El sexo lento es sinónimo de mejores orgasmos. Al menos eso asegura la sexóloga Nicole Deadone en su libro "Slow Sex" lanzado en 2011. Sus teorías afirman que avanzar de manera lenta en el sexo permite que la pareja se conecte de mejor forma y que la excitación crezca cuando alguien quizá no se siente tan abierto previo al coito.
Más allá de las ideas de Deadone, es un hecho de que el sexo lento permite una mejor comunicación entre las parejas además de que sirve como una forma de que ambos puedan explorarse, y disfrutar de manera más profunda ese momento en la intimidad. El escape del mundo y la apertura de una persona a otra, sin prisas ni fuerza sin duda da mejores experiencias, además de que nos puede ayudar a tomar el control de nuestros cuerpos y tener mejores orgasmos.
Los siguientes son algunos consejos para aquellos que quieren probarlo y llevar a su pareja a un placer mucho más rápido.
Siéntelo
No estamos exagerando. Siéntelo. Mientras que el sexo rápido y rudo puede enfocarse sólo en los órganos sexuales, provocando placer, el sexo lento nos permite disfrutar de cada uno de los toques de nuestra pareja. Podemos acariciar y descubrir nuevas formas de sentir a través de las manos o nuestros brazos. Al estar concentrados en ese momento suave y sencillo, puedes sentir sus muslos en los tuyos, tomar sus nalgas y hacer que cada movimiento sea excitante, a pesar de que no sea fuerte ni rudo. Lo suave tiene un impacto más directo.
Respira
No de forma apresurada sino lenta, recibiendo en tu nariz el olor de tu pareja, disfrutándolo y hasta redescubriéndolo. Si se encuentran en la oscuridad pueden encontrarse a través del olfato y hasta pueden sentir sus respiraciones en la piel. La química del cuerpo es importante y si activamos el olfato, podemos descubrir nuevas formas de explotar los sentidos y no sólo el tacto.
Besa
No sólo la boca, ni el cuello. Explora cada rincón aunque no estés acostumbrado. Recuerda que se están tomando su tiempo, así que puedes pasar de su espalda a sus costados, regresar a sus senos e ir bajando, no directamente hacia la vagina sino hacia las piernas, llegando incluso hasta la parte trasera de las rodillas. Puede que así descubran zonas muy excitantes, lo cual les ayudará en futuras sesiones. No tengas miedo, si tu pareja disfruta el sexo lento también comenzará a explorarte.
Un buen oral
Lo que pocos saben es que un buen oral no puede durar menos de 5 minutos, y no tiene que ser como estrella porno (moviendo rápido la lengua). Explora la vagina de tu pareja con la lengua y con los labios. Recuerda no mantenerte haciendo un mismo movimiento (a menos que te lo pidan) y explora. El punto es que logres excitarla hasta que el clítoris sea más fácil de encontrar, y cuando llegues no abuses de la lengua. Estimula despacio hasta que sea momento de pasar a otra cosa, o darle inicio a la penetración.
Muévete
El sexo no es como el porno. No tienes que meterlo y sacarlo hasta que termines. Tener sexo lento te ayudará a sentir aún más con tu pene, a relajarte cuando sientas que estás a punto de terminar y a responder ante los estímulos de tu pareja. Cuando estés ahí, mueve tu cadera como si buscaras tocar toda la parte interior de su vagina. Si te dice que sigas de una forma, mantente ahí pero de manera lenta. Irás sintiendo cómo la presión se hace más grande pero te dará más tiempo de relajarte e irlo disfrutando más. Aprenderás a sentir más con tu pene, y a ver que el placer no es sólo eyacular.
Contacto visual
Este tiene aún más efecto con alguien con quien tengas una real conexión. Tener el contacto visual en medio de una sesión de sexo lento no sólo sirve como un estímulo más sino que existe una conversación tácita en la que ambos pueden notar cómo sus cuerpos están trabajando. Puede ser desde más intenso hasta romántico.
Siéntelo
No estamos exagerando. Siéntelo. Mientras que el sexo rápido y rudo puede enfocarse sólo en los órganos sexuales, provocando placer, el sexo lento nos permite disfrutar de cada uno de los toques de nuestra pareja. Podemos acariciar y descubrir nuevas formas de sentir a través de las manos o nuestros brazos. Al estar concentrados en ese momento suave y sencillo, puedes sentir sus muslos en los tuyos, tomar sus nalgas y hacer que cada movimiento sea excitante, a pesar de que no sea fuerte ni rudo. Lo suave tiene un impacto más directo.
Respira
No de forma apresurada sino lenta, recibiendo en tu nariz el olor de tu pareja, disfrutándolo y hasta redescubriéndolo. Si se encuentran en la oscuridad pueden encontrarse a través del olfato y hasta pueden sentir sus respiraciones en la piel. La química del cuerpo es importante y si activamos el olfato, podemos descubrir nuevas formas de explotar los sentidos y no sólo el tacto.
Besa
No sólo la boca, ni el cuello. Explora cada rincón aunque no estés acostumbrado. Recuerda que se están tomando su tiempo, así que puedes pasar de su espalda a sus costados, regresar a sus senos e ir bajando, no directamente hacia la vagina sino hacia las piernas, llegando incluso hasta la parte trasera de las rodillas. Puede que así descubran zonas muy excitantes, lo cual les ayudará en futuras sesiones. No tengas miedo, si tu pareja disfruta el sexo lento también comenzará a explorarte.
Un buen oral
Lo que pocos saben es que un buen oral no puede durar menos de 5 minutos, y no tiene que ser como estrella porno (moviendo rápido la lengua). Explora la vagina de tu pareja con la lengua y con los labios. Recuerda no mantenerte haciendo un mismo movimiento (a menos que te lo pidan) y explora. El punto es que logres excitarla hasta que el clítoris sea más fácil de encontrar, y cuando llegues no abuses de la lengua. Estimula despacio hasta que sea momento de pasar a otra cosa, o darle inicio a la penetración.
Muévete
El sexo no es como el porno. No tienes que meterlo y sacarlo hasta que termines. Tener sexo lento te ayudará a sentir aún más con tu pene, a relajarte cuando sientas que estás a punto de terminar y a responder ante los estímulos de tu pareja. Cuando estés ahí, mueve tu cadera como si buscaras tocar toda la parte interior de su vagina. Si te dice que sigas de una forma, mantente ahí pero de manera lenta. Irás sintiendo cómo la presión se hace más grande pero te dará más tiempo de relajarte e irlo disfrutando más. Aprenderás a sentir más con tu pene, y a ver que el placer no es sólo eyacular.
Contacto visual
Este tiene aún más efecto con alguien con quien tengas una real conexión. Tener el contacto visual en medio de una sesión de sexo lento no sólo sirve como un estímulo más sino que existe una conversación tácita en la que ambos pueden notar cómo sus cuerpos están trabajando. Puede ser desde más intenso hasta romántico.
Fuente: GQ