Tratar de establecer cánones ideales para el sexo, que puedan aspirar a considerarse más o menos universales, es muy difícil. Se trata de algo profundamente personal e íntimo, por lo que las preferencias de cada persona (que son, al fin y al cabo, lo que importa) pueden variar enormemente; esto sucede, por ejemplo, al tratar de definir cuánto debería durar.
Así, no es posible dar una respuesta definitiva a esa pregunta. Como decíamos, el tiempo que debe dedicarse idealmente al sexo depende en última instancia de las preferencias de cada cual. Y, aunque algunas investigaciones científicas han intentado hallar algún tipo de evidencia, se han topado con problemas como que ni siquiera la definición precisa de sexo está clara.
¿Qué entendemos por sexo?
Puede parecer una broma, pero genuinamente es difícil precisar qué comprende este término. ¿Hace referencia sólo a la penetración? ¿O también incluye otras formas de contacto físico como el sexo oral o la masturbación mutua? ¿Y qué sucede con la masturbación en solitario? La realidad es que distintas personas van a responder de manera diferente a estas preguntas, y como es lógico esto va a tener una influencia decisiva en lo que creen que debería durar el sexo.
En este sentido encontramos muchas de las limitaciones de la literatura científica existente sobre la duración del sexo (que han tendido a estudiar exclusivamente la penetración, especialmente la vaginal). En otros casos, los estudios pueden haber tenido en cuenta sólo relaciones heterosexuales, o haber obviado el sexo entre más de dos personas.
También, especialmente en aquellos trabajos elaborados a partir de entrevistas y encuestas, hay que reconocer la posibilidad de que los sujetos hayan mentido para ajustarse a las convenciones sociales, algo que es especialmente probable si tenemos en cuenta todos los tabúes en torno a la cuestión. Por ello, es importante ser prudentes y críticos a la hora de interpretar estas investigaciones.
Lo que dura vs lo que debería durar
Teniendo todo lo anterior en cuenta, los dos principales enfoques para indagar en la cuestión hasta ahora han sido medir el tiempo que dura el 'sexo' (recordemos que diferentes trabajos emplean diferentes definiciones) o tratar de dilucidar lo que las personas piensan que debería durar.
En el primer grupo, tenemos por ejemplo una investigación internacional de 2005 publicada en el Journal of Sexual Medicine que pidió a un grupo de parejas heterosexuales que midiesen la duración de sus relaciones sexuales desde la primera penetración hasta la eyaculación masculina. Con estos parámetros, las respuestas obtenidas variaban entre los 33 segundos y los 44 minutos, con una duración media de 5,4 minutos.
Desde el lado contrario, un estudio en 2008 y publicado en el mismo medio pidió a una cohorte de sexólogos y terapeutas del sexo de Estados Unidos y Canadá una estimación de la duración sana del coito vaginal heterosexual. De sus respuestas, dedujeron que una duración de menos de tres minutos es "motivo de preocupación clínica", que entre tres y siete minutos es "adecuado", que entre siete y trece minutos es "deseable" y que entre trece y treinta minutos es "excesiva".
Esto choca con otros trabajos, también publicados en The Journal of Sexual Medicine en 2010 y 2020 respectivamente, que encontraron que el tiempo que a las mujeres heterosexuales alcanzar el orgasmo mediante la penetración vaginal por un hombre es, de media, más largo que lo que la investigación de 2005 encontró que suele durar el coito vaginal en las parejas heterosexuales y de lo que los terapeutas consideraron "deseable" en el estudio de 2008. Es decir, que al menos una buena parte de las mujeres heterosexuales no llegarían al orgasmo por esos medios si nos atenemos a esas respuestas.
Las parejas de mujeres homosexuales tienen encuentros más largos
Precisamente en eso parecen incidir los resultados de un artículo de 2014 publicado en The Journal of Human Sexuality (2014), que determinó que las parejas de mujeres homosexuales suelen tener encuentros sexuales mucho más largos que las parejas heterosexuales o las parejas homosexuales masculinas, si bien con menor frecuencia.
Sin embargo, hay que destacar que esta investigación, realizada mediante encuestas, no proporciona una definición concreta de encuentro sexual, por lo que podría haberse visto afectada por las concepciones y definiciones de cada uno de los participantes.
Otro aspecto reseñable es que, midiendo la satisfacción sexual de los distintos grupos, encontró que se relacionaba tanto con la frecuencia de los encuentros sexuales como con la duración de los mismos, sin que se apreciase ninguna diferencia notable a ese respecto entre los tres grupos.
Entonces, ¿Cuánto debe durar?
Lo que esta disparidad de resultados arroja es la dificultad de concluir una duración idónea para lo que sea que consideremos que es el sexo. Son muchos los factores que pueden influir en cuánto duran y cuánto deberían durar nuestras relaciones sexuales, (como hemos visto, la orientación sexual es uno de ellos; otros serían las circunstancias específicas del encuentro concreto, la salud sexual y general de cada persona, la edad o el lugar geográfico).
Al final, no obstante, la única duración ideal es aquella que se ajuste a las preferencias de cada persona implicada para ese encuentro concreto; la necesaria, en definitiva, para obtener la máxima satisfacción.
Fuente: 20 minutos