10 perturbadoras escenas de sexo en el cine

Por  Staff Puebla On Line | Publicado el 22-10-2019

Hay escenas sexuales cinematográficas tan perturbadoras, que preferiríamos no volver a verlas jamás. Claro, Hay otras que han ejercido tal fascinación en nuestras mentes, que las hemos tenido que repasar más de una vez (sin creer lo que estamos viendo). Recopilamos algunos de esos momentos bizarros que para bien o para mal, nos han provocado de todo…menos indiferencia.

El trío de Juegos Salvajes

Denise Richards, Neve Campbell y Matt Dillon protagonizan la escena más salvaje (sexualmente hablando) de esta película noventera. La acción, que a muchos nos tomó por sorpresa, involucra champagne, humedad y el shock de ver a las dos hermosas actrices en acción sexosa. Claro, hubiéramos matado porque la hermosa Theresa Russell (quien también sale en la película y tenía en ese entonces unos 40 y tantos años) se hubiera unido al grupo, pero no todo puede ser perfecto.

El sexo levanta muertos de Re-animator

Esta película ochentera que puede ser gore o de humor (o ambas) contiene una de las escenas sexuales de culto más extrañas de la historia: la cabeza desmembrada pero viva (muy viva) de uno de los villanos de la historia, intentando (con más ímpetu que habilidades) practicarle sexo oral a la heroína de la película. Olvidamos aclarar que esta obra de culto del cine de terror kitsch trata sobre un estudiante de medicina obsesionado con revivir cadáveres… y vaya que lo logra, porque despiertan bastante querendones.

Un momento Irreversible

Ésta sí es brutal en el peor sentido de la palabra. La escena de la violación del personaje de Monica Bellucci en un callejón oscuro y abandonado (como ésos por los que luego pasas en la CDMX regresando de la fiesta), sin duda es de las más fuertes y perturbadoras de todos los tiempos, tanto que la misma actriz italiana ha confesado que no ha sido capaz de volver a verla completa. Además, dura nueve terribles minutos, que son toda una eternidad.

¿Hay algo más enfermo que Bad Boy Bubby?

Esta película australiana noventera de humor negrísimo, la cual algunos críticos han considerado una versión enferma de Forrest Gump, incluye algunas de las escenas sexuales más espantosas de todos los tiempos. Bubby es un tipo que lleva 35 años encerrado en un cuarto subterráneo, ya que su madre le asegura que en la superficie ha ocurrido un cataclismo nuclear. Ella, una mujer obesa y abusiva, lo usa como objeto sexual. Vela bajo tu propio riesgo y sólo si cuentas con un seguro médico de salud mental y una buena dotación de ácido sulfúrico (lo necesitarás para echártelo en los ojos después de ver estas escenas... es broma, te eches ácido en los ojos).

Jennifer Connelly, esclava sexual en Requiem for a Dream

Cuando más nos habíamos encariñado con el personaje de Jennifer Connelly, es cuando peor le va en Requiem for a Dream. En un estado de dependencia patológica a la heroína, la joven junkie tiene que “venderse” como esclava con su dealer, y participar en fiestas eróticas donde se convierte en el sexual centro de la atracción. Literal, en algún momento termina en medio de una reunión clandestina rodeada de pervertidos que al grito de “ass to ass”, la fuerzan a tener sexo con otra chica atrapada en igualdad de condiciones. De esas escenas que lastiman y se quedan largo rato en la mente.

Crash, sexo a toda velocidad

¿Qué puede ser más incómodo que tener sexo en un auto? Ah, pues tener sexo en un auto que acaba de chocar, con una chica que tiene una gran cicatriz en el muslo y aparatos ortopédicos. Las aventuras de estos sádicos amantes del peligro que se excitan con los accidentes de autos (dentro de la sinforofilia entra este tipo de manía) y recrean accidentes famosos como fetiche, contiene no una, sino varias escenas sexuales bastante desquiciadas, no aptas para quienes le piden al chofer del Uber que le baje la velocidad porque “va muy rápido”.

La mantequilla en El último Tango en París

Cuenta la leyenda que esta escena de sexo fue real (no está comprobado). O al menos a Maria Schneider —la actriz de entonces 19 años—, no le avisaron sobre esta secuencia sexual que no venía en el guión y, sin decirle “agua va”, se filmó la famosa parte de cuando es penetrada por Marlon Brandon con mantequilla como lubricante. Sus lagrimas (al menos), sí que apostamos que fueron reales.

El sexo extraterrestre en La Región Salvaje

¿La mascota de Lovecraft se vino a vivir a México y es una criatura sexual que da placer a través de sus tentáculos? La escena más esperada de la película (cuya trama en realidad parece un capítulo extendido y con efectos especiales de La Rosa de Guadalupe) cumple con su cuota incómoda de morbo en los escasos segundos en que la protagonista tiene un encuentro sexual con un ser amorfo digno de caricatura hentai, en una secuencia que puede resultar bastante escabrosa.

Sexo, pudor y sangre en Gone Girl

David Fincher nos ha regalado algunas de las escenas más perturbadoras de la historia (la cabeza de Gwyneth Paltrow en una cajita, por ejemplo). Y en la película Gone Girl (Perdida), no se queda atrás. La escena de cama entre la inglesa Rosamund Pike y Neil Patrick Harris es tan sangrienta e inesperada, que nos hizo pensar seriamente en el celibato por miedo a que nos pasara lo mismo. Por cierto que Rosamund Pike confesó que para ensayar la complicada escena en la que rebana la yugular de su amante en pleno sexo, practicó con una muñeca de Dora la Exploradora. Ésa, por sí sola, es otra imagen que no queremos tener en la mente.

Maggie Gyllenhaal, La Secretaria hacendosa

Antes de protagonizar The Deuce —la excelente serie sobre los albores del cine XXX que acaba de terminar su primera temporada en HBO—, la señora Gyllenhaal ya había demostrado que le gustaba jugar sucio, y su papel en The Secretary al lado de James Spader (otro tipo que apostamos tiene su armario lleno cosas enfermas, pues él mismo ha declarado que tiene una “sensibilidad pervertida”) causó escozor, sobre todo por escenas sadomasoquistas como en la que Maggie en su papel de “secre” sumisa, es golpeada (como una yegua) en una granero falso montado en su escritorio, mientras lee una carta y su jefe (Spader) le coloca una silla de montar en la espalda. No quisimos ser tan explícitos, pero la escena es perturbadora. No lo intentes en la oficina, al menos en horas hábiles.

Fuente: GQ

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