CuidatePlus informa que el sexo comienza en el cerebro es algo que quizás no nos hayamos parado a pensar. Aunque a priori podamos asociarlo únicamente a la parte física, lo cierto es que el plano psíquico es también fundamental en una relación sexual. De hecho, todo empieza con un pensamiento, responsable de propiciar la activación del deseo.
“Es necesario que surja este deseo para que entremos en fase de excitación”, afirma Mariela Martínez Ramos, psicóloga y miembro de la Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (AEPS). El deseo, continúa la sexóloga, puede ser inducido por diferentes factores externos como un olor, unas palabras o una caricia. Asimismo, los estímulos internos, entre los que se incluyen fantasías, sueños, pensamientos o meras cuestiones hormonales, son igualmente válidos.
Por ello, la especialista subraya la importancia de que la mente esté conectada con el cuerpo: “El hecho de que en el sujeto haya una buena integración entre lo psíquico y lo corporal es un signo de buena salud mental”.
Dejando a un lado el binomio cuerpo-mente y centrándonos solo en el último término, existe un concepto que se ha empleado con más intensidad en los últimos años: el neurosexo. A pesar de que pueda parecer un vocablo de lo más extravagante y que sugiera un nuevo modo de tener relaciones sexuales o de experimentar con nuestro placer, en realidad, se refiere a algo que todos hacemos en cierta manera.
En concreto, el neurosexo engloba aquellos estímulos psíquicos que permiten llegar al anhelado clímax sin necesidad de estimulación genital. “Se podría decir que todo el mundo lo practica sin darse cuenta. Por ejemplo, se consideraría neurosexo el hecho de que una persona se permita imaginar sus propias fantasías sexuales”, explica Martínez, miembro también del Colegio de Psicólogos de Madrid. De esta forma, la imaginación juega en estos casos un papel clave.
Eso sí, la especialista admite que buscar formas alternativas de placer es algo de lo que se se está hablando mucho últimamente, poniendo especial entusiasmo en explorar todos los potenciales de la mente humana. “Las personas que están interesadas practican con autoestimulación mental, hipnosis o prácticas que vienen de Oriente. Todas ellas persiguen integrar esa parte que oscila entre la imaginación y la conciencia a nivel corporal”, detalla la sexóloga, quien añade que el objetivo final es tratar de separar el cuerpo-mente, es decir, llegar al orgasmo sin que haya una estimulación física-genital.
Cómo conseguir un orgasmo mental
En este sentido, los orgasmos mentales también se incluyen dentro de lo que se define como neurosexo. Pero, ¿es posible alcanzarlos? “Algunos estudios que se han hecho apuntan a que sí. Hay que tener en cuenta que el cuerpo siente conforme a lo que pensamos. De algún modo, no distingue la fantasía de la realidad”, responde Martínez. Para entenderlo, la psicoanalista manifiesta que esto es lo que ocurre con los ataques de ansiedad, que “no son más que pensamientos anticipados de lo que podría producirse y, aunque existen muy pocas posibilidades de que suceda, el individuo lo vive como si fuera a ocurrir”.
Barbara Carrellas, autora de Ectasy is necessary: a practical guide, es una coach sexual estadounidense que investigó diferentes maneras de llegar al clímax mediante ejercicios respiratorios y movimientos pélvicos, siendo la concentración algo esencial. De acuerdo con su técnica, que carece de estimulación genital física, el primer paso sería mecer la cadera hacia arriba y abajo suavemente al ritmo de la respiración. Este movimiento hará que el cuerpo entre en calor y empezará a descontrolarse con la ayuda de fantasías.
“La mente puede disfrutarlo como si estuviera sucediendo de una forma física. Por tanto, la estimulación y la parte neurocerebral se activan, provocando al final los mismos efectos que un orgasmo físico”, resalta Martínez.