Consejos (femeninos) para que seas mejor en el sexo

Por  Staff Puebla On Line/Foto: Agencia Enfoque | Publicado el 04-11-2018

¿Qué cosas suelen hacer, o no hacer, los hombres en la cama que no te gusta? Una pregunta sencilla, directa, que se extendió por mis contactos femeninos de Whatsapp para revelar algo tan triste como interesante: hombre heterosexuales del mundo, hay algunas cosas que estáis haciendo mal en la cama. O malamente, que no que no que no, como diría Rosalía. Quizás no os estáis dando cuenta, o quizás no os importe lo más mínimo. Si estáis leyendo estas líneas, esperemos que sea señal de que es lo primero.

En este artículo no se pretende generalizar, ni en cuanto a las habilidades sexuales de los hombres ni a las preferencias femeninas, sino trazar una guía de puntos en los que un buen grupo de mujeres consultadas ha coincidido. Experiencias que no hablan en nombre de todas, pero que reflejan patrones de conducta bastante evidentes. Como buen hombre moderno y lector de Esquire, debes aspirar a más que a tu propio placer. Porque el sexo es una cosa de dos y tu objetivo no debe ser eyacular, sino conseguir que ambos sintáis el placer que os merecéis.

Algunas consideraciones previas:

Las mujeres somos personas, y, como tales, somos únicas. Muchas de ellas coinciden en las opiniones que aquí se recogen, pero no te tomes sus consejos como una Biblia indiscutible.

Tampoco deis vuestras creencias por ley: antes de iniciar la guerra por demostrar que las mujeres siempre salen satisfechas de vuestra cama, daos cuenta de que no sois el centro del mundo.

Nunca dejéis de aprender. Más allá de este artículo, y definitivamente más allá de la pornografía. Los grandes amantes no nacen, se hacen.

Seguro que muchos ya hace tiempo que os preocupáis por el orgasmo femenino, más codiciado que el masculino. Vivimos en la modernidad, ya era hora de aprender que el sexo requiere más trabajo del que todos les estábamos dedicando, unos por comodidad y otras por ignorancia social inducida. Pero, aunque ahora penséis en ello, en la vida no todo son buenas intenciones: hay que ponerse manos a la obra.

Y para eso estamos aquí.

LA IMPORTANCIA DE LOS PRELIMINARES

Cuando en una escena de ficción dos personajes se disponen a hacer el amor, la pasión se desborda. Apartan de un empujón todo lo que hay encima de la mesa y se lanzan en ella. A veces no tienen ni tiempo de quitarse la ropa. Se quitan lo justo y necesario (él se desabrocha los pantalones y ella se quita las bragas por debajo de la falda) y al lío. Esto es, a penetrar. El cine perpetúa una y otra vez, por falta de tiempo o ganas, la muerte de los preliminares.

No es que esa escena de lujuria cinematográfica sea mala. Bienvenida sea cualquier situación sexual en la que todos los implicados estén pasándoselo en grande, con o sin preliminares. Sin embargo, la repetición excesiva de este patrón en la cultura popular nos ha pasado factura.

Hemos vivido bajo la creencia de que el sexo en pantalla es algo real, y no hablo sólo de la fantasía ilusoria del porno. En el cine mainstream vemos habitualmente un toma y daca, un aquí te pillo y aquí te mato (¡metafóricamente!), sin preliminares ni condón ni nada. Además de irreal, irresponsable. Es un sexo prefabricado, pensado para no incomodar demasiado al espectador y a la vez mostrar que sus personajes tienen un sexo apasionado. ¿Qué ocurre cuando empezamos nuestra vida sexual con estas imágenes en la cabeza? Bueno, los hombres pueden sentirse ligeramente defraudados (¿las mujeres no eran contorsionistas natas e insaciables?), pero pueden sentir placer de la forma en que se les ha enseñado: mete el pajarito en el nido y todo estará bien.

Para las mujeres es otro cantar. Nuestros órganos sexuales son más complejos y nadie se había molestado en comentárnoslo. Y, si algunas de nosotras ni siquiera lo sabemos, no quiero ni imaginar los hombres. Hay mucho que aprender del clítoris, la vagina y el orgasmo, y la mejor manera de descubrir qué da placer a cada mujer (recordemos: funciona de manera diferente para cada una) es practicando. Ahí, la masturbación debe ser siempre el paso previo al coito.

En estos preliminares IMPRESCINDIBLES (lo pongo en mayúsculas, por si aún no había quedado claro), los dedos son los que hacen la magia. Pero no cojas demasiadas técnicas de lo que has visto en webs X: el clítoris no es algo que puedas amasar como la base de la pizza. No consiste en restregar, restregar y restregar, porque de esa forma lo único que conseguís es que duela y esa zona se quede insensible. Ergo, no orgasmo para nosotras.

