio.

DOMINGO

11:00 h. Hoy te dejamos dormir un poco más después de una verdadera "noche toledana". Te queda por explorar la zona del Alcázar, su inolvidable mirador y, muy cerquita, el Museo de Santa Cruz (Miguel de Cervantes, 3), uno de los más importantes de España no sólo por la singularidad de la sede, el antiguo Hospital de Santa Cruz del Cardenal Mendoza, sino también por la riqueza y variedad de sus colecciones. El retablo de la Inmaculada Concepción de El Greco está aquí.

14:00 h. Dejamos atrás el pasado para vivir una experiencia presente aunque siga muy ligada a la historia, en este caso la culinaria. Vamos derechitos al precioso Cigarral del Ángel a comernos y bebernos la ciudad y su entorno mientras lo contemplamos. Allí acaba de trasladarse el chef Iván Cerdeño y allí acaba de trasladar todo el "expertise" demostrado en El Carmen de Montesión (reconocido con una estrella Michelin). Él mismo nos cuenta que aquí se sigue practicando esa cocina del Tajo, de territorio, de huerta, ribera y raíces. Solo que ahora se palpa mucho más con el río a un paso y una idílica panorámica de Toledo en el marco de esta construcción del siglo XII. Podrás decantarte por hasta tres menús degustación de diferente longitud. Platos como el bollito preñado de sopa de ajo, el bombón de perdiz, el taco de ciervo en adobo o la trucha con jugo de maíz de Mocejón no deberían faltarte. Atención a los postres y a los vinos de la región maravillosamente elegidos. Volverás a casa con los cinco sentidos conquistados.

Fuente: Esquire

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