En México, muchas comunidades indígenas están conscientes de la importancia de su cultura y de las maravillas de su entorno natural; por eso crearon proyectos turísticos que permiten conocerlos de manera respetuosa.
Esa es la base de Paraísos Indígenas, una iniciativa que nació en 2015 por parte de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), el Consejo de Promoción Turística de México (CPTM) y cinco organizaciones comunitarias mexicanas. Este sello distingue sitios turísticos administrados por comunidades herederas de una cultura ancestral.
¿Quiénes forman parte?
Se le ha otorgado la distinción a 95 sitios distribuidos en 17 estados del país. Oaxaca es la entidad con mayor número de designaciones obtenidas (16), seguido de Hidalgo (11) y Chiapas (13). La Ciudad de México solo cuenta con una
Se le ha otorgado la distinción a 95 sitios distribuidos en 17 estados del país. Oaxaca es la entidad con mayor número de designaciones obtenidas (16), seguido de Hidalgo (11) y Chiapas (13). La Ciudad de México solo cuenta con una.
Para obtener el distintivo Paraísos Indígenas se debe cumplir con seis requisitos básicos: ofrecer servicios de calidad y bien organizados, contar con la infraestructura necesaria para sus operaciones, tener personal en todas las áreas necesarias (desde guías hasta expertos en servicio al cliente) y haber obtenido certificaciones turísticas, como Punto Limpio (de Sectur) o Rainforest Alliance, organización dedicada a la conservación, entre otros lineamientos.
1. Campamentos Lacandones, Chiapas.
Son más de 15 centros turísticos distribuidos por las profundidades de la Selva Lacandona. Disponen de cabañitas rústicas rodeadas de naturaleza, que son el punto de partida para hacer rafting, explorar zonas arqueológicas y nadar cerca de cascadas. La etnia lacandona, de origen maya, prepara sus platillos típicos, hacen rituales de limpia e imparten talleres de artesanías. Entre los alojamientos más famosos está Lacanjá. ecochiapas.com
2. Tosepán Kali. Puebla.
En el Pueblo Mágico de Cuetzalan hay un alojamiento construido en su totalidad con materiales naturales, como ramas de bambú. Cuentan con dormitorios tipo hostal, cabañas y "cuevañas" (pequeñas habitaciones con forma de cuevita, en pleno bosque). Los propietarios son campesinos de la Sierra Nororiental del estado, quienes han adoptado técnicas sustentables como el tratamiento de aguas. Desarrollaron recorridos para conocer la elaboración de café orgánico y ofrecen un spa con temazcal. tosepankali.com
3. Parque Dos Ojos. Quintana Roo.
El ejido Jacinto Pat, de raíces mayas, tiene a su alcance un sistema de cenotes de aguas cristalinas e increíbles formaciones subterráneas. La comunidad habilitó cinco de ellos para ser explorados, ya sea con esnórquel o haciendo buceo. También hay una pequeña tirolesa. Se localiza a solo 20 minutos de Tulum. parquedosojos.com
4. Laguna La María. Colima.
Es un apacible cuerpo de agua de color esmeralda, rodeado de un paisaje boscoso, ubicado a 40 minutos del Pueblo Mágico de Comala. Alguna vez, este mismo sitio fue una caldera volcánica. Hoy en día es el lugar perfecto para pasear sobre un kayak o una tabla de paddleboard. Para llegar hasta la laguna, debes caminar durante una hora en la naturaleza. Ahí mismo hay un restaurante, zona de camping y cabañas de piedra. Para visitar el sitio puedes contratar un recorrido con Admire México Tours. www.admiremexicotours.com
5. Jomxuk. Veracruz.
Situado en el municipio de Soteapan, el centro turístico es una oportunidad perfecta para tener un acercamiento con la cultura popoluca, la cual habita principalmente en el estado de Veracruz. El proyecto destaca por su variedad de actividades: tours a pie para aprender sobre botánica y medicina tradicional, ceremonias de limpia y temazcal. También tiene un espectacular puente colgante. jomxuk.com
6. Toltenco Mágico. CDMX.
Es un parque ecológico que se acondicionó en una chinampa, en una de las zonas mejor conservadas de Xochimilco. Para llegar ahí es necesario completar un trayecto de casi una hora y media en trajinera. En este espacio se muestra la fauna endémica y la herbolaria de la región. Sirven platillos de origen prehispánico que todavía son muy comunes en la zona, como el tlapique de pescado (muy parecido a un tamal, pero cocinado sin masa). También cuentan con un temazcal.
7. Benito Juárez Yaat Yana. Oaxaca.
En la Sierra Norte del estado habitan ocho comunidades de origen zapoteca que comparten un proyecto turístico en común: cada una ha desarrollado actividades de aventura y culturales. Benito Juárez fue uno de los primeros poblados en participar.
Su icono es un puente colgante anclado entre dos peñascos separados por 150 metros de longitud. Tiene un circuito de tirolesas (una de ellas mide 80 metros de altura).
Las mujeres de la comunidad te enseñan a preparar chocolate y, por las noches, duermes en una cabaña con techo de cristal.
Sus recorridos se contratan con la touroperadora Sierra Norte Expediciones, administrada por seis de las comunidades. sierranorte.org.mx
Fuente: El Universal