La increíble historia de Olivia Moultrie, futbolista profesional

Por  Staff Puebla On Line | Publicado el 03-03-2019

Hace dos años Olivia Moultrie fascinó a algunas personas, y conmocionó a otras, en la industria de los deportes femeninos cuando, a sus 11 años, anunció que había aceptado una beca para jugar futbol en la Universidad de Carolina del Norte.

Ahora Moultrie, la futbolista estadounidense más joven en aceptar públicamente una oferta para el deporte colegial, se convirtió en la futbolista más joven en renunciar a esa posibilidad universitaria para enfocarse en jugar a nivel profesional.

Moultrie, de 13 años, anunció el 25 de febrero que firmó un acuerdo de representación con Wasserman Media Group, una agencia deportiva, y un patrocinio multianual con Nike. Con esas decisiones, Moultrie comenzó de manera formal su carrera profesional.

El agente de la joven deportista, Spencer Wadsworth, se rehusó a divulgar los términos del acuerdo con Nike, aunque mencionó que tenía un valor económico superior al de una beca de cuatro años en una universidad estadounidense con un destacado programa deportivo, las cuales suelen estar valuadas en unos 300.000 dólares.

“Es un giro en el mundo del deporte femenino”, comentó Wadsworth. “Cada vez es más frecuente ver que el futbol femenino esté al parejo del masculino, y que haya más oportunidades para ellas”.

Moultrie ya ha llamado la atención por sus prodigiosas habilidades técnicas y el enfoque poco tradicional con el que su familia ha tratado su naciente carrera. Desde hace tiempo, Moultrie ha jugado con futbolistas de mayor edad en la selección juvenil femenina de Estados Unidos así como con clubes masculinos cerca de la casa de su familia en Canyon Country, California.

En 2018 Moultrie realizó varios viajes a Europa para reunirse y entrenar con algunos de los clubes más grandes de ese continente: Olympique de Lyon y Paris Saint-Germain, en Francia, y el Bayern Munich, en Alemania. La deportista, con ayuda de su padre K. C., también es activa en sus cuentas de redes sociales en las que publica videos con sus mejores jugadas y solo en Instagram ya tiene más de 90.000 seguidores.

“Me siento mal por casi todas las niñas que practican futbol, pues cuando juegan al nivel de universidad después no hay un millón de dólares al final del arcoíris”, comentó K. C. Moultrie en entrevista con The New York Times el año pasado. “Creo que si en verdad eres una jugadora de élite —si tu meta es ser una futbolista de talla mundial y una profesional y, en el caso de Olivia, ser la mejor jugadora del mundo— practicar futbol universitario jamás será mejor que hacerlo a tiempo completo”.

El siguiente paso de Moultrie no está claro. Mudarse a Europa para jugar en esas ligas femeninas será casi imposible hasta dentro de varios años; las reglas de la FIFA, con contadas excepciones, por lo general no permiten que los jóvenes prospectos firmen con clubes extranjeros antes de cumplir los 18 años.

Una posibilidad más realista sería que Moultrie se integrara como jugadora en desarrollo a un equipo en la máxima liga femenina de Estados Unidos, la NWSL. Sin embargo, ese camino tiene sus propios obstáculos: la liga tendría que crear nuevas reglas de asignación para la situación particular de Moultrie y las normas actuales establecen que una futbolista debe tener 18 años para jugar en la NWSL.

Moultrie ha recorrido un camino inusual desde hace años. Comenzó un intenso entrenamiento específico para futbolistas cuando tenía 7 años: recibe su educación en casa desde el quinto año de primaria, a fin de tener un horario más flexible para practicar futbol, y fue la primera niña en jugar para un equipo masculino juvenil en el sistema de la Academia de Desarrollo de Estados Unidos. Moultrie tenía 10 años cuando comenzó a asistir a los campamentos de reclutamiento universitarios y a los 11 aceptó la oferta de la Universidad de Carolina del Norte.

Su renuncia a la beca no fue una gran sorpresa. Empresas como Nike y Adidas han tenido a Moultrie en la mira desde hace tiempo (técnicamente a los atletas de nivel colegial se les prohíbe tener un acuerdo de patrocinio oficial). En 2018, cuando ella aún no era una jugadora profesional, Nike la incluyó en una campaña local para uno de los zapatos deportivos de la empresa. Y el domingo 24 de febrero Moultrie apareció, por un breve instante, en un comercial de Nike sobre atletas femeninas.

Por medio de un vocero, Nike se rehusó a dar comentarios sobre su acuerdo con Moultrie.

Anson Dorrance, el entrenador de la Universidad de Carolina del Norte y la persona que le ofreció la beca a Moultrie, mencionó en una entrevista el 25 de febrero que le daba gusto que Moultrie hubiera firmado un acuerdo por la que él suponía era una cantidad significativa de dinero y destacó que la mayoría de las futbolistas siguen luchando por tener un ingreso que les permita tener una vida estable como profesionales. Dorrance señaló que el anuncio de Moultrie fue una buena noticia para el futbol femenino.

“Perdimos a una gran jugadora que optó por las filas profesionales, y la apoyamos por completo si los incentivos económicos son buenos”, dijo Dorrance.

Aunque desde hace tiempo es común que en Estados Unidos los chicos se salten la universidad para buscar carreras en el futbol, es una maniobra que hasta ahora era complicado excepto para algunas chicas.

Por ejemplo, tan solo dos jugadoras de la selección mayor femenina estadounidense han rechazado ofertas de becas universitarias a cambio de probar suerte como profesionales. Mallory Pugh tenía 19 años cuando se unió a las filas del Washington Spirit de la NWSL en 2017, antes de siquiera ponerse el uniforme de la Universidad de California en Los Ángeles. En 2012, Lindsey Horan ingresó al Paris St.-Germain a los 18 aunque antes había aceptado una oferta de beca de la Universidad de Carolina del Norte.

Sin embargo, Moultrie es un caso atípico en extremo debido a que lo hizo desde los 13, aunque lo más probable es que pasen años antes de que tenga una oportunidad para probarse ante una mayor audiencia.

Dorrance comentó que las habilidades de la adolescente son más que suficientes para prosperar y dijo que la única duda es cuánto más puede madurar en su desempeño físico.

“Ese es el riesgo para cualquier joven que tenga la ambición de jugar a un alto nivel”, opinó Dorrance, “o para una empresa de zapatos, o un equipo profesional, que firme contratos con ellas desde muy jóvenes”.

Fuente: The New York Times

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