Pandemia por COVID disminuyó el apetito sexual de...

Por  Staff Puebla On Line | Publicado el 25-04-2021

Semana informa que hace más de un año, cuando empezó el confinamiento a causa de la pandemia en la mayoría de países, los expertos en demografía predijeron una nueva explosión de embarazos. Ese nuevo baby boom se daría por cuenta de que las parejas, desprovistas de agendas sociales, salidas a comer y sin vacaciones, estarían más dispuestas a pasar tiempo bajo las sábanas.

Pero un año después se ha podido confirmar que sus expectativas estaban totalmente equivocadas. Aún más, sucedió todo lo contrario. Las parejas han estado desanimadas para participar en las lides del amor, o al menos la mitad de ellas, puesto que la peor parte la llevaron las mujeres, que, según estudios recientes, tuvieron una disminución importante de su libido, la suficiente como para decirle no al placer conyugal.

Liam Wignall y Mark McCormack lo confirmaron con un estudio sobre cómo había afectado el encierro la salud sexual y encontraron que el confinamiento, por obvias razones, acabó con la actividad sexual de las parejas que no vivían bajo un mismo techo. Esto afectó de manera desproporcionada a los jóvenes, que, más que los viejos, estaban explorando su sexualidad en relaciones románticas que apenas estaban floreciendo.

Pero su objetivo principal era dilucidar lo que sucedía de puertas para adentro entre las parejas que ya convivían. Para ello, Wignall y McCormack sondearon a 565 personas del Reino Unido entre los 18 y los 32 años durante el pico de la pandemia correspondiente a mayo de 2020. Los participantes debían comprometerse a una serie de actividades sexuales antes y después del encierro como tener relaciones sexuales, masturbarse o mirar pornografía. Así mismo, debían contestar cómo se sentían emocional y físicamente.

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Según el estudio, que fue publicado en Journal of Sex Research, los investigadores observaron que durante el encierro bajaron todas estas actividades. Pero la mayor sorpresa fue que el gran descenso se vio en la actividad sexual con la pareja, que cayó durante el encierro 25 por ciento. Las que siguieron teniendo relaciones sexuales tuvieron una disminución en la frecuencia. Tanto la masturbación como la pornografía y las relaciones disminuyeron más de 20 por ciento y las mujeres reportaron menos deseo que los hombres. “Esperaba ver descenso en el deseo de ambos sexos, pero para mi sorpresa solo vimos reducciones importantes en las mujeres”, señaló Wignall al diario The Times.

Para el experto, quien enseña Psicología en la Universidad de Bournemouth, las razones pueden ser varias. Una que tiene mucho sentido es la carga que recibieron las familias durante la pandemia y en especial las mujeres, a quienes les tocó trabajar en el hogar, ser profesoras de sus hijos y amas de casa. Eso influyó en un mayor cansancio e indisposición para las lides de la pasión.

Pero otra teoría es que el experimento natural que proporcionó la pandemia puso en relieve una hipótesis y es que las mujeres se aburren más pronto de sus parejas. Esta conjetura no es nueva, pero goza de cierta aceptación entre los sexólogos. Señala que las mujeres no tienen deseo sexual más bajo, sino que pierden el interés mucho más rápido que los hombres, en especial cuando el sexo es repetitivo y no muy bueno. De esta manera, mientras la duración de la relación no afecta el interés ni la satisfacción de los hombres, a las mujeres la llama de la pasión se les apaga rápido y solo revive con otro compañero.

De ahí que sea errado pensar que la monogamia es más dura para el hombre que para la mujer, pues según esa nueva evidencia resulta todo lo contrario. Las mujeres tienen el doble de probabilidad de perder el deseo en las relaciones de largo plazo.

En 2012, investigadores de la Universidad de Guelph, en Canadá, entrevistaron a 170 jóvenes que estaban en una relación romántica de entre un mes y nueve años de duración. Sin importar el tiempo, las mujeres perdieron el deseo más rápido: por cada mes extra que se quedaron con su pareja, este disminuyó 0,02 en la escala de función sexual femenina. Por eso, la duración de la relación fue un mejor indicador del deseo que la propia satisfacción sexual. Mientras tanto, el deseo de los hombres se mantuvo intacto.

En 2016, Annika Gunst publicó un estudio en Psychological Medicine con una muestra de 2.000 mujeres finlandesas a las que siguió por siete años. Las mujeres en relaciones de largo aliento perdían cierto nivel de deseo por cada año que pasaba, un efecto que no tuvieron las solteras.

En 2017, otro estudio, esta vez publicado en BMJ Open, tomó una muestra de 7.000 mujeres y 5.000 hombres y tuvo resultados parecidos. Si bien ambos empiezan con mucha emoción la relación, las mujeres son las primeras en desconectarse y esa pérdida de interés varía en esos primeros cinco años.

Aunque ellos también tuvieron fluctuaciones en su deseo, especialmente ante la llegada de los hijos y el surgimiento de problemas económicos, nunca lo hicieron por la duración de la relación. Eso ha llevado a pensar a muchos expertos que la cuarentena simplemente aceleró este proceso. “En el confinamiento, las mujeres sintieron más esa cotidianidad y domesticidad, lo cual pudo acelerar este efecto unos años”, dice Cynthia Graham, profesora de Psicología de la Universidad de Southampton y autora del trabajo.

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Muchos creen que las mujeres tienen una reserva de deseo que se gasta con cada relación hasta que se agota. Otros consideran que a las mujeres les gusta la variedad. Pero Graham se inclina más por la segunda y menciona un estudio que analizó la masturbación en mujeres. “Cuando los hombres están en una relación con una mujer se masturban menos, pero con las mujeres es lo contrario: ellas se masturban más cuando están en una relación con un hombre”.

Otros creen que esto se debe a que quieren buen sexo. El psicoterapeuta Ian Kerner, autor de She Comes First, señala que las parejas de relaciones prolongadas no le dedican mucho tiempo al preámbulo. Del preámbulo al coito hay entre dos y siete minutos, lo cual es muy poco tiempo para que ellas se exciten como debe ser. “Tienen sus mentes en otros lados, no sienten placer e incluso sienten dolor”, dice Kerner. Por eso las mujeres viven, lo que llaman los sexólogos, la brecha del orgasmo. Y no tener el incentivo del clímax pudo suceder durante la pandemia.

Para Wignall y McCormack la sexualidad es un antídoto para los tiempos de crisis y es frustrante ver que las parejas no la están aprovechando para ser más resilientes durante la pandemia.

La falta de deseo no es la muerte de la pareja, dicen los expertos. Por eso, la recomendación es que los hombres vuelvan a conquistar a sus parejas con técnicas que las ayuden a revivir la llama del deseo. Pero si eso falla es importante pedir ayuda, puesto que el estrés que ha generado en todos la pandemia puede ser la raíz de esa renuencia al sexo. Tratarlo ayudaría a vencer ese muro y evitar que las parejas sigan sufriendo en silencio.

Hay que recordar lo que decían los sexólogos a los pacientes de disfunción eréctil antes del viagra, cuando creían que la sexualidad ya había acabado para ellos, y es que en cuestiones de placer, el cuerpo es una fuente ilimitada de sorpresas.

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