Cuando tuvimos la oportunidad de probar el FIFA 20 os hablamos de sus diez mejores más destacadas. Y sí, la jugabilidad del simulador de fútbol once sigue avanzando hacia un mayor realismo. Pero lo verdaderamente importante no podíamos contároslo hasta hoy. Se trata de nuestra experiencia jugando a VOLTA pero antes de ver cómo es, digamos lo que es.
Si recordáis la franquicia de FIFA Street os será familiar la relación de EA con el fútbol callejero y sus piruetas. Por ahí va la cosa pero también será muy diferente. VOLTA es un modo de juego dentro de FIFApero con la suficiente entidad para ser un título propio (más tarde vamos a por qué está bien que no lo sea). Empezamos a partir de un modo historia para el que tendremos que diseñar nuestro propio avatar, chico o chica, da igual, este modo de juego es completamente mixto. Después, empezaremos a formar parte de un equipo e iremos avanzando por torneos de pista en pista y de país en país. Los torneos y la pista cambian dependiendo de la ciudad en la que juguemos.
Hay 17 por todo el mundo y sus características cambian por completo el juego. Podemos decir que la pista hace que VOLTA sea casi tres juegos en uno. Dependiendo del terreno de juego el partido será un 3 para 3, un 4 para 4 o fútbol cinco a lo fútbol sala. Pensarás, bueno, uno más o uno menos, no hace tanta diferencia… Solo en el 5 contra 5 hay un portero de área capaz de tocar el balón con la mano, en el 4 para 4 hay un defensa que suele quedarse retrasado y en el 3 para 3 hay un intercambio total entre jugadores. Vamos, que puedes estar ganando por goleada en un modo, pasar a otro y sentirte tan pez como para que te metan siete. Pero la diferencia no solo es el portero, en los campos pequeños suele haber pared o verjas y no hay árbitro, mientras que en los grandes hay líneas de fuera. Sí, cuando hay pared esta se puede utilizar para rebotar el balón que, para más complejidad, tiene un comportamiento distinto si es muro o valla. Piensa que, si hay fueras, hay corners (y lanzamientos de falta) mientras que en el 3 para 3 todo se resuelve con un saque inicial. Ah, se me olvidaba, el tamaño de la portería también cambia. Lo que decía, tres juegos en uno… dentro de otro.
El desarrollo es sencillo pero innovador, puedes elegir controlar a tu avatar o a todo el equipo, pero solo tu personaje mejora sus habilidades. ¿Cómo se mejora el equipo? Al vencer a un rival puedes elegir a uno de sus jugadores para que se añada a tu plantilla. Así vas mejorando el conjunto y, como los creadores nos aseguran, esperan que con el online lo que más se fichen al vencer a otro equipo sean avatares. Es decir, que esperan que al ser estos los únicos que mejoran, acaben siendo los más atractivos para elegir y al final la dinámica de fichajes sea un universo de avatares de creación propia. Por si te lo estás preguntando el jugador no se roba, se elige y se duplica en tu plantilla, pero el otro jugador aún lo conserva. Tu avatar está a salvo.
Antes de que desesperes, te diré que no, que no salen los jugadores profesionales de fútbol once que todos conocemos aunque sean estos los que pueblan los vídeos promocionales. Podrás jugar amistosos tipo VOLTA con ellos, y alguno como Vinicius hará un cameo en el modo historia, pero dentro del juego solo encontrarás jugadores de fútbol urbano. Entre ellos, habrá alguna estrella real de esta desconocida parte del deporte rey, pero aún no tenemos nombres exactos. Irás avanzando por diversas ciudades de todo el mundo, desbloqueando pistas y mejorando tu equipo con los miembros de los rivales que vayas derrotando.
En cuanto al avatar, tienes unas posibilidades de personificación tremendas para él y todo el equipo. No solo físicas, aunque de eso ya te aseguró que podrás pasarte horas tocando detalles para hacer que se parezca a ti más que tu foto del DNI, me refiero a los accesorios. Hay una cosita, llamada carisma, que mejora las estadísticas de tu jugador y del equipo y se consigue mediante la ropa, peinados y deportivas. Solo pudimos jugar una mañana al juego, aún en desarrollo, y te podemos asegurar que nos bastó para que nos sobrepasaran las posibilidades de personalización y las diferentes estéticas que puedes conseguir. Es más, si te cansas de tu avatar puedes, incluso, cambiarlo de sexo con toda su personalización. Da un resultado tipo Face App, pero oye, es un detalle.
A todo esto, la gran pregunta. ¿Por qué no es un nuevo FIFA Street y sí un modo de juego dentro de FIFA 20? Al contrario que en el mítico juego urbano, VOLTA comparte la jugabilidad de FIFA. Es decir, si sabes jugar a FIFA sabes manejar VOLTA. Tendrás que adaptarte al tipo de juego pero la habilidad de uno se traslada a otro. Claro que hay cierta adaptación, los regates se han simplificado mucho y para la mayoría de ellos basta con un movimiento del joystick derecho. Pero cuestan y requieren precisión, no hay cámaras lentas ni lucecitas y rayos. Aunque si tienes un buen jugador podrás hacer más filigranas que en el once para once, no es tan distinto de regatear allí. La sensación que dejó jugar durante horas (creo que ninguno de los asistentes pasó menos horas jugando a VOLTA que al FIFA normal) es la de competitividad. Al trasladar la jugabilidad de un modo a otro, excepto por leves retoques esenciales en espacios tan reducidos, hacen que te sientes compitiendo en VOLTA como lo haces en FIFA. VOLTA es un lugar donde entrenar regates y en el que puedes agacharte para empujar el balón de cabeza, sí, pero también hay que pasar, defender, proteger con el cuerpo y estar concentrado para ganar. Especialmente en el 5 para 5 (en donde VOLTA en realidad es un simulador de fútbol sala) este nuevo modo consigue capturar la sensación de realismo futbolístico que FIFA siempre ha perseguido.
Aunque un juego dependa de otro, lo cierto es que si VOLTA demuestra el potencial que pudimos comprobar no aseguramos, como tampoco lo hicieron sus desarrolladores, que en algún momento sean juegos separados. No sé nos ocurre otro FIFA con una novedad tan atractiva respecto a su anterior edición. Esa será la gran arma de FIFA 20, que puede que en unos años nos demos cuenta de que era un dos por uno.
Fuente: esquire