Las instalaciones se encuentran en Xcaret, Quintana Roo, para atender a la fauna marina del parque acuático que lleva el mismo nombre, principalmente a las tortugas que llegan a la playa o se encuentran en el mar lesionadas por embarcaciones, redes de pesca, o que son atacadas por otros animales.
Como parte del Programa de Conservación de Tortugas Marinas que opera con financiamiento de Grupo Xcaret, en el Hospital Veterinario se ha identificado de esos milenarios reptiles acuáticos también sufren de deshidratación, afectaciones por propelas de embarcaciones, ingestión de plásticos o heridas por redes de pesca.
Por ello, al tratarse de una especie en peligro de extinción, Grupo Xcaret está comprometido con brindar atención a las tortugas lesionadas que se rescatan en distintos puntos de anidación, o en el mar.
El Hospital Veterinario cuenta con el aval de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y es una instalación única en su tipo a nivel nacional, y reconocida en el extranjero.
“Las tortugas marinas son muy demandantes de cuidado médico en comparación de otras especies. Ellas no nos dan tregua: necesitan revisiones periódicas de piel y peso, así como ajustes de dieta frecuentes. Demanda mucho tiempo a toda la gente involucrada”, comentó Ana Cecilia Negrete, médico veterinaria y coordinadora del programa.
La tarea cotidiana de este departamento es el bienestar de las tortugas que se encuentran en el parque acuático. Por ejemplo, tratar enfermedades comunes como la dermatitis ulcerativa, estomatitis y rinitis (infecciones en piel, boca y nariz, respectivamente).
Quienes participan en esa labor, también acuden a llamados de auxilio que pueden ir desde una tortuga varada en la playa, hasta emergencias médicas graves como ataques de otros animales o accidentes con embarcaciones o redes de pesca. Y tras brindarles la atención médica, bajo supervisión de la autoridad competente, se realiza su reintegración a la vida silvestre.
Los procesos de curación no son fáciles, y pueden tardar meses o hasta años. “Tenemos temporadas donde no liberamos a ninguna tortuga, porque aún no están sanas; o podemos tener años donde liberamos a más de 20 tortugas”, agregó Ana Cecilia Negrete.
La liberación llega cuando el ejemplar está perfectamente sano y puede valerse por sí mismo. Posteriormente, el departamento notifica a la Profepa, que acude a documentar la reinserción de los reptiles sanos a la vida silvestre.
Finalmente, la especialista comentó que uno de los grandes retos del hospital veterinario es la concientización para la conservación de las tortugas marinas y su ambiente, así como atender a todos los ejemplares que llegan a sus instalaciones.
Fuente: Milenio