"Queremos ser el sistema operativo de tu vida". Bajo este simple comentario del CEO de Uber, Dara Khosrowshahi, se esconde una realidad mucho más grande para la compañía. Al igual que hiciese la compañía china WeChat, controlada por Tencent, aglutinando todos los servicios bajo un mismo paraguas –desde transporte, pasando por bancos, comunicación o redes sociales–, Uber quiere hacer lo mismo. Pero a su manera.
Comenzó con el transporte con coches sin conductor, se metió en el mundo de las bicis y patinetes compartidos, coquetea con la conducción autónoma y los vuelos no tripulados. También se metió en el sector de la alimentación con el reparto de comida a domicilio bajo la enseña de UberEats. En Europa intentando competir con gigantes como Deliveroo –tanto así que se habló de una posible compra para hacerse líder del mercado– o Glovo. En Estados Unidos contra Caviar, Postmates, DoorDash o GrubHub y luchando contra una posible fusión entre Amazon y Deliveroo.
El sector del reparto de comida de restaurantes se le ha quedado pequeño a la compañía. O quizá la densidad del mercado y la necesidad de Uber, cotizando en los mercados públicos desde verano de 2019, de ganar dinero y salir de los números rojos –ya casi por imposición accionarial– les haya hecho replantearse la situación. ¿Solución? Entrar en un nuevo segmento, aunque eso signifique un desembolso de millones de dólares para ingresar en el sector.
Al igual que hiciese Glovo en España entrando en el segmento de la alimentación y compra semanal. Primero con pequeños puntos de compra y después con la firme intención de competir con los grandes del sector a través de la penetración de su aplicación en un amplio grupo de usuarios.
La compra del año para Uber
El pasado viernes, a través de un comunicado de la propia tecnológica del transporte, Uber anunciaba una posible entrada a dos bandas. La primera de ellas para abordar el sector mundialmente dominado por Amazon y que, hasta la fecha, es desconocido para Uber: el reparto de la compra semanal. Por otro lado, abordar el mercado grocery de Latinoamérica. Ya conquistado por la parte de los vehículos con conductor, faltaba el negocio de la alimentación.
Pero el tiempo de Uber es limitado: crear un negocio rentable para poder competir con las grandes compañías de reparto de comida en las diferentes regiones les costaría tiempo y dinero. Dos elementos de los que no disponen en absoluto a tenor de las cifras que vienen manejando en los últimos meses y que, incluso, han obligado a la compañía a eliminar miembros del departamento de programación y márketing a nivel mundial.
Para abordar este reto, Uber ha recurrido –o al menos esa es su intención– a la compra. Sería la novena en toda su historia y la primera en Latinoamérica. Bajo los planes de adquirir Cornershop, la compañía méxico-chilena de reparto de la cesta de la compra, quiere abordar de lleno este mercado.
Con presencia en México, Chile, Perú, Toronto y Canadá es, muy posiblemente, uno de los mejores ejemplos de emprendimiento de la región. Con vocación internacional y crecimiento en las regiones en las que está presente, Cornershop ha sido objetivo de deseo de muchos más antes de Uber. Cortejado por los inversores en dos rondas de financiación que lograron levantar 31,7 millones de dólares para crecer en el sector, pronto fueron abordados por ofertas de compra.
El gigante Walmart puso sobre la mesa 225 millones de dólares para hacerse con el emprendimiento fundado en 2015. Para una de las compañías más potentes del negocio, entrar en una versión digital de su actividad sería un sueño hecho realidad. Sueño que terminó en pesadilla cuando los agentes reguladores echaron para atrás la propuesta de compra. La palabra maldita, monopolio, salió a relucir y Walmart se quedó sin su idilio digital.
Aunque muchos dan por hecho la compra de Uber sobre Cornershop, queda la prueba de fuego. Precisamente esa que hundió los deseos de Walmart: los agentes reguladores. Esperada para las primeras semanas de 2020 por una compra que se ha cifrado, según fuentes del sector, en 220 millones de dólares, la sombra de la duda sigue estando ahí.
Ahora bien, todo apunta a que en esa ocasión los reguladores verán con mejores ojos la compra de Cornershop. Uno de los elementos que empujaron al rechazo de la adquisición era el de "control de todo el sector grocery" en las diferentes regiones por parte de la multinacional. Monopolio con todas las letras. Con Uber la historia es muy diferente.
El negocio central de la compañía norteamericana dista mucho de estar dentro del sector de la alimentación. Lo más cercano para Uber es su servicio de UberEats que no se parece, ni por casualidad, a la venta de alimentación en grandes superficies de Walmart. Este pequeño detalle sería suficiente para que los reguladores diesen luz verde a la entrada de Uber en el grocery. Si bien es cierto que la multinacional ya controla otros sectores del transporte, este sería uno nuevo para ellos.
Fuente: https://hipertextual.com/2019/10/uber-compra-cornershop