Si conoces un poco acerca del tema de acuíferos kársticos, sabes entonces que México posee una gran cantidad de agua subterránea.
En este sentido, la Península de Yucatán sobresale, puesto que está surcada de largas corrientes que además han dado paso a bellas y extrañas formaciones naturales.
Hace aproximadamente 66 millones de años, un asteroide de 15 kilómetros de ancho se estrelló contra la península de Yucatán en México y se cree que acabó con casi todos los dinosaurios.
El impacto provocó un mega tsunami, licuó miles de millones de toneladas de roca y creó un cráter de 200 km de ancho en la superficie de la Tierra en el que se filtró agua, creando miles de sumideros.
Durante milenios, algunos de estos sumideros de piedra caliza colapsaron mientras que otros en la región se erosionaron, formando vastas redes de sistemas de cuevas inundadas.
Conocidos como cenotes, estos depósitos de agua subterráneos eran más que simples fuentes de agua que sustentaban la vida de los asentamientos de la civilización maya; también se creía que eran portales sagrados a través de los cuales podían comunicarse con los dioses de la lluvia y la creación.
Como tal, los mayas arrojaban rutinariamente sacrificios humanos, placas de oro y cuencos rebosantes de cuentas de jade en las cavernosas profundidades de los pozos como ofrendas.
A través de estos profundos sumideros, se pensaba que los difuntos pasaban al oscuro y traicionero inframundo de Xibalba, donde los humanos y las deidades renacían.
Hoy en día, mientras que los cenotes todavía proporcionan el 95% del agua potable para gran parte de la población local, los visitantes de todo el mundo acuden en masa a la Riviera Maya de la Península de Yucatán para bañarse, hacer esnórquel y bucear en sus piscinas de aguamarina.
Sus techos en forma de catedral y sus aguas ricas en minerales se han convertido en algunas de las atracciones naturales más populares de la región.
Sin embargo, miles de cenotes aún se encuentran ocultos a muchos metros por debajo de la exuberante jungla de la región, y los investigadores creen que estos laberintos sumergidos pueden contener pistas valiosas que ayudan a conectar el misterioso pasado de los mayas con el presente.
De hecho, hace varios años, los buzos descubrieron uno de los esqueletos humanos más antiguos jamás encontrados en el Nuevo Mundo, que reveló información sobre el origen de las Américas.
Y el año pasado, se descubrió que la caverna donde se descubrió este esqueleto era una pequeña parte de una de las redes de cuevas más largas del mundo: el Sistema Sac Atun de 348 km de largo.
El sistema Sac Actun tiene 111 entradas de cenotes lo que resulta un atractivo turístico, sin embargo cabe resaltar que estos ambientes son muy frágiles y por ello la importancia de un cuidado importante para preservar todo el ecosistema en el que están ubicados.
El Sistema Sac Actun (cueva blanca en Maya) es uno de los sistemas de cuevas submarinas más extensos del mundo y se sitúa en el noreste del estado de Quintana Roo, ocupando gran parte de la costa caribeña de la Península de Yucatán.
Su hallazgo fue un trabajo realizado por el espeleólogo británico Steve Bogaerts y el alemán Robbie Schmittner que les llevó años de exploraciones.
Para aquellos que como yo se fascinan con las formaciones naturales, el sistema Sac Actun, es un referente obligado de visita ya que es el río subterráneo más largo del mundo con una longitud de casi 350 kilómetros y una profundidad aproximada de 72 metros.
En su interior cuenta con aproximadamente 200 cenotes (pozas donde el río emerge a tierra). El acceso al sistema de cuevas se realiza precisamente a través de estos cenotes que son los portales hacia el místico sistema de cuevas subacuáticas de Yucatán.
El sistema Sac Actun es ya una alternativa turística activa en una de las zonas con mayor corriente turística de México.
Fuente: Puros Viajes