CuidatePlus informa que desde el principio de los tiempos la infertilidad ha sido una de las grandes preocupaciones de la humanidad. Considerado un "castigo divino" en el pasado (que se achacaba sólo a la mujer), desde hace décadas tiene posibles soluciones aportadas desde el ámbito de la investigación y la medicina.
Si nos centramos en la fertilidad masculina, existen diversas características que pueden impactar de forma positiva o negativa en la capacidad de reproducción. Según Ferrán García José, presidente de la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva (Asesa), la fertilidad masculina se empieza a condicionar desde la fase embrionaria. “A partir de la 8ª semana de gestación se empieza a desarrollar el testículo. Hay sospechas fundadas de que ya en ese momento podrían actuar de forma negativa los denominados disruptores endocrinos y los disruptores estrogénicos”.
Los primeros son los principales “sospechosos” de ser los causantes del deterioro de la calidad del semen que se observa a nivel global, sobre todo en países industrializados. Y también del incremento de ciertas patologías del aparato reproductor masculino: hipospadias, criptorquidia y cáncer testicular.
El factor ambiental
En ese impacto negativo influyen en gran medida los factores ambientales, sobre todo productos químicos de uso habitual en la industria, la industria agroalimentaria y el hogar: pesticidas, insecticidas, productos de higiene personal y de limpieza, materiales de construcción, materiales plásticos, ropa, juguetes, electrodomésticos, aparatos electrónicos y un largo etcétera, que pueden interferir en el desarrollo de los testículos y que perjudican la capacidad reproductiva.
En este sentido, y según Marisa López-Teijón, directora de Institut Marquès, “el varón está mucho más expuesto que la mujer a sufrir infertilidad por la acción de sustancias contaminantes”. Ésta explica que el primer contacto con estos tóxicos químicos empieza desde el inicio de la vida, ya que llegan desde la sangre materna, a través de la placenta, al embrión. “El tipo de tóxicos y la cantidad de los mismos dependerá de los niveles que tenga su madre”.
Según diversos estudios realizados por Institut Marquès en España, existe una peor calidad del semen en zonas donde la presencia de este tipo de sustancias químicas es más elevada. Los resultados mostraron una prevalencia de oligozoospermia (reducción en la concentración del número de espermatozoides en el eyaculado) mayor en Valencia (22,7%), Barcelona (22,7%) y el País Vasco (18,7%). Estas son las regiones de España con mayor grado de industrialización en los últimos 50 años. Y menor en Galicia (8,5%) y Andalucía (13,7%), regiones con menos industria.
Patologías y trastornos
En cualquier caso, las causas más comunes que propician la esterilidad masculina y que pueden tratarse son: las infecciones, obstrucción deferencial (vasectomía), hipogonadismo hipogonadotrófico (provocado por el déficit de hormonas gonadotróficas), la infertilidad inmune (al producir anticuerpos antiespermáticos), varices en los testículos o varicocele y el tumor hipofisario.
También tienen posibilidad de tratamiento los factores gonadotóxicos, provocados por el consumo de determinados fármacos, drogas, tabaco, alcohol o anabolizantes, o por temperatura elevada. Además de la obstrucción de eyaculadores, eyaculación retrógrada, aneyaculación y la obstrucción del epidídimo.
inalmente, aquellas patologías que no tienen tratamiento son: la obstrucción intratesticular, la insuficiencia testicular primaria y ciertas enfermedades genéticas, además de causas idiopáticas. “Es la etiología más frecuente, ya que en un 30% de los casos no se llega a encontrar la causa”, apunta el portavoz de Asesa.
Cómo puede mejorar
Para cada una de estas patologías o trastornos existen tratamientos específicos: antibióticos en caso de infección, tratamiento hormonal en el caso del hipogonadismo hipogonadotrófico, o quirúrgicos en el varicocele, entre otros. No obstante, para mejorar la fertilidad en el caso de los hombres también se recomienda adoptar ciertos hábitos saludables: dieta equilibrada, ejercicio físico moderado, normopeso, evitar el consumo de tabaco y alcohol, reducir la cafeína y evitar el estrés. “La importancia del estilo de la ropa y de su opresión sigue siendo controvertido, pero esto en combinación con el comportamiento o postura pueden tener efectos significativos”, considera García José.
Desde su punto de vista, el tratamiento con suplementos alimenticios puede mejorar la calidad del semen por su efecto antioxidante, algo que no siempre tiene una traducción clínica, “porque al final lo que se busca en conseguir el embarazo, que depende también del factor femenino. Y no hay evidencia científica de buena calidad que demuestre que este tipo de tratamientos aumente las tasas de embarazo”.
En cualquier caso, lo más importante para el tratamiento de la infertilidad es establecer un diagnóstico, que requiere de una evaluación del hombre por el especialista. “Las parejas con problemas de fertilidad acuden primero al ginecólogo, pero los hombres con alteraciones en la calidad del semen deberían exigir su evaluación por un andrólogo”.