ABC informa que ¿Cuántas veces has hablado con tus hijos de sexo? Puede que muy pocas o ninguna. Sin embargo, si actúas de esta manera, estás cometiendo un error. Por ello, la doctora en psicología Áine Aventin, de la Queen's University Belfast, ofrece en un artículo titulado « Cómo deberían los padres hablar de sexo con sus hijos», publicado en «The Conversation», las claves para que los progenitores sepan cómo abordar el tema.
1. Empieza pronto. No hay que esperar a la adolescencia. De hecho, la experta recuerda que «este tipo de conversaciones se deberían producir mucho antes». Y es que de la misma manera en la que «los padres llevan de la mano a sus hijos pequeños para cruzar la carretera, les enseñan a tener cuidado y, poco a poco, los niños alcanzan la suficiente autonomía como para cruzar la calle solos», debería hacerse con el sexo: «cuanto antes se empiece, más fácil será».
2. Aprender juntos. La experta recuerda que «muchas personas que hoy son padres en su día recibieron muy poca o ninguna educación sexual. Eso hace que solo puedan tener una vaga idea sobre qué deberían enseñarle a sus hijos… y una idea más vaga aún sobre cómo hacerlo». Sin embargo, las nuevas generaciones han aprendido de sexo sin que sus padres o madres les hayan enseñado. «Los adolescentes lo saben y los padres lo saben, y eso puede hacer que hablar de sexo parezca un reto insuperable».
3. Evita el «tenemos que hablar«. La experta aconseja optar mejor «por pequeños momentos didácticos». Se trata de «tener conversaciones breves, aunque frecuentes, que pueden empezar cuando, por ejemplo, vemos una cuestión relacionada en la tele o una amiga de la familia se queda embarazada. Esto evitará la incomodidad y normalizará el hecho de hablar de sexo».
4. Escuchar en vez de dar la charla. Si los progenitores se van a dedicar a «soltar la charla», los adolescentes huirán. «La verdad es que no se les puede culpar de ello», asegura la experta, que aconseja que «siempre es mejor escuchar que decirles lo que tienen que hacer. Los padres deberían averiguar por qué su hijo está preguntando y luego responder lo mejor que puedan evitando la tentación de intentar darles una lección. Esto dará tranquilidad a los jóvenes, pues sabrán que en el futuro podrán obtener respuestas sin que les juzgue por ello».