El Grand Prix d'Horlogerie de Ginebra es algo así como los Juegos Olímpicos, la Copa del Mundo, la Champions y el anillo de la NBA de la relojería. Creada en 2001, el certamen premia a los relojes que hacen que los ojos se queden así de abiertos por su artesanía, exclusividad y prestigio... y el ganador de este año no fue la excepción.
El destinatario de la Aiguille d’Or 2018 fue el Récital 22 Grand Récital, un tourbillon del fabricante suizo Bovet. No hay que echar más que un vistazo para ver que éste no es un tourbillon cualquiera. El reloj en sí ofrece a los clientes una visión del mundo como se ve desde las oficinas centrales de Bovet en Môtiers, con una luna tridimensional que viaja alrededor del mundo y un sol representado por un tourbillon volador.
El Récital 22 Grand Récital está disponible en oro rojo o platino y cuenta con un poderoso diámetro de 46 mm. Además, alberga un calendario perpetuo en la parte posterior y una medida visible de hora, día, mes y año bisiesto en las ventanas correspondientes.
Por supuesto, esta es una pieza con una producción extremadamente limitada. Interesados, llamad a Bovet.
Fuente: esquire