Mens Health informa que dicen que el tamaño no importa y aunque el sexo es, en gran parte, un acto mental, en ocasiones el físico nos puede facilitar o dificultar algunas cosas. Por ejemplo, en el caso de que seas un hombre que está más bien del lado de los bajitos, por debajo de la media de altura española que está en torno a 1,76 y estés con una mujer más alta que tú, es posible que algunas posiciones no funcionen demasiado bien.

Por ejemplo, pensemos en la posición del misionero. En esa postura la chica está tumbada sobre la cama y el chico se coloca encima de ella. Normalmente, sus caras quedan a la misma altura, con lo que ambos pueden mirarse a los ojos, besarse, chuparse, morderse y todo lo que quieran. Pero si resulta que él queda un poco más abajo, es posible que no sea lo mismo. No será nada terrible, obviamente, pero el desajuste puede distraer a los amantes o hacer aflorar complejos en los que no les apetece invertir ni un segundo mientras están juntos.

En este artículo hemos seleccionado algunas posturas que evitarán que haya problema de ese tipo. Posiciones que evitan en casi todos los casos por la verticalidad y porque sea ella la que esté encima. Sin más preámbulos, os dejamos con nuestras propuestas.

El trono

Bien, con el chico sentado en una silla, un sillón o al borde de la cama, la altura del chico será completamente irrelevante. Ella se colocará sobre su pene y será la que controle la penetración. Mientras, estaría bien que él se dedique a acariciarla por todas sus zonas erógenas. Si no tiene mucha idea sobre cuáles son las que más le gustan a ella, no está de más irle preguntando.

La cucharita

Con ambos amantes tumbados de lado, la altura también dejará de ser relevante con esta postura en la que ambos sentirán que están muy cerca. Esta posición facilita la penetración y la estimulación del clítoris con la mano o con algún tipo de juguete sexual, con lo que no creo que a nadie le preocupe lo más mínimo la estatura.

El perrito

Otra posición en la que la altura no es nada importante y que hará que ambos miembros de la pareja disfruten como locos. Dependiendo de las diferencias de estatura, la chica tendrá que adaptar la altura a la que se sitúa su vulva para permitir que él la pueda penetrar más fácilmente. Algo que, por otra parte, hay que hacerlo en casi todos los casos.

El perrito tumbado

Una postura que puede funcionar perfectamente para sustituir a la del misionero que antes habíamos recomendado dejar para otra ocasión. Con la ventaja añadida de que ella podrá aumentar la presión de las paredes de la vagina apretando un poco su trasero lo que es posible que a él le vuelva loco de placer.

La vaquera

Finalmente, con él tumbado sobre la cama y ella controlando la situación montada sobre él, esta postura permite evitar las diferencias de tamaño a la vez que resulta perfecta para estimular el clítoris gracias a los movimientos de la penetración, lo que podría hacer que ella alcance el orgasmo a través de esa vía exclusivamente. Si él se dedica a tocar sus pechos y su trasero, seguramente la ayudará a conseguirlo.