El Mundo informa que en una reciente (y estelar) intervención en The Pat McAfee Show, Tyson Fury no sólo confesó deberle "gran parte de mis éxitos deportivos a que me masturbo siete veces al día", sino que dio todo lujo de detalles sobre el efecto benefactor que le reporta una práctica con la que, además de fortalecer sus manos, controla sus niveles de testosterona. No es la primera vez que el boxeador británico hace alarde públicamente de su afición. Ya en 2020, el peso pesado aludió al lubricante como uno de los 10 artículos sin los que no puede vivir.
Tampoco es el único deportista que ha hablado abiertamente sobre los beneficios del sexo (en soledad o en compañía de otros) en el rendimiento deportivo. Cuentan que, días antes de que el mítico Milan que tantos disgustos le dio al Real Madrid en la Copa de Europa se jugara el Scudetto ante el Nápoles de Maradona, Berlusconi pidió a sus jugadores que mantuvieran abstinencia sexual para que pudieran reservar, de esa forma, toda su energía para soltarla en el campo. Tras escuchar las palabras de su presidente, Gullit se puso en pie para rechazar su recomendación con una tajante exclamación "¡Yo con las pelotas llenas no puedo correr!".
Chascarrillos y leyendas urbanas a un lado, lo que está claro es que la relación entre el sexo (en soledad o en compañía de otros) y el deporte siempre ha dado mucho de qué hablar.
NIVELES DE TESTOSTERONA
Según un estudio global de 20211 realizado por la marca de juguetes sexuales masculinos Arcwave en el que participaron más de 14.000 personas de 17 países, el 57% de los hombres declaró masturbarse regularmente al menos una vez a la semana, mientras que el 13,1% lo hace una vez cada dos semanas y sólo el 8,8% lo hace una vez al mes. Aunque estos hábitos distan mucho de las siete veces diarias de Tyson Fury, no viene mal reflexionar sobre cómo afectan estas costumbres al rendimiento deportivo.
Sergio Fosela, sexólogo y escritor. Profesor y coach sexual certificado por la AETS en España, explica que "la masturbación aumenta la testosterona en el momento del estímulo sexual, al igual que el mero hecho de excitarse, pero vuelven a descender hasta niveles promedios inmediatamente después de la eyaculación". Es importante tener en cuenta, nos recuerda, que "los niveles de testosterona son también el resultado de otros factores relacionados con la salud general: dieta saludable, alimentos ricos en zinc, pérdida de peso, entrenamiento de fuerza y de alta intensidad, vida sexual activa, etc.".
A pesar de que el fogoso Fury (y él mismo también esté convencido de ello), Fosela aclara que "no hay pruebas científicas que demuestren el impacto de la masturbación en el rendimiento real". La frecuencia con la que debería practicarse dependería realmente del tipo de deporte. "En el boxeo, por ejemplo, sería más efectivo masturbarse una semana antes del combate y abstenerse hasta ese día para aprovechar un pico de testosterona (si es lo que se busca, según las declaraciones de Tyson Fury). Pero en otros deportes en los que la concentración es esencial, hacerlo unas horas antes puede proporcionar una liberación más inmediata de endorfinas y serotonina esenciales para mantener la mente relajada. Un día antes de una prueba importante, también puede proporcionar un buen descanso, ya que la prolactina también se segrega con el orgasmo".
RUTINA DE BIENESTAR
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Christopher Ryan Jones, psicólogo clínico y terapeuta sexual, tiene un mensaje para los que creen que, siguiendo la receta de Tyson Fury, recurrir a la masturbación siete veces al día va a ser la receta para triunfar en el terreno deportivo. "Lo siento, pero simplemente esto no va a suceder. Sin embargo, si pensamos en la masturbación como parte de una rutina de bienestar general, sí que puede resultar muy beneficiosa y, por eso, se la aconsejo a menudo a mis pacientes".
¿Cuántas veces son demasiadas? "Siempre respondo diciendo que si alguien es capaz de seguir el ritmo del trabajo o de la escuela, de gestionar sus relaciones y responsabilidades que se masturbe todo lo que quiera. Para algunas personas, siete veces al día puede parecer mucho. Para otras, en cambio, puede ser sólo su rutina diaria. No creo que la gente deba juzgar o comparar su masturbación (u otros hábitos sexuales) con la de los demás. Sencillamente, no tiene sentido porque cada uno de nosotros somos diferentes. No sólo anatómica y biológicamente, sino que hay una serie de variables que influyen en nuestro deseo sexual, como el estrés, el miedo o la ansiedad. Lo importante, y lo que intento transmitir a las personas que vienen a mi consulta, es que si no se masturban a menudo, que cuando lo hagan, intenten realmente disfrutar de la experiencia y encontrar formas de aumentar su placer", concluye,