La Prensa dio a conocer que tener relaciones sexuales, suele ser algo positivo y deseable, con muchos beneficios para la salud. Existe una gran variedad de estudios que aseguran que mantener sexo al menos dos veces por semana reduce a la mitad las posibilidades de morir de una enfermedad del corazón.
En este sentido, expertos aseguran que el sexo tiene una relación inversamente proporcional con la presencia de enfermedades cardiovasculares: cuanta mayor sea la frecuencia de relaciones, menos patologías. Esta actividad disminuye la presión arterial, activa la circulación sanguínea y libera una cantidad de sustancias químicas que producen placer y felicidad.
Sin embargo, bien es cierto que todo en exceso es malo y si bien el límite de encuentros sexuales depende propiamente de cada individuo y sus necesidades, existe una patología en la que tener este tipo de intimidad se convierte en una compulsión que puede tornarse insana y afectar múltiples esferas constitutivas del ser humano.
Se conoce este trastorno como hipersexualidad y se caracteriza por una frecuencia e intensidad elevadas de fantasías y conductas sexuales, un elevado deseo sexual y conductas sexuales de riesgo que se relacionan con elementos impulsivos o compulsivos, y que provocan malestar en la persona.
Se trata de un tema que ha dado lugar a muchas discusiones entre los investigadores. Es más, no está incluida en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, debido a que la Asociación Estadounidense de Psiquiatría considera que la evidencia científica no resulta suficiente.
No obstante, la poca literatura que existe al respecto destaca que una conducta sexual compulsiva puede generar problemas económicos por varios motivos. Un gasto considerable en productos y servicios sexuales puede ser una señal inequívoca de hipersexualidad.
Por otro lado, existe una pérdida de control sobre los impulsos individuales y los pacientes suelen empezar a consumir pornografía en exceso o tener relaciones sexuales en el lugar de trabajo, incluso durante la jornada laboral. En consecuencia, esta compulsión no solo puede generar pérdidas, sino también llegar a incomodar a quienes rodean a la persona.