El confidncial informa que miedo a que los robots nos quiten el trabajo siempre ha estado ahí. Recordemos, al fin y al cabo, que en 1812 un grupo de trabajadores incendió 60 máquinas de tejer medias en Nottingham, anteponiéndose a la creación de sindicatos o a las huelgas que vendrían después.
Y aunque ha pasado mucho tiempo desde entonces, el temor a que sean finalmente las maquinas las que de aquí a unos años nos sustituyan haciendo lo que nosotros hacemos, pero de manera más eficiente, sigue estando ahí.
Los robots siempre han llamado la atención de los seres humanos, y han ayudado a fomentar la fantasía y la creación de historias de ciencia ficción.
Isaac Asimov inclusive inventó las conocidas como tres leyes de la robótica: un robot no puede dañar a un ser humano o permitir que sufra daño alguno, tiene que obedecer sus órdenes (pero siempre que estas no entren en conflicto con la primera Ley).
Desde 'Star Wars' a 'Blade Runner', pasando por la reciente serie 'Love, Death and Robots', que explora un mundo en el que seres humanos y robots conviven de la mano con los problemas que eso puede conllevar, son muchos los autores que han decidido aventurarse a imaginar qué problemas éticos se darían en un futuro no muy lejano en el que los robots no solo podrían quitarnos el trabajo, sino también vivir a nuestro lado, tener sus propias motivaciones o incluso, en algunos casos, desear hacernos daño (aunque vaya contra la primera ley de la robótica).
Amor y robots
Suena a distopía, pero vivimos en un mundo de por sí bastante distópico. La psicóloga Marianne Brandon se aventura a hablar en un reciente artículo publicado en 'Psychology Today' de algo aún más polémico: el amor (o más bien el sexo) entre personas y robots. "Ya no necesitamos una pareja para vivir cómodamente en la cultura occidental. Las mujeres ya no dependen de un hombre para obtener ingresos, y los hombres ya no dependen de una mujer para administrar un hogar o formar una familia. Además, dado que pasamos mucho tiempo en las redes sociales observando lo que parecen ser los increíbles romances de otras personas, las expectativas en nuestras propias relaciones son más altas que nunca. No es suficiente estar simplemente "satisfecho" con una pareja. Queremos la perfección".
Los robots sexuales humanoides entrarán en escena en unos años. Serán más sofisticados que los que ahora están disponibles, se moverán, lucirán e incluso hablarán como humanos La psicóloga apunta que, al no estar ninguno a la altura de las expectativas, nos defraudamos constantemente. "Hay en la actualidad tantas aplicaciones y sitios web diseñados para ligar y el mundo está ahora lleno de posibles parejas sexuales, como nunca antes se había experimentado en la historia de la humanidad.
Entonces, la mayoría de nosotros estamos de acuerdo en que nuestra evolución sociocultural es progresiva y constructiva y estos cambios han traído nuevos desafíos al romance. Las personas tienen menos relaciones sexuales que antes, y las tasas de problemas y disfunciones sexuales siguen siendo bastante altas. Y luego están los robots sexuales". Algunos expertos están de acuerdo en que de dos a cinco décadas los robots sexuales humanoides entrarán en escena, serán más sofisticados que los que ahora están disponibles, se moverán, lucirán e incluso hablarán como humanos.
Ahora mismo, cuando la pornografía en realidad virtual y otros conceptos que van desde el satisfyer a la 'waifu' que puedes adquirir en Aliexpress, están cambiando la forma en que las personas satisfacen sus necesidades sexuales, no parece descabellado pensar que los robots sexuales puedan convertirse en el futuro en una alternativa asequible a una pareja humana, en un mundo donde cada vez más las personas se ven como 'likes' o elecciones en un mercado. Los avances en la tecnología sexual permitirán a los solteros disfrutar de una vida sexual variada, y las parejas podrán ampliar su repertorio incorporando novedades en sus vidas amorosas.
Los avances en la tecnología sexual aportarán beneficios a muchos: los solteros podrán disfrutar de la experiencia de una vida sexual variada, y las parejas podrán ampliar su repertorio incorporando novedades en sus vidas amorosas. Es innegable admitir que la tecnología interactúa con todos los aspectos de nuestras vidas, cambiando la forma en que comemos, nos comunicamos, viajamos e incluso tenemos relaciones sexuales. Antes de lo que podríamos esperar, los robots sexuales serán capaces de satisfacer las necesidades de las personas, para bien o para mal.
Nuestro amor y vulnerabilidad, y nuestra capacidad de dar y recibir amor, se vuelven más críticos a medida que avanza la tecnología, es absurdo convertirlo en tabú y no hablar de ello. En lugar de emular a nuestros antepasados incendiando máquinas que suponen el futuro, debemos afrontar lo que está por llegar aprovechando al máximo el avance de los tiempos.