Aunque se crea que el alcohol fomenta las relaciones sexuales, la realidad es que su consumo puede interferir a la hora de tener una erección. Con motivo del Día Internacional Sin Alcohol, la empresa líder mundial en salud sexual masculina Boston Medical Group explica cuáles son sus efectos en el organismo y cómo está afectando cada vez más a los jóvenes.
Al contrario de lo que se cree, su ingesta también es perjudicial en el terreno sexual. En torno al alcohol se han creado una serie de mitos, como pensar que las sustancias etílicas mejoran el funcionamiento sexual porque ayuda al hombre a desinhibirse, romper con la timidez y, de esta manera, incrementar la autoestima. Pero esto solo puede llegar a ocurrir con un consumo moderado, entre 30 y 60 cm3 –lo que equivale a menos de dos copas–, porque se convierte en un estimulante del apetito, tranquilizante, sedativo y produce sensaciones positivas, fomentando el encuentro de los cuerpos.
Por el contrario, si se traspasan estos límites puede dificultar las relaciones interpersonales, y a pesar de que pueda despertar un estímulo erótico alto, interfiere en la capacidad de mantener una erección adecuada, provocando por lo tanto trastornos en los mecanismos de la erección, lo que conduce a sufrir Disfunción Eréctil, e incluso crónica en el caso de los alcohólicos. De hecho, más del 50% de los varones menores de 50 años tienen problemas de erección es estado de embriaguez.
Una situación que puede desembocar en una sensación de fracaso para el hombre, con el peligro de que comience a desarrollar sentimientos de ansiedad que dificultan la respuesta de excitación sexual en el siguiente encuentro sexual. El problema se agrava si se establece un círculo vicioso que lleve al desarrollo permanente de impotencia, porque incrementa su preocupación por saber si tendrá o no una erección.
Según el director médico de Boston Medical Group, el doctor Benítez, “el alcohol retarda, distorsiona y enlentece la percepción y respuesta de nuestros sentidos como reflejos, visión o audición. Y, dentro de estas respuestas, también se encuentra la respuesta sexual”.
Así, “su consumo inhibe el buen funcionamiento del sistema nervioso central, por lo que si no se produce una correcta comunicación entre el estímulos, el cerebro y el sistema circulatorio se entorpece la llegada de la sangre al pene, dificultando la penetración y el coito”.
Según un estudio de Boston Medical Group, el 71% de los hombres menores de 56 años que consumen alcohol de forma frecuente padece Disfunción Eréctil o Falta de Deseo Sexual. Un dato que alcanza el 62,5% cuando se habla de una franja de edad de entre 18 y 35 años aun sin tratarse de pacientes que son consumidores habituales, lo que convierte la excesiva ingesta de alcohol como la principal causa de los problemas de erección.
En palabras del doctor Benítez, “en general, nuestra percepción es que unos hábitos poco saludables, entre los que se incluye el abuso del alcohol, tienen un impacto muy negativo en la salud sexual de los hombres”.
En ese sentido, “hay que tener en cuenta que, a la larga, este estilo de vida tendrá consecuencias negativas en el correcto funcionamiento de otros órganos, ya que en ocasiones la disfunción eréctil es el primer síntoma de otras enfermedades como la hipertensión o problemas cardiovasculares”.
Fuente: La Razón