El Independiente informa que en una época en la que estamos acostumbrados a consumir podcasts, meditaciones guiadas a través de grabaciones, boletines de noticias rápidos por la radio o audiolibros; era cuestión de tiempo que el formato sonoro se abriese paso en la industria de la erótica. Las plataformas o sitios web para consumir estas reproducciones no paran de crecer en popularidad fuera de nuestras fronteras, especialmente entre las mujeres. Bien sea con tus propias manos o con la ayuda de tu juguete sexual favorito, este novedoso formato se adentra en las fantasías de sus oyentes.

Susana, de 25 años, es consumidora habitual de este tipo de contenido y se adentró buscando otras alternativas. Afirma que el porno visual para ella es un «muy machista» y se cambió al audio erótico, algo que le ha encantado. «Alguna vez he recibido algún tipo de comentario como ¿En serio te gusta esto? o ¿Cómo te puede gustar esto?» confiesa a El Independiente. Además, explica cómo hay amigos y amigas suyos que tras hablarlo con ella y haberlo probado, le confiesan que les ha gustado.

Unas 20 personas en una fiesta que comenzó por la tarde en una casa y terminó una vez cayó el toque de queda. Predominaban las drogas, el alcohol y el […]

«Pienso que cada uno tiene sus fantasías y mientras no se haga daño a nadie, son totalmente respetables», espeta Susana. Los clips describen con gran cantidad de detalle la fantasía en cuestión. Además envuelven a la persona que escucha de forma total gracias a los efectos sonoros explícitos presentes. El universo auditivo es tal que en algunos se puede hasta tener una conversación ficticia con el hilo narrativo del archivo en cuestión.

Se abre así una alternativa emocionante para que las personas se masturben más allá del porno tradicional, basado en una estimulación meramente visual con imágenes o vídeos. Guardando las distancias con el relato erótico escrito, en este formato sonoro generalmente se describen fantasías sexuales o se estimula al oyente de forma directa: desde la interacción o mediante masturbaciones guiadas.

La periodista experta en sexualidad Noemí Casquet afirma a El Independiente que la sociedad actual está «tan centrada» en la pornografía visual que no se ve «más allá» de la «sensorialidad» de nuestro cuerpo. «Siempre se nos ha metido en la cabeza que los hombres son más visuales y las mujeres más sensoriales: esto alimenta un mito y estereotipos de género. Que alguien le estimule la sonoridad tiene que ver más con la persona», subraya Casquet.

«El sonido puede crear mucho erotismo y hacer que nos centremos más, podemos permanecer con los ojos cerrados imaginando para que nuestra sensorialidad se expanda»

Para entender la sensorialidad que se experimenta, Casquet compara el consumo de este contenido erótico con la escucha que realiza alguien con la radio. «Al escucharla tenemos que ser más detallistas con los datos para que el oyente se lo imagine. De esta forma conseguimos apoyarnos en el resto de sentidos y la información que llega es más exacta y estimula más», afirma. En este sentido, se construye en el imaginario toda la fantasía y la imaginación adquiere un poder fundamental.