Calma con esto, porque os podéis cargar la noche en un segundo. La mejor manera de comenzar una relación sexual estándar es sacándole partido al tacto. Recorre su cuerpo. Bésala y acaríciala, y poco a poco acércate a sus partes íntimas. Si la haces esperar un poco, al tocarla será mucho más intenso. Una vez allí, no te dejes llevar por la sangre que se acumula en tus partes bajas y ve despacio. Busca el clítoris (no es tan difícil) y estimúlalo cambiando los ritmos, pero nunca de forma agresiva.

Cuando consideres, según ella y la urgencia del momento, introduce los dedos, pero bajo las mismas máximas: sé firme, pero no violento. Y sobre todo: no te limites a meter y sacar los dedos. Busca, explora. Quizás no lo sabíais, pero el punto G femenino se encuentra en la parte alta del interior de la vagina. Intenta llegar a él y demuestra que sabes de qué va el tema. Muchas de las mujeres con las que he hablado aseguran que prefieren tener un orgasmo (al menos, una vez) antes de la penetración, porque así toda la relación posterior es mucho más placentera. Tenedlo en cuenta. 

Por último, hay otra zona de conflicto: las tetas. Es también una parte del cuerpo muy sensible, y no especialmente excitante para todas las mujeres durante el sexo. Aun así, es indiscutiblemente una zona erógena que a los hombres os encanta explorar y muchas mujeres encuentran estimulante. ¡Bien por todos nosotros!

QUERIDO SEXO ORAL

No seas como DJ Khaled, que se quedó tan pancho cuando declaró que no le practicaba sexo oral a su mujer aunque ella sí se lo practica a él porque, literalmente, los hombres tienen otras reglas de juego. La Edad Media llamando: se les ha perdido un bufón.

El sexo va de generosidad. Y también de sinceridad. ¿No te gusta practicar sexo oral? No hay problema: avisa a tu compañera y que decida si tu falta de predisposición a algo tan básico en la cama merece que ella sí lo haga. Cuántas veces, después de una buena felación, nos hemos quedado alucinando viendo cómo os poníais el condón, listos para empezar. ¿Y mi parte? Sin estrenar. Pues vaya plan.

En la cuestión del sexo oral, ante todo respeto y comunicación. Para los bienaventurados que sí quieren practicarlo, un consejo general de parte de las encuestadas: dejad de hacer la aspiradora. No, succionar el clítoris con vuestra boca no es placentero, ni sexy, ni siquiera lógico. ¿Qué intentáis obtener de ahí? ¿El Santo Grial? El cunnilingus no es eso. Despacio y con buena letra. Usando la lengua. Escuchando y sintiendo de qué modo le gusta a la mujer en concreto. Disfrutándolo vosotros también.

Quizás tu problema no es que no quieres, sino que no estás seguro de cómo hacerlo bien. Todo en esta vida se consigue con práctica, y también escuchando lo que tu compañera tiene que decir: nadie conoce sus partes íntimas mejor que ella, así que no vayas de listo.

Lo más importante, más allá de los detalles, es saber escuchar. Es una de las conclusiones últimas a las que llegarás en este artículo, desde luego. Y esa disposición a aprender se engloba en otro de los grandes puntos para mejorar en el sexo: la actitud.

CUESTIÓN DE ACTITUD

La técnica es importante, pero casi más lo es la actitud. Eso por lo que tu profe de primaria te daba puntos positivos ahora te va a servir para ser un mejor amante. Para que luego digan. La actitud engloba muchas cosas: ser proactivo, estar pendiente de tu pareja en todo momento, interpretar las señales que envía su cuerpo y actuar en consecuencia, preocuparte también por su placer…

A veces, los hombres olvidan lo importante que es una buena actitud en el sexo. También las mujeres, claro, pero el hecho de que nuestros procesos sean más complejos que los masculinos hace que estemos más por la labor. Y es que a veces parece que penséis que el pene es lo único que importa en vuestro cuerpo, y no es así. Olvidemos de una vez el falocentrismo, por favor.

¡Cuidado con las caras! La expresividad nula de algunos hombres es capaz de dejar el libido de una mujer por los suelos en cuestión de segundos. Porque, aunque no sea así, transmite una cosa muy clara: no te está interesando el tema lo más mínimo. Tú has venido aquí a lo tuyo, y como si te estuvieses tirando a una muñeca hinchable. No puede ser.

Estar implicado en las relaciones sexuales es importantísimo, y tiene que ver con todo lo que hemos ido apuntando en este artículo: mostrar predisposición para los preliminares y el sexo oral, mirar más allá del placer propio o expresar el deseo que -esperemos- se está sintiendo para dar seguridad a tu pareja (igual que las mujeres habitualmente usamos los gemidos no sólo para mostrar que lo estamos disfrutando, sino también para ayudar al hombre a seguir a tono).

Generosidad, señores.

Luego está la cuestión de las preguntas. Preocuparte por el estado de la mujer durante el sexo es importante (¡ya lo hemos dicho mil veces aquí!), pero esa preocupación no debe materializarse en forma de preguntas constantes y pesadas. De igual modo que jamás de los jamases debes preguntar “¿Has llegado?”, recorta lo más posible los “¿Estás bien?” o “¿Te gusta?”.

Fuente: esquire

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